Aunque parezca increíble las elecciones
europeas no tienen mucho predicamento entre los ciudadanos. Eso a pesar de que
son muchos los que echan las culpas de nuestros males a «Europa».
España inició su despegue económico y social
a partir de la entrada en la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea,
allá por 1986, el 1 de enero.
Quienes reniegan de la Unión Europea repiten
un argumento simple: «deciden por nosotros». La extrema derecha nos machaca con
él. ¿Habrá que recordar que el 9 de junio hay elecciones al Parlamento europeo
y lo que nos jugamos? Imagino que no, pero al parecer es muy necesario que
aquellos que van a votar a la extrema derecha se lo piensen dos veces. A la
extrema derecha la votan por…, para joder a…, por … entre otras cosas y ninguna
me parece buena. Tenemos ejemplos recientes. En primer lugar, Trump, tras él
Bolsonaro, Orbán, Milei, Putin, Meloni… A los demócratas se nos pone la piel de
gallina con esos nombres.
Hay quienes denominan a las democracias
gobernadas por la extrema derecha como democracias iliberales. Los gobiernos
que las dirigen han salido de las urnas democráticamente pero cuando llegan al
poder laminan libertades civiles, se saltan a la torera las normas y
contrapoderes democráticos y se vuelven muy opacos. Desprecian a las minorías
políticas, étnicas… a cualquiera que no sean como ellos. No son democracias,
son regímenes autoritarios que a poco que se descuiden los ciudadanos pueden
devenir en dictaduras. Ejemplo: la incitación a la toma del Congreso de Estados
Unidos por Donald Trump. Así y todo las encuestas nos dicen que en noviembre
volverá a ganar.
La extrema derecha española, Vox, está
dándole una gran importancia a estas elecciones. Así el 19 de mayo pasado
reunió en el Palacio de Vistalegre, Madrid, a dirigentes ultras. Estuvieron
presentes Milei, presidente de Argentina; José Antonio Kast, líder del Partido
Republicano de Chile, ultraconservador de extrema derecha; André Ventura,
presidente de Chega de Portugal, de extrema derecha, por supuesto; Mateusz
Morawiecki, ex primer ministro de Polonia entre 2017 y 2023, imagino que no es
necesario explicitar su adscripción política; no podía faltar Marine Le Pen,
presidenta de la Agrupación Nacional francesa. La nueva estrella de la facción
ultra, Giorgia Meloni, presidenta italiana, intervino por videoconferencia.
No deja de se curioso oírles hablar de «lucha
por la libertad» o «defensa de la libertad». Coinciden todos ellos en su
desprecio a los inmigrantes, sobre todo procedentes de países musulmanes. Las
«feminazis», la ideología de género y su oposición a la Agenda 2030 le une.
En el caso de Vox despotrican contra la
Agenda 2030, pero nunca explican sus discrepancias. La Agenda 2030 tiene unos
objetivos claros: luchar contra la pobreza, emponderar a las mujeres y hacer
frente a la emergencia climática. ¿Se puede estar en contra de eso? La extrema
derecha sí. No creen en el cambio climático, niegan la ciencia. Del
empoderamiento de las mujeres ni hablan, ya sabemos que son machistas por lo
tanto se oponen.
Los dirigentes de la extrema derecha mundial
se reúnen periódicamente con el fin de concitar estrategias, en estos momentos
tienen un objetivo, lograr formar grupo en el Europarlamento y ser influyentes
en las políticas comunitarias. Están en guerra cultural, la van ganando, y se
ven más cerca de lograr sus objetivos. Debiera preocuparnos muy mucho.
Algunos ya hemos recibido la propaganda
electoral y los votos, al menos los de PSOE, PP y Vox, viene personalizada. Se
trata de una carta firmada por cada líder del partido y del número uno a las
europeas.
Los eslóganes son esclarecedores. El de Vox
es rotundo, agresivo: Nos van a oír. El texto rezuma dramatismo,
negativismo. Así nos dicen que nuestra vida empeoró en los últimos años puesto
que las decisiones nos llegan impuestas desde fuera de España, por si esto no
fuera suficiente añaden que por burócratas a los que nadie votó. No se cortan
al afirmar que agricultores, ganaderos y pescadores han sido criminalizados por
el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030. Nada de explicar esas afirmaciones. No
podía faltar la inseguridad asociada a la desprotección de las fronteras. No
hacen falta explicaciones. Hablan de recuperar la soberanía, también sin
explicar a qué se refieren. Se les calienta la boca y no paran. Así dicen que
«Frente a sus imposiciones y restricciones a la libertad, cada vez hay más
europeos que quieren una Unión Europea de naciones soberanas...» Eso supondría
la desaparición de la Unión Europea. Nos están diciendo que quieren volver a
las fronteras y al salvase el que pueda. Eso solo beneficia a las
multinacionales y conglomerados financieros. Así de sencillo.
Estaría bien que los ciudadanos pongan en la
balanza los beneficios y los perjuicios de nuestra presencia en la Unión
Europea. A la hora de votar no valen los calentones.
El PP tiene un eslogan más prudente a la vez
que engañoso: Tu voto es la respuesta. La respuesta son las políticas
que salen del parlamento europeo. La primera en los dientes: «La gran mayoría
de los españoles no eligió un país en el que unos pocos se intercambian poder y
privilegios a costa de desatender y perjudicar a los demás». No es muy
diferente a lo dicho por Vox. No es la única coincidencia.
El discurso del PP se parece cada día más al
de la extrema derecha, se diferencian en la manera de decirlo, pero el fondo, y
no tanto, es igual. Vean: «No se puede apartar la mirada de problemas como los
del campo, los precios, la vivienda, la inseguridad o el paro juvenil con
políticos que sólo miran para sí mismos». ¿Verdad que no hay mucha diferencia?
Aún hay más coincidencias: «Queremos una España de ciudadanos libres e iguales,
en la que todos decidimos nuestro propio futuro». Al igual que Vox afirman que
en España los ciudadanos no somos libres. Claro, claro.
El PP dice que «todos decidimos nuestro
propio futuro», Vox «queréis recuperar vuestra soberanía y tener algo que decir
en las decisiones que afectan a vuestras vidas». ¿Ven? Lo que les digo,
clavadito.
Vox tiene como eslogan Nos van a oír,
el PP dice «que nuestra voz resuene con toda la fuerza de la razón», un poco
más elaborado pero con el mismo sentido. Vox es más bronco, poco más, pero son
más las cuestiones que les une que lo que les separa. Oigan, no me lo invento.
Para muestra hay están las declaraciones de Ursula von der Leyen quien dejó
claro que pactará con la ultraderecha si es necesario y puso su línea roja en
los «amigos de Putin» y el Estado de derecho. Feijóo se mostró partidario de
llegar a acuerdos con Fratelli d`Italia, el partido de Giorgia Meloni.
Considera Alberto Núñez que no es «homologable a otros partidos que se
consideran de extrema derecha en Europa». Está todo dicho. Los partidos de
derecha europeos parecen estar dispuestos a pactar con la extrema derecha,
ninguno, que yo sepa, negó esa posibilidad.
El 9 de junio antes de votar a la derecha
extrema o extrema derecha piensen que si es necesario se unirán, luego no valen
lamentos.
El PSOE utiliza el eslogan Más Europa,
todo lo contrario de lo que propugnan la derecha. En la carta que nos dirige a
los ciudadanos resalta los apoyos que España recibió de la UE (Unión Europea).
Así nos recuerda las vacunas con la COVID-19, los ERTEs, los Fondos Europeos,
la propuesta de la solución ibérica para la energía aceptada por la UE. Hablan
de impulsar la Agenda Verde; impulsar la igualdad entre mujeres y hombres y la
lucha contra la violencia de género. Más
Europa se repite trece veces.
En esas tres cartas quedan patentes las
similitudes de ideas e intenciones entre el PP y Vox y las diferencias con lo
propuesto por el PSOE. Gana la derecha en el papel, dos contra uno.
A estas alturas no he recibido publicidad de
otros partidos. En esta ocasión no me apetece leer los programas.
La ultraderecha quiere tomar al asalto vía
urnas el Parlamento Europeo. Están empujando duramente para obligar a la
derecha a pactar con ellos. Ya tienen la confirmación, si es necesario lo
harán. En nuestras manos, con nuestro voto podemos impedir que lo logren.
Frenemos la intransigencia, el odio, el cierre de las fronteras entre los
miembros de la UE, la autarquía, el machismo, la xenofobia, el racismo.
Iré a votar. Lo haré para que mi voto se una
al de millones de demócratas europeos y hacer frente a la derecha extrema y la
extrema derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario