El mundo de las drogas es
despiadado. El consumidor vive en una burbuja nociva que los familiares y
amigos sufren y no saben cómo pinchar. Los que contemplamos el problema desde
lejos emitimos sentencias durísimas sin conocimientos y cargados de prejuicios.
Juarma, Juan Manuel López, nos acerca a esa realidad en Al final siempre ganan los monstruos.
Esta es la primera novela de
Juarma, conocido por su faceta de dibujantes de cómics underground. Al final siempre
ganan los monstruos surgió de un club de lectura creado por él mismo en
Facebook. La escribió entre octubre y diciembre de 2017. Esa rapidez no les
haga pensar que está escrito de cualquier manera. Nada de eso.
La historia transcurre en un
pueblo del sur de España que no destaca por nada especial. En él cinco amigos
hacen lo que más les gusta, meterse cocaína. Lolo es el matón del grupo, muere
al principio pero está muy presente a lo largo de la novela. Liendres trabaja
de mecánico; Juanillo es un currante; Jony es licenciado en filosofía y camello;
Dani el director de una sucursal
bancaria. Cómo dice Juanillo «No somos buenos ni nobles, solo un puñado de
liantes, pordioseros y embusteros enganchados a la coca». Así es, la vida de
estos treintañeros trascurre entre raya y raya en un pueblo en el que todo se
sabe pero nada se dice. Un pueblo donde algunos tienen que dedicarse al cultivo
de marihuana para poder sobrevivir.
Es una novela coral en la que los
protagonistas van ejerciendo de narradores. Este recurso nos permite conocer de
primera mano a los personajes y su participación en la trama. Retazo a retazo
los lectores completamos la historia y tenemos una visión de conjunto.
La novela tiene humor, violencia,
muerte, amor o algo parecido, y todo es triste, pero la novela no se lee con
tristeza. La condensación y la fuerza de una viñeta, Juarma la ha trasladado a
la escritura. Todo va deprisa, contenido y expresivo.
Las mujeres son el contrapunto
sensato. Ellas ponen todo de su parte pero la cocaína es más fuerte. Destaca Antoñica,
mujer a la que le falta reprís pero que es toda bondad y a la que le
encasquetan el Juanillo.
La muerte se va cebando en el
grupo. Los sobrevivientes parecen encauzar sus vidas ¿lo conseguirán? La
cocaína es muy puñetera, ya saben, dicen que tiene un tacto divino y quien la
toca se queda en ella.
El epílogo resulta demoledor. Es
una confesión y una declaración de amor eterno a… Vean las últimas líneas de la
novela: «La mirada de loco. Entonces, mientras el ambiente se caldea y se
empujan e insultan los unos a los otros, te juro que Yeray se empieza a reír,
mientras da lametones con cara de ilusión al helado de chocolate que ha
robado». Determinismo puro. Para llegar a esta conclusión u otras, tendrán que
leer la novela.
Al final siempre ganan los monstruos es cruda, muy real, totalmente
creíble. Sin ensañamiento no hace concesiones. Juarma no introduce escenas ni
elementos escabrosos, no le hace falta. Es una novela muy visual. Me gustó y se
la recomiendo.
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