Philippe Sands es un abogado británico
especialista en derecho internacional. Ha ejercido como abogado en la Corte
Internacional de Justicia, el Tribunal Internacional de Derecho del Mar, el
Tribunal Europeo de Justicia, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la
Corte Penal Internacional. Participó en el juicio contra Pinochet, en el de la
guerra de los Balcanes o el genocidio de Ruanda. No es un abogado cualquiera.
A su faceta profesional une la de escritor,
principalmente sobre derecho internacional, pero también otros temas más asequibles al público en
general. Entre estos se encuentra La última colonia, traducida por Francisco J. Ramos Mena e ilustrada por Martin Rowson.
En ese ensayo histórico nos relata, de forma
amena y comprensible, las vicisitudes judiciales de una pequeña isla, Peros
Banhos, perteneciente al archipiélago de Chago en el océano Índico, para lograr
su independencia.
Narrado en primera persona por el autor tiene
como figura central a Liseby Elysé, una de las moradoras del atolón que prestó
un testimonio muy humano en la Corte Internacional de La Haya. No menos
relevante es el autor ya que es un narrador comprometido que además nos aclara
como funciona el derecho internacional. ¿Cuál fue el motivo de la disputa judicial?
Peros Banhos era una colonia británica que fue cedida a los estadounidenses con el fin de alejar las
miradas de la base militar que pretendían construir en una isla cercana, la de
Diego García. La decisión que tomaron a las bravas fue la deportación forzosa,
en 1973, de los habitantes del archipiélago de Chagos, unos mil quinientos, a la isla Mauricio.
Sin duda alguna fue un atropello. ¿A quién le
iba a importar lo que sucediese con unas personas de unas pequeñas islas
perdidas en el Índico? Pues sí que importaba, al menos a los habitantes que
expulsaron de su tierra. Con su lucha incansable lograron obtener la justicia
que los británicos les negaban con torticeras maniobras.
Este ensayo puede leerse como una novela y
puede llevar al lector curioso a repasar el fenómeno de la descolonización.
Tras la II Guerra Mundial se desarrolló el
proceso de descolonización. Ya había quedado en el olvido el imperio
colonizador de España, que tan mal gestionó para los colonizados y para el
propio país. Las colonizaciones impuestas por Inglaterra, Francia, Italia,
Alemania o Bélgica tuvieran un carácter esquilmador sustentado sobre fuerzas
militares que no le hacían ascos al derramamiento de sangre.
La Conferencia de Bandung, celebrada en 1955,
fue decisiva para alentar el espíritu independentista entre los estados
asiáticos y africanos.
La descolonización, a grandes rasgos, tuvo
tres momentos. En primer lugar, la revolución en Asia. En este caso recordamos
la Guerra de Indochina para desalojar a los franceses del territorio integrado
por los países que hoy conocemos como Camboya, Laos y Vietnam. Posteriormente
Estados Unidos se involucró en el conflicto y ya sabemos como acabó la Guerra
de Vietnam. El segundo gran movimiento descolonizador fue el árabe e islamista.
Previo a este último se produjo la creación del Estado de Israel en 1948 horas
antes de que terminase el Mandato británico sobre Palestina. El gran proceso
descolonizador finalizó en el África negra.
Vista la situación en que se encuentran esas
antiguas colonias en la actualidad queda claro que el proceso descolonizador
fue un verdadero desastre. Europa abandonó a su suerte a esos países sin
ofrecerles ningún tipo de apoyo. En la actualidad muchos de esos países están
sufriendo una nueva colonización vía grandes multinacionales que explotan los
recursos que tienen y no dejando que se desarrollen. Caso especial es el mundo
islámico del petróleo, dictaduras teocráticas que disponen de ingentes
cantidades de dinero en manos de muy pocos. Ahora rusos y chinos están
realizando una nueva colonización comercial que no es menos explotadora. Por su
parte Estados Unidos sigue ejerciendo de sacro imperio americano y ya veremos a
partir de noviembre lo que pasa.
La última colonia nos acerca a las
acontecimientos que sufrieron los ciudadanos de una pequeña isla para obtener
su libertad y por extensión al proceso descolonizador. Es un libro que me
resultó0 ameno que a los amantes de la historia les puede interesar.
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