4 abr 2022

El carbón sigue siendo parte de nuestro futuro



  El carbón es un recuerdo en el suroccidente de Asturias. Desde hace muchos años se venía informando que desaparecería, tenía el tiempo tasado. Políticos, trabajadores y ciudadanos en general estábamos enterados, quienes no lo estaban es por que no quisieron.
  Años y años avisando que venía el lobo y nadie hizo nada. Me refiero a los que podían hacerlo. Entre otras cosas los fondos mineros se «evaporaron» construyendo carreteras, necesarias pero que tendrían que haberse utilizado para crear las condiciones que hicieran posible un nuevo tejido productivo. No se hizo. En algunos casos, algún alcalde estaba más interesado en promocionarse que cualquier otra cosa.
  En diciembre de 2010 publiqué el texto que a continuación sigue. Con la perspectiva del tiempo no me parece tan descabello, visto lo visto, es más, me parece muy acertado. Ahí va.

 

  La economía de Asturias, la industria, nuestra Historia, serían inexplicables sin el carbón. Pero ¿ahí se acaba todo? Eso fue pasado ¿y de ahora en adelante?
  Hay quienes dicen que el carbón está acabado, contamina muchos y además es muy caro. Dicho así parece una verdad absoluta pero, como todo en la vida, hay que pasarlo por un tamiz para ver que queda de esa verdad.
  La cuestión de la contaminación, cierta hasta ahora, es evitable mediante la captación de CO2. La captación y el almacenamiento de dióxido de carbono es un proceso consistente en la separación del CO2 emitido por la industria y fuentes relacionadas con la energía, su transporte a un lugar de almacenamiento y su aislamiento de la atmósfera a largo plazo.
  Según han demostrado, entre otros el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, creado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la captación y el almacenamiento de CO2 tiene un gran potencial y los costos derivados de las medidas de mitigación del cambio climático pueden reducirse en comparación con las estrategias que sólo consideran otras opciones. Ahora bien, todo dependerá, entre otras cosas, de los incentivos financieros que se faciliten para su puesta en práctica.
  Visto esto, y lo dicen los expertos no los profanos, el tema de la contaminación es fácilmente salvable si hay la determinación que tiene que haber.
  Otra de las cuestiones más manidas es la del precio del carbón. La variedad de cifras es pasmosa. Los que están a favor de la desaparición del carbón hablan de unos costes desmesurados, de las prejubilaciones y una retahíla de males que parece que son los causantes de todos nuestros problemas económicos. Ahora bien, son esos mismos los que se olvidan de las subvenciones a otras energías y otras empresas. A esas nunca las mencionan. Es más, los que quieren derogar las ayudas al carbón nunca nos han dicho que hacemos para mantener el empleo que se perdería de llevar adelante sus propuestas.
  No nos engañemos, Asturias, Tineo y la comarca suroccidental necesitamos el carbón. Es un bien estratégico, pero también social y económico. El ponerle fecha de caducidad es también hacerlo con una parte importante de Asturias y con nuestro futuro.

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