Publicado en La Nueva España digital
5 abril 2025
Al traspasar la puerta de entrada contemplo
un vestíbulo acogedor. Cuadros abstractos cubren las paredes. Una repisa de
madera soporta pequeñas piezas alejadas del figurativismo. Un hueco abocinado,
de mármol travertino, con baldas de cristal sustentan pequeñas esculturas.
A la izquierda un pequeño entrante, no lo
llamaré pasillo, está recubierto de madera por todos sus lados. Ese espacio
tiene unas puertas que pasan desapercibidas donde hay desde un perchero hasta
un cajón para guardar las puñeteras llaves. Desde ahí se accede a un salón
minimalista muy coqueto.
Este espacio ya da una idea del personal que
allí trabaja.
Al fondo del recibidor está el sanctasantórum
donde trabajan. Ordenadores, anaqueles
abarrotados de libros, papeles, muchos papeles. Hecho en falta mesas de dibujo.
A la derecha se encuentra el despacho donde
reciben a las visitas. La vista se me va hacia las pequeñas maquetas
representación de sus trabajos. La primera que visualizo es el Mirador de La
Farrapona. Imagino que ya saben que estoy en el estudio de María Ángeles
Sánchez Sánchez y José Ramón Puerto Álvarez de Puerto & Sánchez
Arquitectos, en Cangas del Narcea. Se les conoce por Puerto y Geles. Ella es de
Pontevedra, él de Cangas del Narcea.
Ambos llegaron a la arquitectura sin
tradición familiar que les empujase en esa dirección. Puerto estuvo tentado por
la medicina, pero un profesor de dibujo en el bachiller despertó su gusto por
la arquitectura. ¡Qué importantes son los profesores en la vida de los jóvenes!
Coincidieron estudiando arquitectura en la
Politécnica de Madrid. Tuvieron como profesores, entre otros, a Javier Carvajal
y Alberto Campo, que marcó especialmente a Puerto, y allí pudieron escuchar a
Francisco Javier Sáenz de Oiza.
En aquellos años vivieron la Movida
madrileña, huelgas, la convulsión política del momento con la llegada del PSOE
al gobierno. Fueron tiempos intensos y emocionantes.
Con el tiempo la relación de amistad se
convirtió en algo más. Un frío día madrileño, mientras Puerto dibujaba en la
Estación del Norte, apareció Geles, un café para desentumecerse y Cupido hizo
de las suyas. Casados desde 1998, tienen dos hijas, Clara y Lucía.
Al terminar la carrera, Puerto empezó a
realizar pequeños trabajos en Cangas y eso supuso establecerse definitivamente.
Geles no tuvo inconveniente y su adaptación ha sido total. La pregunta es
obligada: ¿nunca estuvisteis tentados a instalar vuestro estudio en una ciudad?
No hay que olvidar la situación periférica de Cangas del Narcea, del
suroccidente asturiano, y las carencias que padece. Su respuesta es inmediata:
“aquí tenemos calidad de vida”. Los vacíos, por ejemplo culturales, los suplen
con desplazamientos al centro de Asturias u otros lugares. A primeros del mes
pasado fueron a visitar ARCOmadrid. A Geles esos viajes le resultan agotadores,
se ríe al comentarlo, Puerto quiere verlo todo.
José Ramón es más hablador, Geles ríe cuando
dice que «habla por los codos», ella, más parca en palabras, puntualiza. Como
en el trabajo hasta en esto se compenetran. Trabajan a cuatro manos. Surge una
idea por parte de uno de los dos y a continuación llegan a un consenso. La
parte marrón, la administrativa, le toca a Geles que a Puerto le resulta
difícil de llevar.
El trabajo hoy es muy diferente a sus
comienzos. No hay dibujos, ni siquiera maquetas, aunque a ellos les gusta
hacerlas aunque sean sencillas. El AutoCAD sigue siendo una herramienta útil
para los arquitectos aunque ahora, sobre todo entre los más jóvenes, el formato
que utilizan es el BIM, del cual no había oído hablar. Este BIM, según me
explican, permite generar una maqueta tridimensional y a partir de ahí las
plantas, alzados o secciones y cualquier modificación la traslada
automáticamente a los planos. De momento ellos no lo utilizan. Puerto refiere
que sus alumnos, mientras dio clases en A Coruña, lo utilizaban de forma
natural. Recuerdan que cuando terminaron la carrera no podían entregar los
proyectos en AutoCAD. En este punto Geles señala que con este programa pueden
surgir problemas en el sentido de que «se tiene peor visión espacial, al final
lo que se busca es una foto bonita, pero detrás es posible que no haya un
discurso, incluso puede suceder que los planos, las secciones estén mal hechos»
Por supuesto no reniegan de la tecnología, la utilizan. Ya han empezado a hacer
pinitos con la Inteligencia Artificial, como herramienta de trabajo. Me explican: «Haces un boceto y en
treinta segundos te da una imagen» Me ponen un ejemplo y quedo sorprendido.
Les pregunto por una cuestión que
personalmente me preocupa, la destrucción de nuestro patrimonio inmobiliario
para sustituirlo por construcciones anodinas. Están de acuerdo en que la
piqueta se empleó en demasía, pero las cosas parece que están cambiando. El
cambio de mentalidad es fruto del «turismo rural que ayudó a ver que la casa de
la abuela que se iba a caer si se cuidaba un poco podía producir unos
dinerinos. Con el desarrollismo de los 60, 70 y 80, el dinero fácil, la
necesidad de vivienda se derribaron edificios con gran interés para construir
viviendas sin ninguno». Puerto y Geles han sido responsables de la
rehabilitación de casas tradicionales y el resultado, a mí modo de ver, es que
son bonitas sin perder un ápice de habitabilidad.
Puerto & Sánchez Arquitectos son
responsables de obras públicas como el Museo del Vino de Cangas del Narcea que
por la utilización del revestimiento exterior de Trespa Internacional BV
recibieron el primer premio de esa empresa a nivel internacional. Serán los
responsables del proyecto de observatorio astronómico de Allande y desde hace
poco tiempo ya podemos admirar el paisaje desde el Mirador de la Farrapona,
Somiedo, obra que trajo sus más y sus menos. Hablamos, no podía ser de otra
manera, de las críticas que recibió este mirador por parte de algunos grupos
ecologistas y particulares. Ambos, Geles y Puerto, se manifiestan en
desacuerdo, y lo hacen por los argumentos que utilizan y las formas. Que les
guste o no es cuestión de cada cual, pero la crítica principal, dice Geles, «es
que va a ir mucha gente a verlo y no es seria, no va a ser Benidorm». La verdad es que como argumento me parece
bastante endeble. Continua explicándome que «se hizo con acero corten por
tratarse de un sitio con clima extremo, en madera no puede hacerse, no lo
puedes estar manteniendo cada dos por tres. El color que va a coger es un
marrón que en otoño se fundirá con el paisaje».
A pesar de esas opiniones en contra, Viajes
National Geographic o Arquitectura Viva, por citar dos ejemplos, se han echo
eco del Mirador de La Farrapona por su relevancia arquitectónica.
Puerto alaba la labor del alcalde de Somiedo,
Belarmino Fernández, ya que cree que fue el primero en elaborar un Plan de
Sostenibilidad Turística, lo cual es muy relevante de cara al futuro. En ese
camino se incluye la restauración en la braña de La Pornacal de una cabaña que
formará parte del programa ecoturístico de experiencias Brañas de Somiedo. A
esta iniciativa se suma el mirador de La Farrapona que junto con los teitos,
estoy seguro, llegarán a ser la imagen del concejo en Asturias y fuera de ella.
También han realizado obras en Tineo, la más
llamativa es el tanatorio de La Uz, edificio del que solo puedo decir que es
bonito, a pesar de los pesares.
Una obra a la que le tengo especial cariño es
la piscina de Illano, construida en 2002, obra de Puerto, en solitario. Fue
galardonada ese año con el segundo premio Menhir, que reconoce los mejores
trabajos realizados por jóvenes arquitectos en piedra natural en la Unión
Europea. Les recomiendo una visita. La integración en el paisaje es perfecta.
La piedra de la construcción salió de las cercanías a donde está ubicada. Se la
puede definir como una obra con sentido y sensibilidad -perdón por el plagio-.
La obra fue ejecutada por un Taller de Empleo de cantería y ahí están los
resultados.
Aprovecho la ocasión para preguntarles por
otra cuestión que me sorprende: las viviendas tan «clásicas» que se siguen
levantando, sobre todo en las zonas rurales. Puerto es muy claro, «lo
fundamental para hacer un buen proyecto es que quienes lo proyecten lo hagan lo
mejor posible, pero si no hay una complicidad con el cliente es imposible».
Y sigo preguntando: ¿qué responsabilidad
tenéis los arquitectos en el resultado de las construcciones? refiriéndome, por
ejemplo, a las calidades. Responden al unísono: mucha, muchísima.
Recuerdan que en tiempos no tan lejanos «los
proyectos eran cinco hojas, los planos, una pequeña descripción, una partida
por capítulos y poco más. Así eran cuando se hacían en papel, hoy todo lo que
han aumentado es normativa, justificaciones… lo que antes tardabas una semana
ahora te tiras más de un mes». Cuando hablamos de la supervisión de las obras…
A ellos más de un constructor les dijo que cómo iban tanto por la obra.
Como no se trata de una entrevista de
preguntas-respuestas saltamos de un tema a otro y ahí sale la fotografía, que les gusta a ambos. Puerto
se prodiga mucho con la cámara y es un fotógrafo más que aceptable. Como todo
en su vida, es cuestión de sensibilidad y a ellos la demuestran en todo lo que
hacen.
La conversación dio para más, Puerto es un
buen conversador con intereses variados, a Geles la conozco menos pero queda
claro que es el contrapeso perfecto en la pareja.
El suroccidente asturiano tiene muchas
carencias y desafíos que gracias al tesón de sus gentes ha dado como frutos
profesionales muy cualificados, algunos de ellos han preferido hacer de esta
comarcar el centro de su vida, Geles y Puerto son un buen ejemplo.
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