Intranquilos, exhaustos, ¿han
vuelto así a la consciencia alguna vez? ¿Nunca se han despertado de esa manera?
¿Todo es soñar dentro de un sueño? ¿Somos meros títeres en una ficción? ¡Quién
sabe! Pues en ese terreno se mueve La
investigación de Philippe Claudel.
No se investiga nada. ¡Qué digo!
Se investiga todo. Es un acto de introspección personal y social en una realidad
deformada, o no tanto. Es fábula onírica. ¿Existe eso? Desasosiega. Nos introduce
un mundo gris, cerrado sobre sí mismo pero al tiempo muy humano. Tan humano
como los sueños.
Como dice Claudel “A menudo
tratamos de comprender lo que se nos escapa con los términos y conceptos que
nos son propios. Desde que se distinguió del resto de las especies, el hombre
no ha dejado de medir el universo y las leyes que lo rigen con la vara de su
mente y las imágenes creadas por ella, sin percatarse de las limitaciones de su
enfoque”. Pues ni más ni menos en ese berenjenal te puedes meter al leer La investigación.
El Investigador, así se denomina
al protagonista, intenta desentrañar las causas de los suicidios producidos en
una gran empresa, algo que se le complica hasta el paroxismo. La Empresa lo
puede todo, lo absorbe todo: “Además, en el mundo actual se habían convertido [las
empresas] en una especie de nebulosas a las que se añadían filiales como si
fueran satélites; las deslocalizaban, las relocalizaban, creaban
ramificaciones, arborescencias lejanas y raicillas, y enmarañaban las
participaciones, los activos y los consejos de administración en tramas tan
enrevesadas que no había manera de saber quién era quién y qué hacía cada
cual”.
El Investigador se ve inmerso en
“una pesadilla que parecía no terminar y de un realismo diabólicamente
refinado, complejo y retorcido, sí, pero pesadilla, al fin y al cabo”. Y eso
que “la vida real, que siempre le había parecido una sucesión monótona y
agradablemente aburrida de repeticiones, mostraba quizá, bajo cierta luz o en
determinadas condiciones, aspectos insospechados, angustiosos, incluso
trágicos”.
Los personajes carecen de nombre,
que no de identidad. Cada uno es lo que es por lo que hace. Se podría decir que
son seres en esencia, despojados de algo tan individualizador como es el nombre. En palabras del Psicólogo,
que es Psicóloga, el Investigador “ve a la gente y al mundo como un sistema
impersonal y asexuado de oficios, de engranajes, un gran mecanismo sin
inteligencia en el que esos engranajes intervienen e interactúan con el único
fin de hacerlo funcionar”. Ese es el mundo que describe Philippe Claudel. Tal
vez el propio autor tiene algo, o mucho, de investigador.
¿Puede definirse cómo una novela
existencialista? Tal vez: “Mucho más allá del hambre y la sed, mucho más allá
del tiempo, cuyo paso ya no conseguía medir, cada vez más consciente de su
relatividad demostrada, mucho más allá de las puras cuestiones de identidad
–¿quién era en realidad?-, el Investigador palpaba poco a poco el vacío en el
que flotaba y del que estaba hecho. ¿No se había convertido él mismo en una materia
enfrentada a una antimateria en expansión? ¿No avanzaba –despacio o a toda
velocidad, eso era lo de menos- hacia el agujero negro que iba a tragárselo?”.
¿La investigación puede verse como una crítica social? Pues también:
“El Investigador, que siempre se había creído único, empezaba a comprender la
enormidad de su error, y eso le aterrorizaba”. El protagonista asume que
“escapar de la inercia de la Multitud, salir de la masas, volver a ser un
individuo aislado, único” es imposible.
Las rutinas aprehendidas o
impuestas pueden conducirnos a comportamientos muy humanos y poco deseables:
“Lo curioso es comprobar que la desgracia es un peso que acaba haciéndose
bastante liviano a medida que se agrava o se extiende. Ver morir a un hombre es
muy desagradable. Casi insoportable. Ver u oír morir a millones diluye el
horror y la compasión. Uno pronto se da cuenta de que ya apenas siente nada. La
emoción está reñida con la cantidad”.
El desenlace sorprende. Todo se reduce a un ¡clic! y después nada. ¿O sí? Nada.
La novela oprime a la vez que te
expande el pensamiento. Se lee con detenimiento e inquietud. Sí, me gustó. ¿La
recomiendo? Sí. No va a ser un best
seller.
Oigan, no me hagan ni caso.
Léanla. La tendrán disponible en su biblioteca pública o librería preferida.
La investigación inquietante by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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