A los libros, como a todo, podemos calificarlos de muchas maneras. Hoy
quiero hablarles de un libro guapo. Sí, de un libro estéticamente hermoso.
Tiene más cualidades, desde luego, pero esas las dejo en un segundo plano. Voy
a hablarles de Carmen de Prosper
Mérimée, ilustrado por Benjamin Lacombe y traducido por Mauro Armiño.
La novela romántica de Mérimée se publicó en 1845 y se hizo famosa
mundialmente gracias a la ópera de Bizet, estrenada en 1875. La protagonista se
convirtió en un símbolo de la mujer independiente a la vez que seductora, capaz
de levantar tales pasiones en los hombres como para conducirles a su perdición.
Benjamin Lacombe es el responsable de la idea y de las ilustraciones de
esta edición de Carmen. Su trabajo lo ha realizado principalmente ilustrando
libros juveniles con varias incursiones, como esta, para adultos. Sus dibujos
tienen un aire caricaturesco, infantil y están cargados de ternura.
Lo primero que me llamó la atención del libro fue la cubierta. Cuando la
toqué, por que hay que tocarla, aún me sorprendió más: ¡la cubierta está
bordada! Tras esa sensación, llegaron otras muchas.
Olvídense de eso de negro sobre blanco. En este libro apenas hay. La
novela de Mérimée la leemos en blanco sobre negro.
Las ilustraciones de Lacombe son poderosas. Atrapan la mirada y en más
de una ocasión desconciertan. Son hermosas.
Para las pinturas en color el autor utilizó el gouache y el óleo sobre
papel. Algunas son a doble página y hay que recrearse en los detalles. Utiliza
también la técnica de la tinta china sobre papel. El resultado es precioso a la
vez que intrigante. Le aplicó una
técnica de barniz selectivo que se llama reserva brillo.
No tenía ni idea de que tal cosa existiera y busqué la explicación. Con
esta técnica se dejan ver ciertas partes del dibujo que se modifican y puedes
ver en su totalidad cuando das una inclinación a la página. También se aprecia,
según pude comprobar, cuando la luz incide sobre el dibujo.
Es una pasada.
El fondo negro, el color de la hoja, y los dibujos en blanco y negro,
son muy efectistas y les confieren gran intensidad expresiva. Las ilustraciones
nos llevan a un lugar de ensueño donde se mezclan imágenes infantilizadas con
otras surrealistas. A ello contribuye la representación de Carmen como una
araña que teje su telaraña alrededor de un hombre que nunca se escapará de su
red.
Por cierto, según Lacombe, el rostro de Carmen está inspirado en tres mujeres reales: Penélope Cruz, Paz
Vega y una amiga suya de la que no da el nombre.
El libro incluye, además, la tercera de las cuatro Cartas de España de Mérimée que fueron publicadas en La Revue de
París en 1831. Esa carta sería el origen, en 1845, de Carmen. Las hojas pasan a ser de color salmón – contiene también
las notas - lo que le confiere su propia entidad y las desmarca de resto. Las
últimas páginas, en color Burdeos, recogen las biografías y bibliografías.
Lo dicho, es un libro hermoso… para leer y ver. Este, en mi caso, tiene
un valor añadido más: es el regalo de unos queridos amigos.
Si tienen la oportunidad, no duden en disfrutarlo.
La belleza de Carmen by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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