20 oct 2021

Tineo no es para los peatones



  Las ciudades, desde principios del siglo XX, han sido diseñadas para los coches.  Anchura de las vías públicas ajustadas a sus necesidades, zonas de aparcamiento, parkins y rotondas han sido construidas para uso y disfrute de los automovilistas. El uso masivo del vehículo particular ha ido en detrimento de los transportes públicos. La publicidad, machacona y constante, del coche como elemento que causa placer a quien lo posee además de otorgarle, supuestamente, un estatus social elevado lo han convertido en el amo y señor de calles.
  Afortunadamente los conceptos sobre lo que deben ser las ciudades han cambiado y desde hace años se está ganando espacio para los peatones. Las aceras se ensanchan, se plantan árboles, se crean zonas verdes, carriles bici, colocan bancos… y como consecuencia disminuye la polución y eleva la calidad de vida.
  La progresiva peatonalización urbana suele generar, en principio, agrias discusiones y los comerciantes y hosteleros suelen quejarse de que con tales medidas sus negocios perderán clientes. Nada más lejos de la realidad. Al cabo de poco tiempo comprueban los beneficios para la ciudad y sus negocios.
  Esa recuperación del espacio público para los ciudadanos está muy extendida en el mundo más desarrollado. Ciudades y pueblos se transformar para hacerlas más «vivibles», pero siempre hay excepciones. Tineo, oficialmente Tinéu, es una de ellas.



  La villa de Tineo está muy alejada de esas corrientes regeneradoras del espacio público. Es más, ha dado claros pasos hacia atrás. Un ejemplo de ello lo tenemos en la Plaza de El Fontán, situada en el centro de la capital situada frente al edificio del ayuntamiento. Tras su remodelación se convirtió en zona peatonal, poco duró la dicha, poco después se revertió la iniciativa y los coches volvieron a tomar la plaza. En la actualidad no sólo lo hacen en las zonas habilitadas para aparcar, ocupan las zonas en las que está prohibido. En ocasiones resulta dificultoso circular por ese tramo de plaza y calle debido al colapso de coches aparcados de mala manera. No se crean que es falta de espacio para aparcar, a unos escasos cien metros hay un parking municipal que, comparados con los precios que se estilan por ahí, no resulta excesivamente caro. Se preguntarán si no hay policía local. Haberla hayla, pero como si no la hubiera.
  Lo de los coches no termina ahí. Lo más normal es encontrarte con vehículos aparcados encima de las aceras. Tal cual. No un momento para carga y descarga. Nada de eso. Aparcan de tal forma que en muchas ocasiones los peatones tenemos que salirnos a la carretera ante la imposibilidad de pasar. Ni les cuento lo que sufren las personas en sillas de ruedas o quienes empujan un carrito de bebé.



  Por si esto no fuera suficiente frustrante para los viandantes tenemos que esquivar las terrazas de los bares. No estoy en contra, soy un usuario más. En Tinéu no hay una ordenanza municipal que regule la ocupación de espacio público por las terrazas. Ya  las había antes, que no pagaban por ocupar suelo público, con la pandemia siguen sin pagar y han incrementado de forma notable la ocupación, tanto que algunas llegan a impedir el paso de los peatones. No me opongo a que con el fin de resarcirse del cierre obligatorio se les permita aumentar el número de mesas y sillas pero no a costa de impedir el paso. No exagero ni un ápice. Entre mesas, sillas y sombrillas algunas zonas son intransitables. No critico ese aumento del número, lo que critico es que no podamos deambular por las aceras sin convertir nuestro paseo en una carrera de obstáculos.
  Medidas idénticas se han llevado a cabo en ciudades y pueblos, pero por lo que he visto han preservado los derechos a deambular por las aceras y en Tinéu no.



  Estos impedimentos suponen un problema irresoluble para las personas que tienen que utilizar una silla de ruedas. Tinéu no es un pueblo amigo para los discapacitados. Sin ir más lejos varios edificios municipales carecen de rampas de acceso para sillas de ruedas o personas con problemas motores. El propio edificio del ayuntamiento o la Casa de Cultura son un ejemplo de inaccesibilidad.
  Las normas de convivencia son fundamentales para vivir en sociedad. Tras la vuelta a la «normalidad» hay que recuperar lo que es de todos y mejorarlo. Aquello que sea razonable permitir para usos privados tiene que tener un coste. Así es en la inmensa mayoría de los pueblos y ciudades, en Tinéu no.


Consecuencia de aparcar en la acera

  No tiene justificación el aparcar encima de las aceras. Y digo aparcar. Es de una dejadez total y absoluta por parte del ayuntamiento el permitirlo. Me produce vergüenza y me cabrea la desidia de quienes tienen que acabar con esas actitudes incívicas y miran para otro lado. No se puede prohibir su utilización, pero sí que campen a sus anchas y aparquen dónde les dé la gana.
  En Tinéu todos nos conocemos y eso supone que apenas existan quejas por estas cuestiones. Es más, quien protesta es mal visto por los buenistas a los que todo les parece bien.
  Ganar espacio público para los vecinos es un reto pendiente en Tinéu. Desde el consistorio tienen que ser capaces de conjugar el interés público con el privado. Este último nunca debiera perjudicar al conjunto de la sociedad tinetense.  La villa ganaría en estética, en salud y civismo.

 

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