5 ago 2009

Navelgas ha brillado más que el oro

Publicado en La Voz del Occidente en el número de Agosto-Septiembre de 2008

Navelgas y oro se han convertido en sinónimos. A lo largo de una semana este pueblo tinetense se ha convertido en la capital mundial del bateo de oro. Así, bateadores de veinte países se han dado cita para competir y disfrutar de un deporte donde las medallas, con ser importantes, no lo son todo. Y es que esto del bateo tiene una parte muy competitiva y de rapidez -la que se realiza en las pruebas oficiales- pero también tiene esa otra en la cual estos buscadores de oro se ponen las botas, su sombrero y batea en mano recorren los ríos en pos de paz y disfrute de la naturaleza. En esos casos, la ansiada pepita no es para obtener un beneficio si no, y al igual que los pescadores, para poder contar la hazaña una y otra vez.

Los días previos a la competición Navelgas se empezó a animar. Todo estaba listo para recibirles. Los extranjeros ya no extrañan por estas tierras, pero nunca hubo tantos al mismo tiempo. Gentes venidas de Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Eslovaquia, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Japón, Marruecos, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa, Sudáfrica, Suecia, Suiza y España fueron tomando posiciones en el espacio habilitado como camping y ocupando todas las plazas hoteleras, de albergues o lugar donde hubiese una cama; hasta los hoteleros de Luarca colaboraron en darles alojamiento.

El desfile inaugural fue todo un espectáculo. A la cabeza Pinchín –la mascota de la Asociación de Bateadores “Barciaecus”- y la nube de niños que siempre le rodean, tras ellos la música, los trajes típicos nacionales, las banderas, los cánticos, las risas, un carro del país y hasta un césar con su corte de aduladores recorrieron las calles antes de realizar la presentación oficial en la zona habilitada para las competiciones. Ahí todos serios para escuchar los himnos de cada país y los noruegos, ni cortos ni perezosos, cuando hubo un problema técnico para escuchar el himno de su país, se arrancaron a cantar a pleno pulmón. Recibieron la gran ovación de la jornada. Luego los discursos de Pedro Queipo, presidente de “Barciaecus”, de Vincent Thurkettle, presidente de la Asociación Mundial de Bateo, del Alcalde de Tineo, Marcelino Marcos, y del Presidente de Asturias, Vicente Álvarez.
Todo estuvo bien y el respetable disfruto, los participantes aún más.

Al día siguiente dieron comienzo las competiciones en sus diversas modalidades. Pero, ¿y esto de qué va? Veamos, la cosa se trata de lo siguiente: hay que encontrar las pepitas depositadas en un cubo de arena, que contiene entre 10 y 20 kilos, dependiendo de la ronda y la categoría. Bueno, la cosa no parece tan complicada, pero si decimos que solo el juez que ha introducido esas pepitas sabe realmente cuantas hay, entonces la cosa se complica un poco (puede haber entre 5 y 10 o entre 8 y 12, todo en función de la ronda). Esto ya se complica, pero si además contamos que cada pepita no encontrada supone una penalización de tres minutos, eso ya es una dificultad añadida. Todavía hay más. Los competidores tienen entre diez y veinte minutos, suele variar, para lavar la arena y buscar esas pepitas. Difícil, difícil. Pero aquí no se acaba la cosa. Se nos olvidaban dos pequeños detalles: las pepitas son pepititas, muy, pero que muy pequeñinas, vamos, que son como granos de arena. Quien se pensara que eran unos pedruscos estaban muy equivocados y el segundo detalle es que los otros competidores menean la batea a una velocidad que lo parte un rayo.
Conclusión, que la cosa de fácil nada.




Las gradas siempre estuvieron muy animadas, al igual de la zona de descanso. Dándose un paseo se observaban algunas peculiaridades que adquirían la categoría de moda, sobre todo entre los hombres. Las melenas, en muchos casos con muchas canas o albinas totales, eran abundantes, que a la par de luengas barbas daban un aspecto leonino y montaraz a quien las portaban. La testuz iba cubierta por sombrero de ala decorado con profusión de insignias y, en algunos de ellos, no faltaba una pluma que hacia las veces de localizador espacial. Dentro de esta moda bateadora no podía faltar el chaleco. Estas prendas iban repletas de todo tipo de distintivos, lo que les daba un carácter más personal, si ello fuera posible.

Otro de los nexos en este babel de Navelgas fue la cerveza. Bebida que se convirtió en la reina indiscutible, que aunque consumida con profusión no causó ningún estrago. La concordia, el buen rollito, la sonrisa fácil, el abrazo espontáneo fue otra de las características de este campeonato.

Navelgas ofreció durante una semana un variado repertorio de actividades. Desde visitas turísticas al castro de Coaña o las Médulas en León, a talleres infantiles, bailes populares, actuaciones musicales o teatro. Toda una variada gama que no permitía que nadie se aburriese.

La jornada del domingo fue emocionante. Por un lado se celebraban las fases finales y como se suele decir la tensión se notaba en el ambiente. Pues no. No había tensión. Los participantes querían ganar, por aquello de la piquilla, pero nada más. Competición y camaradería anduvieron de la mano. La emoción andaba suelta pues el momento de las despedidas estaba ya muy cercano. Muchos de ellos volverán a verse el próximo año en Biella (Italia), pero como la gran familia que son, sienten separarse unos de otros.

Al final los que se subieron al podio fueron: en categoría Junior, Deinhofer Valentina (Austria), Vieira Jonathan Lindsey (Sudáfrica) y Jenifer Collins (Gran Bretaña). En categoría Veteranos el ganador fue el italiano Conti Luigi, seguido de Emilio Costa (Italia) y Stuetzinger Hans (Alemania). Hennele Pispa (Finlandia) fue la ganadora en la categoría femenina, Anita Patala (Finlandia) fue la segunda y el tercer puesto fue para la también finlandesa Anita Räisänen. En hombres Sam Sosef (Holanda) se alzó con el primer puesto, seguido de los italianos Vittorio Mauri y Arturo Ramella. Por equipos Austria fue la vencedora, a continuación Eslovaquia y el tercer puesto fue para los representantes finlandeses.



La representación española no estuvo muy fina en esta ocasión, pero aún así estaban muy satisfechos por la celebración del campeonato en España. En la categoría Junior Hugo Sanfiz Granados obtuvo el quinto puesto. Silvia Cristóbal García fue la octava en categoría femenina. Luis Antonio Fernández Presol obtuvo el decimoquinto puesto en categoría masculina y por equipos España se quedó en el número quince.

Se acabó. Un sueño se hizo realidad. Navelgas tuvo su Campeonato del Mundo de Bateo de Oro y se lo ganaron a pulso. Años de trabajo, de esfuerzo, de competir en muchos lugares del mundo o de organizar un campeonato europeo, culminaron con un rotundo éxito. Y es que los vecinos de Navelgas son oro puro.

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