23 jul 2021

Una novela sin final feliz

 


  El mundo de las drogas es despiadado. El consumidor vive en una burbuja nociva que los familiares y amigos sufren y no saben cómo pinchar. Los que contemplamos el problema desde lejos emitimos sentencias durísimas sin conocimientos y cargados de prejuicios. Juarma, Juan Manuel López, nos acerca a esa realidad en Al final siempre ganan los monstruos.
  Esta es la primera novela de Juarma, conocido por su faceta de dibujantes de cómics underground. Al final siempre ganan los monstruos surgió de un club de lectura creado por él mismo en Facebook. La escribió entre octubre y diciembre de 2017. Esa rapidez no les haga pensar que está escrito de cualquier manera. Nada de eso.
  La historia transcurre en un pueblo del sur de España que no destaca por nada especial. En él cinco amigos hacen lo que más les gusta, meterse cocaína. Lolo es el matón del grupo, muere al principio pero está muy presente a lo largo de la novela. Liendres trabaja de mecánico; Juanillo es un currante; Jony es licenciado en filosofía y camello;  Dani el director de una sucursal bancaria. Cómo dice Juanillo «No somos buenos ni nobles, solo un puñado de liantes, pordioseros y embusteros enganchados a la coca». Así es, la vida de estos treintañeros trascurre entre raya y raya en un pueblo en el que todo se sabe pero nada se dice. Un pueblo donde algunos tienen que dedicarse al cultivo de marihuana para poder sobrevivir.
  Es una novela coral en la que los protagonistas van ejerciendo de narradores. Este recurso nos permite conocer de primera mano a los personajes y su participación en la trama. Retazo a retazo los lectores completamos la historia y tenemos una visión de conjunto.
  La novela tiene humor, violencia, muerte, amor o algo parecido, y todo es triste, pero la novela no se lee con tristeza. La condensación y la fuerza de una viñeta, Juarma la ha trasladado a la escritura. Todo va deprisa, contenido y expresivo.
  Las mujeres son el contrapunto sensato. Ellas ponen todo de su parte pero la cocaína es más fuerte. Destaca Antoñica, mujer a la que le falta reprís pero que es toda bondad y a la que le encasquetan el Juanillo.
  La muerte se va cebando en el grupo. Los sobrevivientes parecen encauzar sus vidas ¿lo conseguirán? La cocaína es muy puñetera, ya saben, dicen que tiene un tacto divino y quien la toca se queda en ella.
  El epílogo resulta demoledor. Es una confesión y una declaración de amor eterno a… Vean las últimas líneas de la novela: «La mirada de loco. Entonces, mientras el ambiente se caldea y se empujan e insultan los unos a los otros, te juro que Yeray se empieza a reír, mientras da lametones con cara de ilusión al helado de chocolate que ha robado». Determinismo puro. Para llegar a esta conclusión u otras, tendrán que leer la novela.
  Al final siempre ganan los monstruos es cruda, muy real, totalmente creíble. Sin ensañamiento no hace concesiones. Juarma no introduce escenas ni elementos escabrosos, no le hace falta. Es una novela muy visual. Me gustó y se la recomiendo.

 


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