La cabra tira al monte y no pude
resistir la tentación de comprar La
Biblioteca de París, escrita por Janet Skeslien Charles y traducida por
Gemma Rovira.
Tuve ganas de acabarla lo más rápido
posible. No fue en plan devorador cómo en otras ocasiones. No lo fue.
La novela está basada en hechos
reales. La Biblioteca Americana de París se fundó como tal en 1920 con los
fondos donados durante la I Guerra Mundial que estaban destinados a los soldados
del frente. En 1939, ocupado ya París por los nazis, los bibliotecarios
hicieron todo lo posible para mantenerla abierta y saltándose la prohibición
impuesta siguieron prestando libros a los ciudadanos judíos. Tal gesto de
compromiso se vio apoyado, según la autora, por un responsable nazi también
bibliotecario que se lo permitió.
La Biblioteca de París transcurre en dos tiempos, 1939-40 y 1983,
en París y Montana (USA). La protagonista, Odile Souchet, ansía trabajar en esa
biblioteca y lo consigue. Apasionada por la literatura y el trabajo de
bibliotecaria nos va recordando cada dos por tres los números de la CDU
(Clasificación Decimal Universal creada por Melvil Dewey). Su vida se centra en
el trabajo, los conflictos con su padre, la relación con el resto del personal,
su amiga Margaret y su amor con Paul. Todo ello… Tendrán que leerla. No hay
avance.
Odile ejerce de narradora en
primera persona en gran parte de novela.
A lo largo de la obra se
transmite la idea de que la literatura y la amistad lo pueden todo. Deposita
una fe, casi absoluta, en el poder de los libros para acabar con los males del
mundo. Deseo que por muy loable que parezca no dejar de ser una ilusión.
Se podría pensar que al
desarrollarse durante la ocupación nazi tendría una carga de tensión y cierto
dramatismo, para nada. Ni siquiera cuando narra las prohibiciones,
encarcelamiento y desplazamiento a los campos de exterminio de los judíos logró
transmitirme ese punto de encabronamiento que me producen esos hechos.
Me pareció una novela sin pulso,
blanda, en ocasiones no diré que ñoña, pero cerca le anda. Odile me calló mal.
Sí, los personajes, en ocasiones, me caen bien o mal, imagino qué cómo a
muchísimos lectores. Es irreflexiva, cabezona y metepatas. Vale, cosas de
juventud, pero en su caso me pareció un personaje desagradable. Por si esto no
fuera suficiente no ve más allá de sus libros y la biblioteca. El mundo se
desmorona a su alrededor y no se entera. Su forma de ser, ceguera e
intransigencia acarrea problemas a los demás. Cuando las cosas se desmadran en
lo personal huye.
Por cierto, ¡qué acaparadores son
los estadounidenses! Titula la novela cómo La
Biblioteca de París, pues va a ser que no. Era una de ellas, pero claro, no
la única. Las circunstancias le permitieron seguir abierta, pero de ahí a
considerarse «la biblioteca de París» hay un trecho. En fin, son así.
Janet Skeslien estoy seguro que
puso todo su amor en los libros y la biblioteca, que recuperó una historia
real, pero le faltó, según mi opinión y repito, la tensión dramática que creo
necesaria para trasladar a los lectores el peligro y la atmósfera putrefacta y
mortal que se tenía que respirar en París en aquel momento. Tampoco logró
insuflar emoción cuando habla de los delatores. Más logrado están los momentos
en los que narra cómo rapan a las mujeres que mantuvieron relaciones amorosas
con los nazis.
Los personajes principales,
además de Odile, Lucas y Margaret son débiles y llenos de contradicciones, pero
hasta en los arranques que tienen son blandos.
La otra parte de la novela, más
breve, nos cuenta la relación entre una Odile vieja y la joven Lily. El paso
del tiempo no mejoró el carácter de Odile, sigue siendo una cabezona y toda su
vida fue incapaz de enfrentarse a la realidad. Esa posible aura de heroína que
se le podría querer otorgar queda reducida a su mínima expresión.
No me esperaba nada y me resultó
floja. Quien sabe, a lo mejor la autora quiso que sus personajes aparentemente fuertes en realidad no lo son. Aunque fuese así, le falta empuje
en lo demás.
Estoy seguro que tendrá lectores
entusiastas. Mi opinión no es mejor que la de ellos, faltaría más. Lo mejor que
pueden hacer es leerla.
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