Se ha instaurado e
institucionalizado entre los alcaldes el cansino mantra de incrementar el
turismo. No suelen desplegar su argumentario para hablar de proyectos
industriales, empresariales, o de aquellos que signifiquen investigación, desarrollo e innovación. Es
más fácil hablar del turismo en abstracto, así no se mojan.
A estas alturas no se han
enterado que el turístico es un sector de bajo valor añadido, que genera un
empleo inestable y generalmente mal pagado. Duela a quien duela es una realidad
que cualquier economista confirmará. Pues da igual, los alcaldes erre que erre.
Muchos de ellos no dan para más.
En Tineo no son una excepción. No
saben lo que son los intentos por captar industrias que generen empleo estable.
Sus esfuerzos no es que sean infructuosos, sencillamente es que no realizan
ninguno. Eso es lo imperdonable.
La última idea luminosa, en el
terreno turístico, es la instalación de una marca e indicativo turístico en el
paseo de Tineo, en un lugar desde el que se contempla un amplio paisaje. El
Ayuntamiento de Tineo anuncia su
instalación a lo grande: «La villa de Tineo incorpora una gran marca corpórea
para potenciar su imagen turística».
En primer lugar tengo que hacer
una puntualización que se les olvida a lo munícipes: la denominación oficial del
concejo es Tinéu, no Tineo. Ellos mismos lo decidieron en un pleno municipal,
pero cómo no se enteraron de lo que votaban ahora, ante el rechazo ciudadano,
siguen utilizando Tineo. En fin. Es lo que tenemos.
En el Facebook municipal se muestran encantados con el
armatoste. No exagero. La estructura, según la información municipal, tiene
cuatro metros de longitud y dos de altura. Pues así y todo afirman ufanos que
desde ahí los turistas y peregrinos podrán hacer fotografías con un «fondo de
un paisaje de montañas verdes». Pues va a ser que no. El pedazo de letrero, que
no deja de ser eso, tapa el paisaje. Sí fotografían las letronas no tienen
espacio para el paisaje. ¡Hay que tener poco gusto y sentido de la proporción y
el espacio!
Antes de seguir, en la propia
información municipal se dice que tuvo «un coste cercano a los diez mil euros»
¿Qué? ¿Cómo les queda el cuerpo?
Sigo. Estaban lanzados y se les
llena la boca anunciando los beneficios del cartelón. Lo llegan a convertir en
«un recurso más para la celebración de eventos importantes, tantos (sic)
personales y familiares como de empresas». Lo dice el señor Alcalde. De repente
oigo una música celestial entonando el Aleluya de Haendel.
Pues vaya, esto va a ser el acabose.
Creo que van a fletar vuelos charter para venir a Tinéu a fotografiarse delante
del cartelón.
Por favor, hay que ser más serios
y rigurosos.
Lamentablemente quienes pasen por
la villa de Tinéu verán también otras cosas. Se toparán con edificios en ruinas.
Verán cómo las señas de identidad del pueblo se están cayendo. Les será
imposible caminar por las aceras que estarán ocupadas por vehículos o algunas
terrazas de bares. Ya no podrán visitar un pequeño museo sacro si no unas
cuantas esculturas en la iglesia parroquial. Y ahora para hacer una foto
panorámica desde el paseo tendrán que dejar de lado el cartelón.
Estoy seguro que esta medida será
copiada por el mundo mundial. Bueno, por Gijón no, ya las pusieron en el muelle
hace años y aquellas son otra cosa. En Cangas del Narcea… pues tampoco, hace unas
semanas que las instalaron.
Ni son originales, ni sirven para
todo eso que ellos dicen. Molesta y ha sido carísimo, pero tranquilos, nos
haremos fotos para justificar el dispendio.
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