Fotografía cedida por Demelsa Álvarez
Se ha consumado el temor de los
vecinos del suroccidente. Las dos vías de comunicación más importantes de la
comarca, la N-634 y la AS-15, están cortadas. La primera como consecuencia del
derribo del puente de La Barrosa debido a sus malas condiciones. Un puente con
diez años de antigüedad. No hay fecha para su reapertura. Ahora la AS-15, a la
altura de Soto de la Barca (Tineo), en la que un argayo la mantendrá
intransitable a saber durante cuánto tiempo. En este último caso tenemos que
lamentar la muerte de una vecina de Allande, María Luscinda Mon, su esposo
resultó herido. La AS-15 es una carretera muy peligrosa, desgraciadamente no es
la primera víctima que se cobra.
Los vecinos del suroccidente
venimos quejándonos de forma reiterada por el estado de las vías de
comunicación, ¿se trata de una maldición o de desamparo? No hay maldición que
valga. Estamos desamparados. Nos quejamos de la dejadez política, de tal cosa
hay que hablar. El mantenimiento de las carreteras de esta zona es inaceptable,
es peligroso, es mortal.
Fotografía cedida por Demelsa Álvarez
El presidente Adrián Barbón ha
dicho, según informa El Comercio, que
es indecente afirmar que el accidente fue por falta de mantenimiento. Pues
tendrá razón, pero en general las carreteras carecen de la conservación
necesaria. Eso sí, dejó bien claro que el argayo se produjo «fuera de todo
dominio público de seguridad». Abundó en explicaciones e indicó que el derrumbe
tenía que ver con el cambio climático y que de ahora en adelante tendremos que asumir
que se van a producir argayos siempre. Según su aserto anterior, como muchos
estarán fuera de todo dominio público, viviremos con el temor de que un argayo
nos caiga encima como aquellos irreductibles galos que vivían con el miedo de
que se les cayese el cielo encima. Si eso sucede culparemos a los dioses.
Adrián Barbón pidió no hacer
política con la desgracia, tiene razón, yo no hago política con la muerte de
María Luscinda Mon, la hago con la situación de las carreteras del
suroccidente, de todas ellas, y con las respuestas que se están dando a sus
gravísimos problemas.
El consejero de Cohesión
Territorial, Alejandro Calvo, se desplazó a la zona del mortal argayo y fue el
primero en manifestar que la rotura se produjo fuera del dominio de la carretera,
o lo que es lo mismo, fue para echar balones fuera. Esa «aclaración» no tocaba
en ese momento. No tuvo tampoco empacho alguno en declarar, refiriéndose al
puente de La Barrosa, que la solución «es técnica, no política» Y lo dijo tan
tranquilo. Imagino que los ingenieros estarán encantados con es declaración.
Señor consejero, no se ría de los ciudadanos del suroccidente.
Otro que ha puesto paños
calientes es el alcalde de Cangas del Narcea, José Víctor Rodríguez. No es
extraño, se debe a su partido y a su futuro político. El señor alcalde cangués
esgrimió las inversiones realizadas en la AS-15 y con satisfacción – imagino –
ilustró a toda Asturias que esa carretera recibió inversiones en 2019 y 2020 y
que la zona no está totalmente aislada ya que se puede circular por la antigua
N-634. Tampoco se pone colorado. Libran que no les crece la nariz.
Los vecinos tendremos que
desplazarnos, como la mejor solución dentro del desastre, por la antigua
carretera de La Espina, plagada de curvas y en mal estado, que ahora con el
incremento de la circulación de vehículos de todo tipo se volverá aún más lenta
y peligrosa. Los vecinos de Tineo es la que estamos utilizando últimamente.
En el suroccidente han cerrado
las minas, la térmica de Soto de la Barca; tenemos una emigración imparable,
una población envejecida y no se han articulado medidas paliativas. Ahora
sumamos la casi incomunicación, el seguro incremento de los tiempos de los
desplazamientos y el aumento de los gastos en combustible. No es una buena
imagen para atraer inversiones o visitantes. Quienes pueden abandonan la zona
ante las manifiestas carencias.
Hay responsables, desde luego que
los hay. Los políticos, los de aquí, los de Oviedo, los de Madrid que han
abandonado a su suerte al suroccidente. No pueden decirnos que un puente se
construirá a lo largo del 2022 y quedarse tan tranquilos. Así lo dijo en su
momento la Delegada del Gobierno en Asturias, aunque la última noticia, según
la señora Delegada, es que lo van a arreglar en breve. Veremos. No pueden «vendernos»
las inversiones en la autovía Oviedo-La Espina cuando llevan 22 años en su
ejecución ¡y los que nos quedan! No pueden decirnos que en el 2019 y 2020 se
aseguraron los taludes en la AS-15 y se realizaron obras cuando seguimos
transitando por una carretera peligrosa y con uno de los índices de
siniestralidad más elevados.
¡Que no nos cuenten milongas!
Tienen que dotar de un
presupuesto adecuado, y realista, a la dichosa autovía para finalizarla; tienen
que acometer actuaciones en la AS-15 para que deje de ser una trampa para los
conductores. Las obras en una y otra tienen que ejecutarse con urgencia, con
inmediatez.
No busquen disculpas. Es cuestión
de voluntad política y de presupuestos. El suroccidente agoniza y lo van a
llevar a la tumba ante la triste y apática mirada de sus moradores.
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