Los músicos son integrantes de la
OSPA (Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias) y el concierto tuvo lugar
en el monasterio de Santa María la Real de Obona, Tinéu.
La puerta estaba abierta para que
entrara un poco del calor exterior. No sólo se colaron rayos del sol de la
tarde, el sonido de un cencerro acompañó de forma espontánea y arritmíca a los
músicos. Las vacas pacían en la cercanía y tal vez rumiaron al compás de las
melodías.
Sí los muros románicos otorgan
esa acústica especial también aíslan de los cambios climáticos, dentro siempre
hace frío y hay humedad. Cuando te das cuenta se te han metido en el cuerpo y
Obona se convierte en un lugar menos acogedor.
Mientras escucho miro alrededor.
Es imposible no fijarse en ese Cristo que parece estar durmiendo y que nada
tiene que ver con sus homólogos de rictus atormentados. Es una talla románica
de un tamaño cercano al de una persona adulta. Con el paso del tiempo y la mano
de los hombres ha perdido su policromía. Hubo un tiempo que estuvo llenito de cagadas
de coruxas (lechuzas) que se colaban
por las aspilleras. Un estropajo metálico acabó con los antiestéticos
manchurrones.
Los pilares están «decorados» con
unos feísimos porta flores de color blanco rematados con claveles blancos de
¡plástico! Ofenden la vista. Se ve que la sencillez del templo benedictino no
es del agrado de los vecinos.
El sol entra casi hasta el altar,
da igual, los pies se me quedan fríos gracias a una suave brisa. El suelo llama
mi atención. Me topo con unas baldosas grises que podían ser de cualquier
paseo. No me gustan. Aún quedan, a la entrada, vestigios de las losas que
cubrían el suelo.
En el altar llama la atención la
vestimenta de una talla, que tras preguntar me enteré que es la Virgen del
Rosario. Desde la lejanía parece un vestido de novia o de primera comunión que
hace juego con los claveles de plástico.
La humedad se ceba con los
pilares y los arcos de medio punto teñidos de verdín.
El movimiento finaliza y el
personal no sabe si aplaudir o no. ¿Toca o no toca? Algún atrevido inicia con
timidez el aplauso y concita la adhesión del resto. El público se reserva para
el final, ahí no hay duda y ese momento, al parecer y según los puristas,
debiera ser el único en el que se calienten las manos.
La luz entrante modifica los tonos
en la nave central.
Desde mi asiento veo que en las
naves laterales los pilares soportan bombillas, cada una de una madre
diferente. Unas de luz blanca, otras amarilla. En fin.
Al final centró toda mi atención
en los músicos. Dos violines, una viola, un violonchelo y un contrabajo
deleitan nuestros oídos. Las manos de los músicos se mueven ágiles y tienen
algo hipnótico.
Al acabar recorro el exterior.
Todo sigue igual. Como había actuación segaron la hierba que las más de las
veces campa a sus anchas en la zona del claustro. Son muy olvidadizos, pero con
actos públicos el consistorio tinetense se vuelve muy diligente.
Se supone que habrá un momento en
el que el Cristo de Obona se restaure. Eso mismo llevo oyendo desde hace años y
sigue igual. Estoy tranquilo, se que la cosa va para largo. Al igual que va
para… no sé para cuando la restauración del monasterio.
En el mes de febrero, de 2021, se
hizo público que en los Presupuestos Generales del Estado hay una partida
destinada a obras de restauración en diferentes monasterios entre los que se
encuentra el de Obona. En aquel momento, el pasado mes de febrero, el alcalde
de Tinéu, José Ramón Feito, ignoraba los plazos que barajan las administraciones,
estatal y autonómica, o sí existen algunas ideas de posibles usos. Vamos, no
sabe nada de nada.
Santa María de Obona, con su
iglesia del siglo XIII, su claustro del XVII y la talla del Cristo románico
merecen mejor trato. Para unos será una cuestión religiosa, para otros, como
yo, una cuestión cultural. Desgraciadamente somos un país que no ha sabido
preservar su patrimonio cultural, llegamos tarde y cuando hay poco que proteger
y conservar.
Les aconsejo, a pesar de los
pesares, una visita al monasterio. La atmósfera que se respira en Obona induce
a la relajación, pero al mismo tiempo provoca hormigueo en el estómago. Compruébenlo.
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