17 jun 2021

El Museo de Arte Sacro de Tineo transmutó a exposición

 

  No es fácil reconocer los errores, sobre todo sí deseas mantener una posición labrada a lo largo de los siglos. De esto sabe mucho la Iglesia católica, especialista en dejar dormir los problemas y en su defecto en darle la vuelta a la tortilla.
  Pues algo así sucedió con el que era el Museo de Arte Sacro de Tineo. Y digo era ya que un cura decidió desmantelarlo y trasladarlo del espacio que ocupaba en la Iglesia de San Pedro de Tineo a la Capilla de Merás, en la misma iglesia. Puede parecer peccata minuta pero no lo fue. El cambio supuso el caos. Fueron colocadas sin orden ni concierto y una parte de las expuestas quedaron fuera por la falta de espacio.
  Con el fin de poner orden en ese maremágnum la Fundación Valdés-Salas pidió la colaboración de los profesores de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Lorenzo Arias y Raquel Alonso. La profesora Alonso ya participó en el proyecto del museo y fue coautora, junto a Pilar García, del catálogo del Museo de Arte Sacro de Tineo, por lo que ya tenía un conocimiento de primera mano de las piezas con las que se iban a encontrar.
  Permítanme un inciso para recordar que una vez más la Fundación Valdés-Salas, entidad privada pero vinculada estrechamente con la Universidad de Oviedo, se ha involucrado en cuestiones culturales de la comarca.
  Los citados profesores han organizado el desorden y se aprovechó para dotar de luz a las vitrinas con lo que se puede apreciar perfectamente la belleza de las piezas expuestas.
  Con el fin de dar a conocer el importante patrimonio artístico que alberga la iglesia de San Pedro de Tineo se han organizado visitas, durante los meses de verano, de martes a sábado entre las 11:00 y las 15:00 horas, con pases cada media hora.
  De todo lo anterior no deseo que nadie pueda entender que hasta ahora no existía una colección organizada. Todo lo contrario, había un pequeño museo, pequeño por su tamaño, pero que estaba organizado con criterios expositivos temporales y religiosos. Había orden y concierto.
  Cómo ya mencioné más arriba, el catálogo fue elaborado por María Pilar García Cuetos y Raquel Alonso Álvarez, ambas ya doctoras en Historia del Arte por aquel entonces, lo que demuestra la intencionalidad de certificar la relevancia artística y patrimonial de las esculturas expuestas y dotar al espacio expositivo del rigor que necesitaba.
  La organización de las imágenes corrió a cargo de Ramón Platero, responsable de Patrimonio de la Iglesia, Agustín Hevia Vallina, archivero de la Catedral de Oviedo y de Cándido García Tomás, párroco de Tineo.
  Todo aquel esfuerzo se fue al garete por obra y desgracia de la actuación de un cura. El actual párroco, Alfredo de Diego, aunque sin rectificar, inicialmente parte con otra actitud.
  Al parecer esta es la primera medida que se ha tomado y habrá más. Entre ellas han mencionado la restauración de las tallas que lo necesiten e incluso que abrirán un espacio para mostrar las obras que faltan. ¡Curiosamente lo harán en uno de los habitáculos que ocupaba el Museo! Vamos, rectifican pero sólo un poco.
  Dicho lo dicho, y agradeciendo lo que hay que agradecer, sigo pensando lo mismo que pensaba, teníamos un pequeño museo y ahora tenemos una pequeña exposición con menos obras expuestas al público. No se ha subsanado lo que a mi parecer es un error y ahora se le quiere dar un lavado de cara. La excusa que se dio, y se mantiene, es que así las obras son de más fácil acceso para el público. Siendo eso cierto no compensa con el daño causado. Tengo que reconocer que su anterior ubicación tenía el problema del acceso, que se realizaba por las escaleras de entrada al coro, pero por lo demás superaba con creces al actual.
  El espacio de la capilla de Merás, por sus dimensiones y al estar separado de la iglesia por un tabique de madera y cristal colocado ex profeso, no me parece un lugar apropiado para acoger las magníficas tallas en madera de la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco. Ese espacio resulta, a pesar del tabique, abierto, demasiado abierto.
  La capilla de Merás tiene otro problema añadido: la humedad. Aunque las tallas están protegidas por urnas de cristal no creo que les siente nada bien ese ambiente. El espacio que ocupaban anteriormente era mucho más seco. Por cierto, con tanto ir y venir alguna urna no ha salido bien parada.
  El verano está cubierto en cuanto a visitas guiadas ¿y después qué? El horario que han implantado no parece muy adecuado pensando en los peregrinos que este año puedan recorrer el Camino Primitivo. Sí se estipuló pensando en los habitantes de la villa pues… En fin, tiempo para cambiarlo tienen, en caso necesario.
  Mantengo que el cambio ha sido un error que han preferido mantener antes que reconocerlo y dar marcha atrás. Mis críticas se basan en el cambio a peor pero eso no es óbice para que les anime a visitar la exposición.



  Las tallas expuestas son tan relevantes y hermosas que desde luego merecen una visita. El esfuerzo de los vecinos, que a lo largo de los siglos financiaron esas tallas, al igual que todo el patrimonio de la Iglesia; el trabajo de recogida y conservación de las esculturas así como los esfuerzos para poner en marcha aquel Museo de Arte Sacro de Tineo merecen que se les de la relevancia que tienen.
  No le han dado la vuelta a la tortilla se les ha caído al suelo y ahora quieren recomponerla en un plato inapropiado. Nada nuevo, «con la Iglesia hemos dado».
  Una exposición permanente de la calidad e importancia artística, cultural y patrimonial de esta de Tinéu no la encontrarán en ningún otro lugar de Asturias.


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