Publicado en La Nueva España el 2 de septiembre de 2019
Quedamos a la hora más torera
para tomar un café y charlar. La tarde, un poco gris, no nos intimida y nos
sentamos en la terraza. No lo parece pero seguimos en agosto y el juez Daniel
Prieto Francos (1987) disfruta las vacaciones en su Tineo natal. No perdona las
fiestas de San Roque, son una cita obligada. Está en casa.
Ha tenido tiempo para pasar unos
días en Galicia donde dejó buenos amigos en su etapa como juez en Cangas de
Morrazo (Pontevedra).
Nos conocemos de toda la vida y
la conversación discurre tranquila y en confianza. Dani o Daniel, cómo le
llamamos todos en Tineo, sigue siendo una persona muy cercana.
En la actualidad tiene su plaza
en el Juzgado nº 2 de lo Social en Ponferrada, pero de momento tiene una
comisión de servicio y trabaja en Madrid como asesor de Planta del Ministerio
de Justicia.
Se le nota que está a gusto en su
destino.
Ante mi ignorancia lo primero que
hace es explicarme que es eso de Asesor de Planta. Lo deja muy claro, es un
puesto técnico. Se trata de un nombramiento discrecional, en este caso de la
ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Comparte trabajo con otras
treinta personas: diez jueces, diez fiscales y diez secretarios. Asesoran
jurídicamente al Ministerio de Justicia o a otros ministerios siempre y cuando
los asuntos tengan relación con temas legales. Ejercen las competencias de
Justicia en aquellos territorios que no tienen asumidas las transferencias.
Daniel Prieto desarrolla sus
funciones en la Secretaría General de la Administración de Justicia, desde
donde coordinan todo el engranaje del Ministerio.
A partir de ahí, faltaría más,
hablamos de la situación de la Justicia en sus aspectos materiales.
Admite que existen deficiencias.
La compatibilidad informática en todo el Estado sigue siendo un problema sin
resolver. Respecto a la falta de personal y juzgados me informa que a pesar de
la prórroga presupuestaria se van a poner en marcha más de cuarenta nuevos
juzgados y se crearán trescientas plazas de jueces y fiscales. Afirma,
convencido, que el Ministerio hace lo que puede.
La conversación discurre sin un
orden preestablecido. Saltamos de un tema a otro sin problema alguno.
Se levanta un poco de aire. El
café nos mantiene a la temperatura adecuada.
Repasamos algunos casos judiciales
de actualidad y sale a relucir la desconfianza ciudadana hacia la Justicia. Lo
asume. Reconoce la lentitud. Además de las carencias existentes, el juez Daniel
Prieto argumenta que el derecho a la defensa, en los casos más complicados y
mediáticos, suele ralentizar el desarrollo de las actuaciones judiciales.
Traduzco esa defensa por entorpecimiento del proceso, sonríe.
A esto le suma la falta de jueces
y sobre todo la mala distribución de los mismos. Me lo tiene que aclarar. Me
explica que las demarcaciones judiciales son del siglo XIX y que es necesario
hacerlas más racionales.
Entendido. Eso significa
concentrar juzgados y eliminar los menos operativos, o dicho de otra forma, los
que menos casos tienen que a su vez se asientan en los territorios más
despoblados. Medidas poco populares, sin duda. Esto lo digo yo, Daniel me
escucha.
Recalamos en la cuestión de la
prisión provisional y ahí se muestra muy cauto. No es partidario de su aplicación
sistemática. La cárcel es una pena muy dura y debe mediar una sentencia
judicial.
Vuelvo al retraso de las
sentencias y que pierden su sentido ejemplarizante. Me corrige. Las sentencias,
argumenta, no tienen que ser ejemplarizantes. Tienen que ajustarse a la Ley.
Podemos acabar siendo justicieros. No hace concesión al populismo. Se nota que
es juez.
El frescor de la tarde no nos
levanta de la mesa.
Sigo en mi línea y él me va
aclarando las cuestiones que le planteo. Llegamos a los jueces que se pasan a
la política y regresan a la judicatura.
Cree que no deberían existir
trabas. Eso sí, matiza la respuesta. Considera que no es lo mismo volver al
juzgado de un pueblo que a la Audiencia Nacional. En el caso de los organismos
más sensibles, cómo los denomina, se podrían arbitrar mecanismos para retrasar
su reincorporación.
En sentido estricto parece
sensato pero a mí, como ciudadano, me quedan dudas.
¡Y, cómo no! hablamos del otoño
caliente que se avecina. La referencia a la sentencia de los políticos presos
era obligada. No conoce el veredicto, evidentemente. Tiene su opinión, que se
guarda. Coincidimos, al igual que todos, en que va a influir en la vida
política. Nos preocupan las consecuencias y de ello hablamos un poco. Pero eso
queda en el ámbito de la confidencialidad.
La interinidad del Gobierno tiene
repercusiones en todos los ámbitos. A pesar de la paralización legislativa el
trabajo no les falta. Daniel Prieto se siente bastante orgulloso del trabajo
que realizaron en el Decreto-ley de medidas urgentes en materia de vivienda y
alquiler.
Una vez más pone luz en mis
sombras.
Con ese decreto se intentó
proteger más al arrendatario y se criticó que no hubiese una limitación al precio
del alquiler. No es tan fácil, me dice. Se corría el riesgo de desincentivar el
alquiler por un lado y, por otro, el derecho de la propiedad se podría ver
afectado e incluso entrar en colisión con la Constitución. Esa limitación le
resulta muy discutible.
Tengo que poner la cazadora. El
aire empieza a ser un incordio. Los cafés hace un rato que nos los ventilamos.
Daniel tiene una cita ineludible.
Acabamos con sus preferencias de
destino, el actual o el juzgado. Le gusta ser juez, lo de ahora es muy distinto
pero enriquecedor. En muchas ocasiones, afirma, hay que trabajar contra reloj.
Pone cara de pillo cuando me dice “aquí no mandas, te mandan”. Ah, en principio
no se ve trabajando para otro gobierno. Lo dejo estar, eso es cosa del futuro.
De momento, el juez Daniel Prieto
Francos, tinetense, miembro de Jueces para la Democracia, continuará en la
Villa y Corte. Más adelante se verá. De todas formas, la Sala nº 2 de lo Social
en Ponferrada le guardará la ausencia.
Nos despedimos. Él a su cita
ineludible: una partida de mus, yo a lo mío.
Como siempre, señoría, ha sido un
placer charlar con usted. Que todo te vaya bien, Dani.
Juez de Tineo en la Villa y Corte by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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