Publicado en La Nueva España el 6 de febrero de 2019
Aunque se quiera ver una mejoría
en los índices de lectura en España no dejará de ser un acto de buena voluntad.
Un incremento del 1,4 % respecto al año anterior, según el Barómetro de hábitos
de lectura y compra de libros 2018, elaborado por la Federación de Editores de
España (FGEE), no es relevante.
Los datos generales de lectura de
libros son pobres. El más destacado es que un 38,2 % de los ciudadanos no lee. Otro
que hay que tener en consideración es la relación entre el nivel de estudios
finalizados y la ratio de lectores. Los universitarios son los que más leen.
Un 67,2 % de la población lee
libros. Dicho así parece bastante, pero al cocer mengua. Si vemos el porcentaje
de quienes lo hacen por ocio este se queda en un 59,7 %. Un 28,9 % lee por
motivos de trabajo o estudio.
Es necesario aportar más cifras.
Para hacernos una idea más
cercana a la realidad tenemos que repasar los datos de la frecuencia lectora de
libros en tiempo libre. Y así afinando un poco más… los números empeoran. El 49,3
% lee libros en su tiempo libre. Va menguando. El número de lectores que lee
todos los días o casi todos se queda en un triste 32,6 %. Quienes leen una o dos
veces a la semana son un 16,7 %. Entre los lectores ocasionales, 12,5 %, leen alguna vez al mes el 7,9 % y un 4,6 % lo
hace ocasionalmente al trimestre. No es para tirar voladores.
Esto no significa que los datos
sean mejores en lectura de periódicos o revistas, todo lo contrario, han
bajado. Suben los lectores de webs, blogs y foros y se mantienen los de redes
sociales. El paraíso de los bulos va viento en popa.
¿Razones para no leer? Son muy
claras: no les gusta o interesa y, sobre todo, no tienen tiempo.
Vayamos a otro indicador que
resulta clarificador. La media de libros leídos el año pasado, entre el 67,2 %
que lee, fue de 10,3. No llega a un libro al mes. No parece mucho. Se va
confirmando que el número de lectores es bajo y sus lecturas son pocas. Recuerdo
que las cifras las ofrecen los editores españoles y están basados en 5004
entrevistas.
Si nos centramos en el número de
libros por hogar resulta que la media es de 233. Pues no está mal, aunque
pienso en mi entorno y no me cuadra la cifra. Veamos. Un 16,3 % de los hogares
españoles tiene menos de veinte libros. El 46,3 % tiene entre veinte y 100
libros y un 37,4 % tiene más de 100 libros. Así me cuadra.
Eso significa, una vez más, que un pequeño porcentaje de ciudadanos destaca: un 8,3 % tiene más de 500.
Eso significa, una vez más, que un pequeño porcentaje de ciudadanos destaca: un 8,3 % tiene más de 500.
La lectura en soporte digital
sigue aumentando lentamente. Las mujeres leen más que los hombres y entre los
jóvenes no es una pasión.
Entre los adolescentes esto de la
lectura va bien hasta los catorce años, a partir de esa edad se produce un
bajón que se recupera un poco a partir de los dieciocho, pero sin alegrías. El
uso de las bibliotecas por parte de los jóvenes está descendiendo, incluido el
servicio de préstamo. Argumentan la falta de costumbre y de tiempo.
El barómetro de la FGEE está
disponible en Internet y ahí lo pueden ver íntegro. Tendrán que leer.
Esa falta de tiempo o de costumbre
para no leer libros son argumentos recurrentes que me crean dudas. Pasamos ante
el televisor unas cuatro horas diarias. Los ingresos económicos de los
videojuegos están a punto de sobrepasar a los de libros, lo que significa que
tiene muchos adeptos que le dedican sus horas.
Siento contradecir al gremio de
editores pero la lectura no tiene buena salud en España. El móvil, que tantas
alegrías nos da, no se utiliza para leer libros. En los periódicos muchos se
quedan en el titular o en la entradilla. Todo lo que suponga leer más de un
folio, una sola cara, se considera un rollo.
Para muchas personas la lectura
implica un esfuerzo que no están dispuestas a asumir. No perciben ninguna
recompensa ni estímulo, a pesar de que reconocen que leer es importante.
Curiosa paradoja. Pues deben empezar a planteárselo. Según una investigación de
la Universidad de Yale leer libros mejora la esperanza y calidad de vida.
¡Alarga dos años la vida!
Quien sabe, tal vez las
desigualdades empiecen por la lectura y continúen por otros caminos que nos
conducen a las graves diferencias
sociales y económicas que tenemos. Y lo digo por aquello de que la vía más
accesible para adquirir conocimientos es la lectura y el conocimiento nos da seguridad
y les quita poder a los demás.
Hace tiempo escuché a Manuel
Vicent decir que cultura es aquello que queda tras haber leído dos mil libros. Si
él lo dice lo doy por bueno. Me parece que entonces tenemos un serio problema
en España.
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