3 jul 2024

Las fieras, ficción y realidad que pueden confundir


 


  Son muchas las obras literarias que mezclan ficción y realidad. En el caso de las novelas históricas es más evidente y pueden llegar a conducir a errores a un lector no muy avezado en  Historia. Esto me lleva a pensar en autores que con sus novelas están contribuyendo a un revisionismo político de forma sutil. Hay uno, que tiene fama de tener mala leche, al que se le atribuyen maniobras de blanqueamiento histórico con el franquismo y la Guerra Civil.
  Acabo de leer un libro que… No sé… Sí que sé. Me llevó a recordar tiempos muy duros de este país. Sí, de España, que no me cuesta decirlo. Me produjo cierto desconcierto, sobre todo porque puede conducir a malinterpretaciones. ¿Estoy suponiendo que pueda haber lectores que saquen conclusiones erróneas? Si.
  ¡Menuda sobrada!
  Me estoy refiriendo a Las fieras de Clara Usón.
  La novela se desarrolla en los años 80 del siglo pasado en el País Vasco. En esos años ETA asesinaba a unas cien personas al año, cometían un asesinato cada tres días. En su haber cuenta, además, con más de 3000 heridos y 86 secuestros. Recuerden, ETA inició su macabra andadura en 1958 y se disolvió en octubre de 2011.
  En esos años, los 80, aparecieron los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) grupo paramilitar que practicaron la denominada «guerra sucia» o «terrorismo de Estado». Estuvieron activos entre 1983 y 1987. En su haber se les anotan 27 asesinatos.
  A esa etapa tan terrible de nuestra historia reciente la han denominado los «años de plomo».
  Hay mucha información sobre ambas organizaciones terroristas, unas con rigor y otras muy panfletarias y partidistas. Aún levanta muchas ampollas en la sociedad y no es difícil caer en un engaño. Hace trece años que desapareció ETA y el PP y Vox siguen refiriéndose a ella como si aún estuviera asesinando.
  Las fieras es una novela que entremezcla realidad y ficción. Hay dos protagonistas una real, Idoia López Riaño, «La Tigresa», terrorista de ETA y Miren, personaje ficticio, joven hija de policía perteneciente a los GAL.
  Hay otros personajes que componen el cuadro. El padre y la madre de Miren; Julen, un joven abogado vinculado a los abertzales; Irene, amiga de Miren; Amadeo, Policía Nacional. Con cada uno de ellos Clara Usón da una visión más amplia, la suya, sobre aquellos años.
  No hay un único narrador. Por un lado, tenemos a uno en tercera persona que nos cuenta la vida de Miren; por otro, a María Ortega, otro personaje, que nos da su perspectiva de los acontecimientos y que manifiesta su opinión de forma continuada, llegando a establecer un diálogo, ficticio, con «La Tigresa», en los que contraponen sus interpretaciones de los hechos. Por su parte, los monólogos de Amadeo nos dan la versión-justificación de un miembro de las fuerzas de seguridad del Estado.
  Usón hace un retrato de la vida en Euskadi, como está dicho, y a los asesinados se suman los muertos por drogas, especialmente la heroína. En este tema también hay discusiones.
  En la década de los 80 el consumo de la heroína se extendió muy rápido y con unos efectos devastadores entre la juventud. En el País Vasco se propagó, desde medios  abertzales, que las drogas fueron introducidas por los cuerpos de seguridad para desactivar la movilización de los jóvenes. Afirmaron que ETA se encargó de intentar acabar con los traficantes, incluso por medio de los asesinatos. Por contra se dijo que lo que ETA hizo fue quitarse de en medio a competidores en el tráfico de drogas ya que una parte de su financiación procedía del trapicheo.
  Los que vivimos aquellos tiempos, y no éramos unos niños, vimos como la heroína se extendía por los barrios de clase trabajadora y los más pobres. Conocimos a chicos, la mayoría eran chicos, a los que la puta droga se los llevó por delante. No fue exclusivo de Euskadi ni mucho menos. La plaga se adueño de calles, bares y descampados en Asturias, Galicia, Madrid… por toda España.
  El machismo está presente tanto entre los  abertzales como entre los cuerpos policiales, era un mal de la sociedad española que aún perdura y parece que vuelve por esos fueros.
  Por más que lo pienso la mezcla realidad-ficción tratándose de ETA y los GAL no me parece acertada. Los lectores más jóvenes, o aquellos que no conozcan un poco la historia, creo que pueden llegar a conclusiones no muy acertadas. No lo sabemos todo, nos falta información y los historiadores tendrán que revisar muchas de las cuestiones que hoy creemos saber, pues imagínense sí las fuentes de información son novelas.
  La autora, Clara Usón, afirmó en una entrevista que «los asesinatos de Lasa y Zabala con torturas durante dos días [por los GAL] se ve casi peor que el caso de Khashoggi, periodista saudí asesinado en el consulado saudí de Estambul». El asesinato se produjo el 2 de octubre de 2018.
  El asesinato de Lasa y Zabala se produjo en 1983. Fueron torturados, asesinados y enterrados en cal viva. Sus cuerpos no se identificaron hasta 1995. La Audiencia Nacional condenó por estos hechos al general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, al gobernador civil Julen Elgorriaga, al teniente coronel Ángel Vaquero y a los agentes Enrique Dorado y Felipe Bayo. Da igual que fueran terroristas de ETA, fue un crimen de Estado.
  En treinta y cinco años cambiaron mucho las cosas, sobre todo en España. La comparación me parece improcecente.
  Dicho esto, en aquellos años muchos ciudadanos estaban de acuerdo con parar a ETA por el medio que fuera. Llegó un momento en que los GAL se utilizaron como arma arrojadiza para acabar con el gobierno de Felipe González. Durante años el periódico El Mundo, con su director al frente, Pedro J. Ramírez, se sirvió de esa cuestión para desbancar a González. El PP entró a ese juego y sigue hablando de ETA, que no del GAL.
  En Italia con las Brigadas Rojas fueron muy expeditivos, al igual que en Alemania con la Baader- Meinhof. Con esto no estoy justificando nada, expongo diferencias entre unos países y otros ante la «guerra sucia» de los estados. También podríamos recordar las actuaciones de los británicos en Irlanda o Francia en Argel.
  Los crímenes son crímenes independientemente de quien los cometa, pero cuando es un Estado son más execrables.
  Buscando información me encontré con que la autora afirmó que para escribir sobre «La Tigresa» se basó en la documentación existente ya que renunció a un encuentro con ella. Esta información fue publicada en 20 minutos el 22 de mayo de 2024. Me parece increíble. No sé si podría conseguirla o no, pero renunciar a hablar con  Idoia López Riaño es… ¡Una escritora habla de un personaje vivo y renuncia a entrevistarla!
  Esta es mi opinión. Léanlo y se podrán hacer la suya, pero por favor, luego recurran a la bibliografía existente sobre ese período escrita por historiadores solventes.

 

 Comentario para Cadena Ser Occidente  2 julio 2024

 

 

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