Oigo
hablar de crecimiento de la economía, de estancamiento, retroceso y la verdad
es que no sé qué narices quieren decir. Las cuestiones macroeconómicas me
sobrepasan y los que se declaran expertos no aciertan ni una.
La
economía es hoy financiera, bursátil o lo que es lo mismo, especulativa. Por
simplificar y decirlo de esta forma habrá quien me pueda correr a gorrazos.
Pues vale. Y tendrán razón para hacerlo pero, por ejemplo ¿me quieren explicar
qué es eso de los mercados de futuro? Especulación pura y dura. Ya saben,
claro, que el NASDAQ es un nido de filántropos. En él debió aprender Madoff –
ex operador de Wall Street - todas sus triquiñuelas.
Como
no tengo ni puñetera idea de esto de la economía, me creo que eso de la
globalización es el timo de la estampita a escala mundial. No hay
liberalización de la economía, no hay democratización, no hay unión de
mercados, no hay competencia. Es todo una patraña descomunal.
José
Luis Sampedro en El mercado y la globalización, un pequeño libro de 2002, lo
explica muy bien:
“Esa
libertad financiera es decisiva para el sistema, pues fomenta sus operaciones
especulativas por cuantías muy superiores al valor total de las mercancías
intercambiadas mundialmente. El objetivo de los operadores no es tanto
incrementar la producción de bienes para elevar el nivel de vida colectivo,
como multiplicar sus beneficios aprovechando diferencias en los tipos de
cambio. En ocasiones, se llega incluso a provocar o explotar
desestabilizaciones y hasta crisis monetarias con auténticos ataques
especulativos, que los gobiernos afectados no pueden atajar y porque los
poderes políticos, como ya se ha dicho, han venido abdicando cada vez más de su
capacidad de legislar contra tales operaciones”.
Cuéntennos
todas las milongas que quieran pero las directrices económicas no las marcan
los gobiernos. Grandes bancos, multinacionales financieras, industriales,
empresariales son las que dictan las reglas de juego.
Aquello
de que la industrialización, los avances tecnológicos servirían para facilitar
el trabajo a las personas se convirtió en otra de las grandes mentiras del
sistema. Lo único que ha facilitado es la mayor explotación de los trabajadores
y los recursos naturales.
La
respuesta a la pregunta inicial tiene una fácil respuesta: crecer para obtener
más beneficios.
Hace
mucho tiempo que dejé de creer que los avances supondrían una liberación
personal. Ya hemos comprobado que no tendremos que trabajar menos horas y menos
años. No podemos decir a los más jóvenes que tengan una vocación y que intenten
desarrollarla a lo largo de su vida. Ahora se nos exige ser flexibles y con
ello nos están diciendo que no habrá – ya no la hay – estabilidad laboral. Lo
que denominábamos sociedad del bienestar se ha convertido en la sociedad de la
supervivencia.
Esto
lo digo desde un país desarrollado. Si me hubiesen nacido en África, por
ejemplo, con sobrevivir, literalmente, ya tendría bastante.
Crecer
solo crecen los ricos, los poderosos. Los demás con poder ir de vacaciones,
gastarnos los dineros en las rebajas y quejarnos en las redes sociales vamos
sobrados.
¿Crecer para qué? by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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