Hoy no voy a hablarles de una novela, lo haré
de cuatro. Bueno, no es verdad del todo. Son cuatro en una. No, no es eso. Es
una que da lugar a tres más. Tampoco es así. Es una, Obligaciones, que
da lugar a tres más. Esto ya se aproxima un poco más a la realidad. No se
alarmen.
No es un galimatías. Aunque formalmente es un
poco compleja se deja leer. Puede que no a todo el mundo le guste esa forma de
narrar.
Ya va siendo hora de que les diga que se
trata de Fortuna, cuyo autor es Hernán Díaz, nacido en Buenos Aires,
aunque lleva casi todo su vida en Estados Unidos. La traducción es de Javier Calvo.
Díaz nos ofrece cuatro puntos de vista
sucesivos que discrepan entre si, tanto que se contradicen. Eso al final es
bueno para el lector que puede contemplar la historia desde esos puntos divergentes
que enriquecen la trama.
Esa forma de construir la novela debió suponer un enorme esfuerzo para el
autor. Me imagino hacer un rompecabezas a varias manos. El resultado, en
ocasiones, puede despistar un poco – me pasó -, pero con refrescar lo leído se
coge el hilo. Insisto en que tal vez haya algún lector al que no le guste este
experimento narrativo, que tampoco es que sea novedad.
La novela tiene 434 páginas. Está dividida en
cuatro capítulos o novelas: Obligaciones, Mi vida, Recuerdo de
unas memorias y Futuros. Cuatro historias narradas por protagonistas
diferentes. Cuando se llega a la segunda, Mi vida, parece que entras en
una nueva historia. El desconcierto inicial se evapora rápido. Así me pasó. El
lector ya está preparado para los siguientes y ve por donde va el autor.
En Fortuna se habla de dinero, de
especulación bursátil, del crack del 29… Una historia, una de las muchas, que
se acerca a la realidad, probablemente se quede corta. Que el capitalismo no
tiene ni alma ni humanidad creo que lo sabemos todos, pues eso se ve en Fortuna.
Los poderosos maniobran, saltándose las leyes, para amasar fortunas
monstruosas con las que no saben que hacer. Su poder es tan impresionante que
provocan el caos económico y social en un país o en el mundo. Imagino que nadie
pensará que no lo siguen haciendo, a las pruebas me remito.
Además de la fotografía de ese capitalismo
desbocado, del ansia de poder modificar los mercados, también nos acerca a la
vida social de los ricos y poderosos y como se «purifican» con obras benéficas.
Hay un personaje que permanece en la
trastienda, como una figura decorativa, pero que al final adquiere su auténtica
dimensión y acabará eclipsando al resto. Esa «solución» o «resolución» que
ofrece el autor, por decirlo de alguna manera, es muy políticamente correcta.
No me extraña que vayan a realizar una serie televisiva, aunque imagino que no
les va a resultar fácil reflejar esas cuatro voces, cuatro visiones diferentes.
Ya veremos.
Reconozco que apenas les he dado pistas de la
historia, no es mi estilo. Si les apetece acérquense a su biblioteca pública o
librería preferida y léanla.
Comentario para Cadena Ser Occidente 13 junio 2023
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