26 ene 2019

El suroccidente cierra

Publicado en La Nueva España el 25 de enero de 2019

Tras cincuenta y cuatro años de vida la central térmica del Narcea, ubicada en Soto de la Barca (Tineo) va a cerrar. Era sabido, era esperado, pero no por ello deja de causar tristeza y desolación. El cierre de las minas fue el anticipo, esto es la puntilla. Otro mazazo para Tineo y el suroccidente asturiano.

Creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos somos conscientes de los efectos negativos del cambio climático. Sabemos que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) son perjudiciales para nuestra salud y que tenemos que cambiar los modos de obtención de energía y de fabricación. Lo comprendemos. Lo que nos cuesta comprender es esta prisa repentina y sin alternativas.

Los procesos de producción cambian tan rápido que no nos da tiempo a asimilarlos ni adaptarnos a ellos. Las soluciones no son fáciles ni están a la vuelta de la esquina. La globalización empresarial, la robotización, las nuevas tecnologías - ¿cuándo dejarán de ser nuevas? – las desregulaciones y las operaciones financieras salvajes están poniendo patas arriba este mundo que a duras penas comprendíamos y que ahora nos desborda. En el caso de España, y de Asturias, habría que añadir la desindustrialización que en los años 80 del siglo pasado abrieron un camino que no sabemos a donde nos conducirá. Pero esa es otra historia o tal vez no.

Lo trágico de la situación del suroccidente asturiano es, repito, que hace más de diez años ya se hablaba del posible cierre de la térmica de Soto de la Barca y aún hace muchos más del de las minas y, sin embargo, nos quejamos como si fuese algo que nos pillase por sorpresa. Hemos estado esperando, impasibles, lo que parecía inevitable. Intento comprenderlo. No lo consigo. No entiendo la falta de iniciativa de quienes tenían la obligación de buscar otras opciones que pudiesen generar empleo. No encuentro una sola justificación a su dejadez.

No se intensificaron las políticas de apoyo al suroccidente, ni siquiera existió la intención de buscar algunas alternativas. Y digo intentar, no conseguir. No hubo actuaciones ni locales ni autonómicas encaminadas a esa búsqueda. Carecemos de una política de captación de empresas.

Se plantea la diversificación de los recursos con el fin de mejorar la situación, los montes o el turismo. Y todo eso está muy bien pero ¿es suficiente? Aquí podríamos hablar de los fondos Leader o los mineros aunque no sé para qué ya que no cumplieron con sus objetivos.

Los ayuntamientos de la comarca no han tenido ni la iniciativa, el empuje o la capacidad para enfrentarse a ese enorme reto. No lo han intentado. Han dedicado tiempo y recursos a otros menesteres, que pueden estar muy bien para salir en las páginas de  la periódicos pero que no sirven para generar empleo. No han estado a la altura del desafío.

Llegan las elecciones y los partidos políticos nos volverán a contar el cuento de la lechera. Tendríamos que preguntarles que han hecho para merecer nuestro voto, la respuesta la tenemos ante nuestros ojos.

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