Cuando algo está mal desde hace
mucho tiempo la posibilidad de que vaya a peor es muy alta. Las obras de la
autovía Oviedo-La Espina además de hacerse eternas están retrasándose, es un
decir, por «problemas» inesperados.
A partir del 3 de agosto la
N-634, entre el enlace de Casazorrina y la glorieta de La Espina, se cerrará.
En esta ocasión el causante es el puente de Godán, en Salas. No es un problema
que haya surgido de pronto. Quienes pasamos por él sabemos que vamos a pegar un
salto y aminoramos la velocidad. El problema es viejo. Ahora nos dicen que el
puente se está hundiendo y que no soporta el peso de camiones de gran tonelaje.
O bien tardaron mucho en darse cuenta o
estaban intentando esconder lo evidente.
Para los que no conocen la vía
les diré que este puente se encuentra en el único carril que tenemos disponible,
de momento, para subir y bajar el puerto de La Espina. Hace poco que iniciaron
las obras del segundo carril. Antes de finalizar la obra se le viene abajo un
puente.
Desde Tineo volveremos a utilizar
la vieja carretera o el corredor del Narcea.
La duración prevista de los
trabajos de demolición es de cuatro semanas, en construirlo ni se atreven a
realizar una estimación. No me extraña. Las expectativas no pueden ser peores.
Aunque utilizo el término
maldición en el título no quiero indicar que alguien o algo haya vertido un
conjuro maléfico contra esta obra. No creo en esas cosas. No, aquí no hay nada
misterioso. Dado el tiempo que lleva en ejecución y las «incidencias» sufridas
podríamos inducir varias causas que podrían explicar lo sucedido.
Dado que carezco de información
tengo que realizar suposiciones basadas en la lógica, lo cual no quiere decir,
faltaría más, que sean ciertas en su integridad. Cómo verán estoy realizando un
esfuerzo por ser comedido y no dejarme arrastrar por el enfado que tengo. En
este caso puedo asegurar que no soy el único cabreado.
Permítanme, una vez más, que
antes realice un breve repaso a lo acontecido hasta ahora.
La autovía Oviedo-La Espina se
comenzó a construir en 1999. Sí, hace veintidós años. Se paró por obra y
desgracia de José Blanco, ministro con Zapatero. La obra iba lenta, muy lenta y
llegó el 15 de febrero de 2016 y se produjo un argayo a la altura de Porciles,
Salas. Ocho meses de nada tardaron en abrir la carretera. En ese tiempo nos
hartamos de bajar y subir el puerto de La Espina.
Las obras continuaron a ralentí.
En la zona de Casazorrina los trabajos se estancaron. Mientras más desmontes
realizaban para abrir la caja de la carretera y asegurar el terreno más
problemas surgían. Llevan empantanados en ese tramo más de dos años. Da igual
lo que hicieran, allí se afanaban las máquinas y trabajadores pero no
avanzaban. Llegó el 16 de abril de 2021 y en esa zona se produjo un gran
argayo. La carretera quedó bloqueada en el kilómetro 450 de la N-634. Desde que
se produjo hasta que pudimos circular por el paso alternativo pasaron 91 días.
Para dejar expedito y asegurar el terreno donde se produjo el derrumbe les
llevará catorce meses y se tragará unos catorce millones y medio de euros. Esto
supondrá un mayor retraso en la finalización de la autovía.
Cuando aún tenemos fresco este
último fiasco nos dicen que tienen que derruir el puente de Godán, que lleva hundiéndose
mucho tiempo, repito. Esto supondrá volver a circular por la antigua carretera
de La Espina que se encuentra en mal estado, con escasas opciones para
adelantar y que aumentará los tiempos de desplazamiento hacia el centro de
Asturias. Vamos, lo de siempre. El transporte por carretera se resentirá y los
usuarios diarios se verán muy perjudicados. Me temo lo peor. Van a agotarnos la
escasa paciencia que nos queda.
Tras tanta demora y tanto
«incidente» habría que delimitar las responsabilidades. Desde luego qué las
hay. A ello voy.
La demora es imputable, en
exclusiva, a los responsables políticos, en este caso PSOE y PP. Ambos partidos
han gobernado y no han querido agilizar la conclusión de las obras. Tras ellos, visto lo visto, no sería descabellado
pensar que hay responsabilidades técnicas. Quién sabe sí el proyecto contiene
errores, sí se realizaron los estudios geológicos, etc. necesarios o fueron
escasos. También pudiera ser que las obras no se ejecutasen de la forma
correcta o sencillamente es una conjunción de ambas cosas o para los creyentes
es cuestión de mala suerte o un castigo divino. En cualquier caso, seguramente
las bajadas temerarias que realizan las empresas en la licitación contribuyen a
estos desastres.
Sea como sea los problemas están ahí, los perjuicios para empresas y
ciudadanos son reales y, sin embargo, no pasa nada. En este caso ¿no sería
oportuna una comisión de investigación de expertos para comprobar dónde están
los fallos? Las probabilidades de que en un futuro no muy lejano sigan
produciéndose «incidentes» son elevadas. ¿Quién asumirá los gastos? ¿Tendremos
que pagar los ciudadanos los costes del nuevo puente? Lo dicho, investiguen las
posibles deficiencias y comprueben si lo ejecutado supone algún peligro para
los ciudadanos. Ya no me fío de la seguridad de lo construido. ¿Nos
sorprenderán con el tiempo los pilares que estuvieron tanto tiempo al
descubierto? ¿No se producirán más argayos?
Tras pasar Villazón, en dirección
a Oviedo, están desmontando la ladera, imagino que para reforzarla a
continuación. En la parte de arriba ya tienen abierta la caja desde hace
tiempo, ¿se dan cuenta ahora que es necesario construir muros de contención?
¿En cuántos sitios más no los han hecho y harán falta?
Estas preguntas me surgen a la
vista de los acontecimientos. Creo que no son descabelladas y no estarían mal
esas comprobaciones del estado de lo construido. Dudo que nadie asuma
responsabilidades e imagino que los ciudadanos seguiremos pagando los
desaguisados.
Mientras nos avisan del nuevo
cierre los alcaldes están tranquilos, aún les pesa el esfuerzo que realizaron
hace poco con el argayo de Casazorrina.
Ellos son los primeros que tendrían que pedir responsabilidades.
Afirmo, con toda rotundidad, sin
atisbo de sentimientos de inferioridad, que el suroccidente asturiano les
importa un pito a los políticos asturianos y mucho menos a los nacionales.
Ahora a esperar y ver cómo pasa
el tiempo.
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