27 nov 2017

Adolfo Cueto, investigación y saudade

Publicado en La Nueva España el 25 de noviembre de 2017

“La Historia es una ciencia humana y como todas las de este tipo no puede ni pretende llegar a saberes absolutos, entre otras cosas porque el hombre no es un objeto puramente racional y lógico. No obstante, igual que las ciencias puras, es capaz de sacar conclusiones válidas”.

Como habrán supuesto esto me lo cuenta un historiador. Pues sí, lo dice Adolfo Cueto Rodríguez (Villatresmil, Tineo, 1982) que lo es.

La Historia, las ciencias humanas, son menospreciadas en una sociedad cada vez más economicista que las ha relegado a un papel secundario en la educación en donde son consideradas “marías”. Adolfo, por el contrario, les otorga una función relevante: “creo que el papel de las ciencias humanas y sociales en la educación es tan importante porque enseñan a pensar la vida en sociedad de forma compleja y lógica”.

Es curioso que sin embargo desde la política se recurra a la Historia siempre para utilizarla en favor de los intereses partidistas. “El problema es el uso y sobre todo el abuso de los hechos históricos para condicionar el presente. En las sociedades genuinamente democráticas no hace falta que el pasado sea un condicionamiento absoluto del futuro”.

A los que amamos la Historia nos quedan muchas dudas, a mí al menos, del papel que ejerce hoy en día esta disciplina científica. Le pregunto por ello. “En esta sociedad de la desinformación en la que vivimos, donde lo que llegan son los mensajes efectistas contenidos en un puñado de caracteres, no da tiempo ni deja espacio al matiz y a la crítica. Queda la réplica igualmente breve, pero los profesionales de la Historia, armados con todos nuestros argumentos y matices, no somos operativos en ese formato de discusión telegráfica”.

Me identifico plenamente con esta opinión.

Este joven historiador realizó sus estudios en el Colegio Público El Pascón, el IES Concejo de Tineo y más tarde se licenció en Historia en la Universidad de Oviedo. Quién se lo iba a decir a él que de niño tenía inclinación por las ciencias naturales.

Con posterioridad realizó un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Después pasó a la UNED porque allí está el que él considera el mayor especialista español en Historia Contemporánea de Portugal, Hipólito de la Torre Gómez, que es quien dirige su tesis doctoral sobre el tema de la policía colonial del país vecino. Su intención es defender la tesis en el primer semestre del año que viene.

Obtuvo una beca del programa de Formación de Profesores Universitarios, del Ministerio de Educación. Gracias a la beca fue acogido en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidade Nova de Lisboa. Con posterioridad recibió una invitación del Instituto de Historia Contemporánea (IHC) de esa universidad para integrarse en su cuadro de investigadores. Allí está desde 2012.

En la actualidad trabaja en un proyecto, que llevan a cabo desde el Instituto de Historia Contemporánea, para hacer una historia de la policía en Portugal, un museo y acondicionar un centro de documentación para la Políciade Segurança Pública (PSP).

Este proyecto, que durará varios años, es una iniciativa de la propia PSP y financiado por ella. El propósito es acercar este cuerpo policial a los ciudadanos poniendo en orden y haciendo accesible su patrimonio documental, material y también las memorias. “En relación a esto último, celebramos anualmente lo que llamamos “Os días da memoria”, que consisten en la recogida de testimonios de personas de la policía o relacionadas con ella sobre momentos y situaciones históricas concretas para acercar los grandes hechos a la gente”.

El museo se está construyendo en el antiguo edificio del Governo Civil de Lisboa, en el Bairro do Chiado. El centro de documentación está proyectado para que sirva a la propia policía y a todos los interesados en consultar la parte de su archivo que legalmente pueda tener acceso público.

Dentro de este gran proyecto tienen en marcha una historia de las policías y la PSP (creada en 1876), Adolfo Cueto está desarrollando su historia durante el Estado Novo (régimen dictatorial vigente en Portugal entre 1933 y 1974).
Tengo que aclarar que Adolfo es el único investigador extranjero del equipo.

Por cierto, se me olvidó preguntarle si le perdonan las multas de tráfico.


Este trabajo no significa que haya dejado de lado otros apartados. Sigue estudiando la política colonial portuguesa durante la dictadura y aspectos relacionados con los procesos de descolonización.
Pasando a otros temas se muestra como un “ferviente defensor de la educación pública y de calidad. La educación es la base de una sociedad dinámica, inclusiva, tolerante, responsable y justa”.

Otra vez más me identifico con lo que dice.

No podía ser de otra forma y le pregunto por sus lecturas. Se decanta por las científicas y la prensa. “Leo mucha prensa, española e internacional, todos los días y de varias tendencias. Ese frenesí, paradójicamente, me deja poco tiempo para leer por placer”.

Su salida de España no fue por motivos económicos, sino académicos “al ser mi tesis sobre Historia de Portugal. Luego la acogida y las posibilidades que me fueron surgiendo han hecho que optase por quedarme”.

En su momento le gustaría volver para dedicarse a la docencia, si puede ser universitaria mejor, pero sin abandonar la investigación. “Me gustaría volver para asumir compromisos y responsabilidades cívicas, para aportar a la sociedad que me ha criado”.

Volviendo a la manipulación, sí manipulación, de la Historia no puedo dejar de preguntarle al historiador por la situación de Cataluña.

“Comprobado que no hay salida en la secesión, en Cataluña debería haber un debate "informado" de  cuáles son las razones y las reivindicaciones reales de cambio y de permanencia, dentro del marco legal, que por supuesto se puede cambiar, pero en tiempo y forma; y en el conjunto de España tendremos que hacer lo propio para ver qué hay que corregir, para evitar que una parte importante de la sociedad catalana u otra no se reconozca en la legitimidad  de las instituciones democráticas del Estado”.

Una respuesta muy lógica, pero creo que ya tenemos claro que en estos casos imperan los sentimientos, aunque sean manipulados, y no el raciocinio. Desgraciadamente me parece que el buen criterio de Adolfo no es lo que se estila.

El investigador e historiador tinetense prosigue con argumentos lógicos y atinados: “Esté la solución en el nivel de las políticas, en el de la estructura o en una unión de ambas, esa solución tendrá que ser informada —repito—, debatida y acordada para que en última instancia sea legítima. Y llegados a ese punto,  lo que yo exigiría sería que lo que se fuese a hacer se guiase por el respeto escrupuloso al principio de la igualdad de todos”.

Pues me parece a mí que no va a ser así, querido amigo.

La conversación podría alargarse entre nosotros ad infinitum, no puede ser.

Me imagino que a pesar del cariño que tiene a las gentes y tierras portuguesas algo de saudade tendrá. Pues como los fados, tan cargados de melancolía y nostalgia, el resultado de su trabajo será hermoso.

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