4 sept 2021

Peregrinaje a una nueva vida

 

  Hay quienes peregrinan por devoción o por ocio y quienes lo hacen, eso dicen, para encontrarse a sí mimomos. En Peregrinas, de Joaquín Berges, se entremezclan un intento de saldar una cuenta pendiente y una huída. Al final resulta que también es la búsqueda de un futuro mejor.
  Tres mujeres y un hombre se embarcan en un viaje que les llevará más allá de lo que esperaban.
  Una de ellas, Dorita, convence a las otras para realizar esa «peregrinación». Carmen sabe conducir. Fina es Fina, se «marcha al pasado» y es la propietaria del Volvo. Forman un grupo al que une el maltrato de la vida. Tienen un pasado que les marca la existencia. Las acompaña Julio que también arrastra una historia dura que le une a una de ellas.
  No lo he dicho. No son unas jovenzuelas, son octogenarias que viven en una residencia.
  Todo empezó con una idea clara, pero sin saberlo inician un viaje que las llevará quién sabe dónde.
  Fina es víctima de la confabulación y el engaño de los demás. La hacen creer que van a realizar el Camino de Santiago, ese camino que hizo su abuelo y que ella le contó a su hijo, cuando en realidad se dirigen a Tarragona.
  La novela tiene un tono humorístico, agridulce, que se acentúa con los intentos por engañar a Fina. Crean paralelismos, forzados desde luego, en el trayecto a Tarragona y las existentes en el Camino Francés.
  A la par que las vicisitudes del viaje vamos conociendo la vida de estos «peregrinos». Sus trayectorias vitales les ha convertido en personas desconfiadas lo cual provoca ficciones entre ellos, es el preámbulo para crear unos lazos afectivos profundos.
  La trama se sitúa en los momentos posteriores al levantamiento de las restricciones de movilidad por la pandemia. Por cierto, Berges aprovechó bien el tiempo y le cundió tanto que escribió Peregrinas.
 Sin ensañarse ni perder el tono agridulce, critica la vida dentro de las residencias de ancianos y su reglamentarismo. Pareja a esa reprobación está el abandono familiar. Al hilo de esto último tenemos que reconocer lo hipócritas que somos. Nadie abandona a los viejos – palabra maldita hoy en día – en una residencia, se les interna por su bien.
  Joaquín Berges trata a los personajes con cariño y comprensión. En ningún momento carga las tintas con el fin de dramatizar, no es necesario, especialmente con Fina.
  Sin forzar demasiado podríamos decir que se trata de un viaje iniciático. Partieron con la idea de que Dorita saldase una cuenta pendiente y acabó siendo el inicio de una nueva etapa cuando les queda poco recorrido.
  Acabo con un topicazo «nunca es tarde si la dicha es buena».


Comentario de Peregrinas de Joaquín Berges 

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