19 jun 2025

Corrupción, corruptos y corruptores


  La corrupción es un mal endémico en España. No exagero. Podemos retroceder a finales del siglo   XIX y ver lo que pasó en el XX, más atrás era aún peor, y tenemos sobrados ejemplos en nuestra historia de esa corrupción sistémica.
  La Restauración fue un sistema corrupto a todas luces que contaba con unas figuras claves para el «buen» desarrollo de la alternancia bipartidista, los caciques. Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera nada cambió. Alfonso XIII fue un monarca corrupto, cualidad inherente a los Borbones, visto lo visto. Este rey fue promotor de cine pornográfico y responsable de la masacre que sufrió el ejercito español en Annual. Vamos, una joyita.
  La Segunda República tuvo sus escándalos, los más sonados fueron los del caso Straperlo y el escándalo Nombela, ambos protagonizados por Alejando Lerroux, del Partido Republicano Radical,  que formaba parte del gobierno de la CEDA de José María Gil Robles. Se habló de casos de corrupción que afectaban a Negrín y a Indalecio Prieto, pero no estaban claros.
  Llegó la dictadura del general Franco y con ella la corrupción se convirtió en un rasgo distintivo.
  Con la democracia, y las limitaciones impuestas por el miedo y la pervivencia de franquistas enquistados en los órganos de poder condicionaron la política española, aún lo hace. La corrupción afectó al PSOE y al PP, que se alternaron en el poder. Hace no mucho tiempo se confirmó lo que se sabía y decía con la boca pequeña: Juan Carlos era un comisionista y tenía un montón de historias chungas tras de sí. Se hizo pública su intensa vida amorosa que pagamos los españoles. Se sabía pero nadie se atrevía a decirlo en voz alta o publicarlo.
  Cuando la máxima representación del Estado y los dos partidos que se alternan en el poder cuentan en sus filas con corruptos es que algo muy grave sucede, la corrupción no es algo puntual si no sistémico por la falta de controles.
  Ni PSOE ni PP se libran, pero sí que se puede hacer una clasificación y ahí gana por goleada el PP, lo cual no exime al PSOE de sus responsabilidades. No se puede negar que el tratamiento de los casos de corrupción que afectan al PP o al PSOE no se tratan de la misma forma. El PP cuenta con muchos medios de comunicación que forma parte de su área de influencia al igual que una cohorte de jueces que se alinean con sus postulados políticos y que influyen en sus decisiones judiciales.
  No me invento nada ni se me tache de partidista, que no lo soy ya que no pertenezco a ningún partido, además cualquier observador mínimamente imparcial lo puede comprobar. Otro «mérito» a favor del PP es que se comportan como verdaderos hooligans y no se inmutan sea por lo que sea. Como ejemplo de esto tenemos a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, o a Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana. Si retrocedemos a los gobiernos de Aznar nos acordamos como sus ministros, la inmensa mayoría, acabaron como acabaron. ¿Qué decir de Zaplana, Camps, Fabra, Matas…? ¿Sigo?
  La llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, con apoyos de Podemos en primer lugar, y más tarde de Sumar, y siempre con el soporte de partidos nacionalistas, sentó fatal en la filas de la derecha. A esto tenemos que añadir la entrada en los parlamentos y alcaldías de Vox, extrema derecha carpetovetónica propagadora de odio, bulos y mentiras.
  La situación del Partido Socialista era delicada y salen a la luz las bombas políticas de la corrupción - supuesta de momento ya que no fueron juzgados, pero bastante evidentes -. Koldo, Ábalos, Cerdán y quien sabe sí alguno más. Es una trama corrupta chusca. ¿Cómo pudieron llegar estos elementos a puestos tan relevantes? Me resulta difícil de comprender. Su curriculum es pobre hasta decir basta. Ábalos es un maestro en excedencia, dicen que impartió clases tres meses. Koldo, chófer y asistente personal de Ábalos, tiene entre sus méritos varias broncas, con antecedentes policiales y sentencias a cárcel, indultado por el gobierno de Aznar. Cerdán tiene estudios de Formación Profesional y nada más. No se puede decir que hayan demostrado grandes capacidades fuera de medrar dentro del PSOE en el caso de Ábalos y Cerdán. Koldo parece un recadero y conseguidor que les ha salido rana.
  Escuchar las conversaciones de estos tres produce asco, son repugnantes. En el caso de Ábalos siempre me pareció un chulo de putas, así de claro y perdón por la expresión, y no es de ahora, desde el primer momento me pareció un chulo de cuidado. Lo que fuimos sabiendo solo confirmaba aún más mi opinión sobre él. Lo último que hemos conocido, cuando la policía estaba registrando su casa, es que estaba con una actriz pornográfica que intentó sacar una memoria USB. ¡Que torpeza, aún tenía en su casa pruebas que le podían incriminar! Ufff.
  Todo los que le rodea es de película de Torrente y lo supera, en eso coincidimos todos.    ¿Nadie se olió que no eran trigo limpio? Estoy seguro que sí. ¿Qué sucedió entonces? Lo que pasa siempre. Mientras no haya pruebas muy claras, y sobre todo que hayan trascendido, no hacen nada. Mientras cumplan objetivos dentro del partido miran para otro lado. Les puede parecer simple, pero les aseguro que es así de sencillo. Lo pude comprobar hace años. Hasta que no los pillan todos dentro del partido miran para otro lado, aunque haya más que indicios.   ¿Acaso no llamaba la atención el comportamiento de Ábalos, incluso en su presencia pública? ¿No vieron su chulería? ¿Alguien puede explicarme por qué se tardó tantos meses en cerrar el expediente sancionador contra él?
  Se producen tantos casos de corrupción por una razón, sale muy barato. En primer lugar, los políticos están aforados. Ya sé que se dice que es para proteger a las personas que ocupan un cargo público, no me convence. ¿Entonces qué motiva que casi ningún político deje su escaño para ser juzgado por un tribunal ordinario? Un caso clarísimo es el del Rey Emérito, está más qué demostrado que hizo todo tipo de chanchullos, como buen Borbón, y no pasó absolutamente nada. ¿Hablamos de Pujol? Zaplana se estaba muriendo y por humanidad le soltaron, hoy sigue poniéndose moreno con toda impunidad. Suma y sigue.
  Siempre hablamos de los que se corrompen, pero ¿y los corruptores? Ah, claro, las empresas son puras y no tientan a nadie. Garamendi, presidente de la CEOE, saltó – menudo elemento – y dijo que corrompe quien tiene poder. Más claro agua, ¿quién tiene poder de verdad? Pues eso.
  Mientras no se sancione de forma ejemplar a las empresas que participen en actos de corrupción no acabaran con el problema.
  La incautación de los bienes, de todos los bienes, es imprescindible. Un tiempo de cárcel no les hace daño, pero dejarles sin pasta sí que les jode.
  Pedro Sánchez lo tiene crudo. Las exigencias de los partidos que le apoyan van a ser brutales. O paga el peaje que le impongan o a elecciones. La campaña mediática en su contra va a subir de tono, aunque nos parezca imposible. O toma decisiones firmes o que se despida, por mucho miedo que tengamos a la extrema derecha de PP y Vox, ahora tienen donde hincar el diente con fundamento, a tenor de lo visto. No creo que llegue a final de año.
  Los ciudadanos no perdonan a los partidos de izquierdas la corrupción, les exigen limpieza absoluta, lo cual está muy bien, sin embargo, son permisivos con los casos de la derecha. Parece instalada en la sociedad la idea de que la corrupción es algo inherente en la derecha por lo que no hay mucho que reprocharles.
  No nos engañemos, en los gobiernos de las comunidades autónomas y en los ayuntamientos hay mucha tela que cortar. No son casos de tanto dinero, pero no deja de ser corrupción. Hay muchos concejales de pequeños municipios que en su etapa de ediles han incrementado su patrimonio de forma notable, ¿alguien se mete en eso? Nadie. Esos casos son vox populi, pero se guarda silencio sobre ellos.
  La corrupción está asentada en la vida pública española, pero no nos creamos peor que los demás.  Piensen en los negocios que está haciendo Donald Trump, ¿cómo llaman a eso?      Los corruptos que militan en el PSOE se lo llevan sin estilo, incluso lo hicieron en bolsas de basura como lo hizo Roldán. Por su parte la derecha hace negocios, aunque algunos sean muy oscuros, o más sibilinamente con actuaciones público-privadas, han tenido siglos para aprender.
  Por cierto ¿cómo denominamos a las puertas giratorias?
  O restringen la corrupción a su mínima expresión, con penas severas, o el distanciamiento ciudadano de la política solo beneficiará, ya lo hace, a la extrema derecha y ya sabemos lo que eso significa. Muchos lo comprobarán cuando ya sea tarde.

 

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