4 mar 2020

La belleza de Carmen


  A los libros, como a todo, podemos calificarlos de muchas maneras. Hoy quiero hablarles de un libro guapo. Sí, de un libro estéticamente hermoso. Tiene más cualidades, desde luego, pero esas las dejo en un segundo plano. Voy a hablarles de Carmen de Prosper Mérimée, ilustrado por Benjamin Lacombe y traducido por Mauro Armiño.

  La novela romántica de Mérimée se publicó en 1845 y se hizo famosa mundialmente gracias a la ópera de Bizet, estrenada en 1875. La protagonista se convirtió en un símbolo de la mujer independiente a la vez que seductora, capaz de levantar tales pasiones en los hombres como para conducirles a su perdición.

  Benjamin Lacombe es el responsable de la idea y de las ilustraciones de esta edición de Carmen. Su trabajo lo ha realizado principalmente ilustrando libros juveniles con varias incursiones, como esta, para adultos. Sus dibujos tienen un aire caricaturesco, infantil y están cargados de ternura.

  Lo primero que me llamó la atención del libro fue la cubierta. Cuando la toqué, por que hay que tocarla, aún me sorprendió más: ¡la cubierta está bordada! Tras esa sensación, llegaron otras muchas.

  Olvídense de eso de negro sobre blanco. En este libro apenas hay. La novela de Mérimée la leemos en blanco sobre negro.

  Las ilustraciones de Lacombe son poderosas. Atrapan la mirada y en más de una ocasión desconciertan. Son hermosas.

  Para las pinturas en color el autor utilizó el gouache y el óleo sobre papel. Algunas son a doble página y hay que recrearse en los detalles. Utiliza también la técnica de la tinta china sobre papel. El resultado es precioso a la vez  que intrigante. Le aplicó una técnica de barniz selectivo que se llama reserva brillo.

  No tenía ni idea de que tal cosa existiera y busqué la explicación. Con esta técnica se dejan ver ciertas partes del dibujo que se modifican y puedes ver en su totalidad cuando das una inclinación a la página. También se aprecia, según pude comprobar, cuando la luz incide sobre el dibujo.
Es una pasada.

  El fondo negro, el color de la hoja, y los dibujos en blanco y negro, son muy efectistas y les confieren gran intensidad expresiva. Las ilustraciones nos llevan a un lugar de ensueño donde se mezclan imágenes infantilizadas con otras surrealistas. A ello contribuye la representación de Carmen como una araña que teje su telaraña alrededor de un hombre que nunca se escapará de su red.

  Por cierto, según Lacombe, el rostro de Carmen está inspirado en tres mujeres reales: Penélope Cruz, Paz Vega y una amiga suya de la que no da el nombre.

  El libro incluye, además, la tercera de las cuatro Cartas de España de Mérimée que fueron publicadas en La Revue de París en 1831. Esa carta sería el origen, en 1845, de Carmen. Las hojas pasan a ser de color salmón – contiene también las notas - lo que le confiere su propia entidad y las desmarca de resto. Las últimas páginas, en color Burdeos, recogen las biografías y bibliografías.

  Lo dicho, es un libro hermoso… para leer y ver. Este, en mi caso, tiene un valor añadido más: es el regalo de unos queridos amigos.

  Si tienen la oportunidad, no duden en disfrutarlo.



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