24 oct 2020

¿Bibliotecas públicas al borde de la extinción?

  Según dicen, lo cual no deja de ser poco o nada riguroso, durante el confinamiento el número de lectores se incrementó en España. Es más, algunos incluso afirman que aumentó la venta de libros. Y será verdad, no digo yo que no. 
  En todo ese tiempo las bibliotecas públicas estuvieron cerradas. No podía ser de otra manera. Ofrecieron, las que pudieron, servicios telemáticos. Llegó la desescalada y las bibliotecas siguieron cerradas. Se terminaron las restricciones y las bibliotecas… pues sí, cerradas. Algunas aún ofrecen unas prestaciones mínimas. Tendrá que ser así, no digo yo que no. 
 Mientras, los locales de apuestas, discotecas, bares de copas o puticlubs, por ejemplo, estuvieron ofreciendo sus servicios para mayor goce y disfrute del personal. 
 Entiendo que las bibliotecas tengan ese tratamiento diferenciado. Al igual que en los conciertos o en los partidos de fútbol, en ellas el personal se restriega unos contra otros, intercambian fluidos e ingieren ingentes cantidades de alcohol. Y eso no puede ser. 
 En las bibliotecas, al igual que en los supermercados, la gente manosea y soba los productos. Son, claramente, un foco de expansión del coronavirus. 
  Los criterios han estado claros ¿verdad?   Esta situación coyuntural acabará y las bibliotecas ahí seguirán, esperemos. Vaya, derrocho optimismo.
 Las bibliotecas públicas tienen que competir con internet y las redes sociales. Bueno, no es del todo cierto. Internet es una herramienta impresionante de información, comunicación y ocio, otra cosa es el uso que se hace de esa inabarcable biblioteca alejandrina. Lo de las redes sociales es harina de otro costal.
 Otro competidor, este parece que insalvable, es el de la indiferencia política. La mayoría de los representantes políticos no se acuerdan de las bibliotecas para nada, y eso incluye el dotarlas económicamente. 
 Los años pasan y el estrangulamiento económico está convirtiendo a las bibliotecas públicas en almacenes de libros.   Hubo un director general de cultura asturiano que dijo que con leer trescientos libros clásicos lo teníamos arreglado. Ese es el nivel. 
  Su función no es únicamente el préstamo de libros pero sí que es imprescindible que sus fondos se actualicen. Uno de los fundamentos de las bibliotecas públicas es poner al alcance de los ciudadanos el conocimiento y la información de forma libre, máxime en estos tiempos en los que la pobreza y las desigualdades están aumentando. 
 En Asturias de los presupuestos para adquisición de libros y otros materiales no se sabe nada. Los ayuntamientos siguen en su línea, tirando a peor, y de la Consejería de Cultura, Política Lingüística y Turismo hace mucho que no esperamos nada. 
 Los ayuntamientos, en general, les conceden unos presupuestos irrisorios. La subvención de la consejería de Cultura era su salvación. Pero no hay bien que mucho dure. Los dineros se fueron recortando año tras año y las penurias aumentaron de forma proporcional. 
 En los presupuestos para Asturias no consta, en este año, ninguna partida específica para la adquisición de libros a la que pudiesen acogerse los ayuntamientos. Y no es que lo diga yo, el propio Presidente, Adrián Barbón, así lo reconoció. En su cuenta de Facebook respondió al tema presupuestario de la siguiente manera: “La dotación de libros a las bibliotecas municipales están incorporadas en el Fondo de Cooperación Municipal. Es decir, son los Ayuntamientos quiénes deciden a qué destinar ese fondo”. Más claro agua. 
  Sí, ya sé que son tiempos complicados. Los muertos duelen. Tras la aflicción por la desaparición de los seres queridos, en este caso miles de forma inesperada, la pérdida de las señas de identidad de una sociedad es un fracaso colectivo que la hace más vulnerable. En una democracia una de esas señas son las bibliotecas públicas. 
 La pasión lectora es un sentimiento individual, las bibliotecas públicas muestran el respeto por el conocimiento, también el ocio creativo, de una sociedad. No parece que las tengamos en mucha estima. ¿Estarán las bibliotecas al borde de la extinción? No lo sé. Necesitan una renovación en su forma de relacionarse con la sociedad y presupuestos.   Siguen siendo necesarias, son el espacio público más democrático que tenemos. 

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