La
imagen de los partidos políticos españoles, en estos momentos, es esperpéntica.
Venimos
de cuatro años terribles. Han entrado a saco en logros sociales que creíamos
seguros; sanearon los bancos con nuestro dinero; están esquilmando la bolsa de
las pensiones; los políticos y empresarios corruptos se cuentan por cientos…
Hemos
tenido, ahí sigue, el gobierno menos dialogante de nuestra historia
democrática. Tenemos un presidente que nos ha mentido, que se mensajeaba con Bárcenas o que ofreció
una rueda de prensa a través de una televisión. Eso sin hablar de sobres ni
zarandajas similares.
¡Todo
eso tenemos!
Las
elecciones del 20 de diciembre de 2015 generaron mucha expectación y ya vemos
en qué situación estamos. Y no lo digo por los resultados, nada de eso, lo digo
por el comportamiento de los líderes de los principales partidos.
Cuando
Artur Mas se presentó en cuarto lugar en la lista de Junts pel Sí, en las
elecciones catalanas del 27 de septiembre de 2015, me pareció una de las
decisiones más absurdas, burdas y antidemocráticas que he visto. Pues lo
absurdo se ha extendido e instalado en la política española.
Perdón
a los nacionalistas catalanes por incluirlos en la política española. Sigo.
Altooooo. Nada de perdón. Los nacionalistas catalanes se presentaron a las
elecciones generales del 20 D. Ahhhh.
Nuestro
presidente, el señor Rajoy, se hartó de decir que su partido tenía el derecho
de presentar candidatura pues había sido el partido ganador de las elecciones.
Pues bien. Lógico.
Los
días han pasado y de los contactos del presidente no se sabe nada. Es más,
todos, incluidos gentes de su partido, han dicho que no estaba haciendo los
deberes. Luego va y nos suelta aquello de "no
renuncio a nada. No le he dicho 'no' a mi investidura [al Rey]. Le he
transmitido que todavía y de momento no tengo los apoyos".
Para rematar nos soltó otra lindeza: "No podrán gobernar
porque tenemos la mayoría en el Senado".
Eso sí, se hinchará a hablar de España y de los españoles.
Para descojonarse.
Desde
un lado y otro de las trincheras mediáticas nos han recitado que incluso podía
ser una estrategia para desgastar a los demás. Cojonudo. Puso por delante sus
intereses, los suyos y los de su partido, antes que los de los ciudadanos.
Así
de clarito.
Habrá
quien me diga que esto es la política, pues para quien la quiera así. ¿No
habían entendido el mensaje de la sociedad? Me parto de risa.
Hablando
de entender, en esto no entran los 827.602,13 euros para la compra de 490
tabletas y 699 ordenadores ¿verdad? Me da a mí que los que tenían sus señorías,
los anteriores, se los llevaron para casa.
Ante
los silencios y la desidia de nuestro indolente presidente, Pedro Sánchez se
lanzó a la piscina.
¡Para no echar gota!
Se
vio tambaleando y en estos casos, ya se sabe,
nada mejor que dar un paso al frente. Lo suyo es una carrera desbocada.
¡La que le está cayendo! En un primer momento desde las filas de su propio
partido, ahora desde todos los lados. ¡Es lo que tiene el cacao mental!
Me
produce infinita tristeza.
Desde
las filas del PSOE se está produciendo una carga contra Podemos explicable por
los resultados electorales. Estos recién llegados están soplando en el cogote
socialista.
Lo
de Podemos es querer ir en séptima velocidad. Los resultados fueron buenos pero
querían más. Ahora están copando el protagonismo por incomparecencia de los
contrarios.
Cada
uno puede tomar el camino que quiera pero las formas son importantes.
No
me parece muy adecuado que ofrezcan un pacto de gobierno al PSOE y se lo
comuniquen antes al Rey que a los interesados. No, no me gustó. Será cuestión
de impacto mediático, pillar por sorpresa al otro, lo que se quiera, pero desde
luego no es educado. Sí, digo educado.
Tampoco
me pareció muy educado, vuelvo a repetirlo, que Pablo Iglesias pusiese a parir
a los socialistas al tiempo que les ofrecía ese pacto de gobierno. No me parece
muy cortés.
Desde
las filas de Podemos se habló hasta la saciedad – lo siguen haciendo - de los
cambios necesarios en la política española, nada que objetar.
Escuché
a Pablo Iglesias anunciar que no iría de segundo con Sánchez, ahora se ofrece
él. Iglesias dijo que pacto con el PSOE no, ahora él lo propone. Pablo Iglesias
se cansó de pregonar que había que discutir sobre cambios sociales, económicos,
políticos, ahora se han enfrascado en grupos parlamentarios y puestos
ministeriales. Muy precipitado me parece a mí.
¿Qué
ha pasado? Carajo, que la realidad condiciona mucho. La prudencia verbal en los
cargos públicos debería ser obligada. Viejos hábitos. Sus recetas no son
nuevas.
Escuché
a Mónica Oltras - de Compromís, aliados de Podemos - declarar que entre sus objetivos
para esta legislatura está el lograr una negociación del sistema de
financiación para Valencia, además de una regularización de su deuda.
Pues eso.
Lo
heterogéneo de los integrantes de Podemos puede complicar mucho las cosas. Son
pequeños grupos que ya existían pero que hasta ahora no habían logrado
representación.
Por
cierto, eso del ministerio de la Plurionacionalidad…uffff. Un estado
plurinacional, así se define oficialmente, es Bolivia. Lo de España es otro
cantar ¿o van a decirme que no?
Yo
lo único que quiero es que se establezca una correspondencia entre lo que se dice
y lo que se hace.
Así de sencillo.
Albert
Rivera y los suyos siguen descolocados. El dirigente de Ciudadanos se está
intentando erigir en el puente necesario para salir del estancamiento.
Rajoy
y Rivera van a ponerse las pilas. ¿Qué hicieron hasta ahora?
Me
parece un esperpento. Están jugando sus bazas, todos, en clave partidista, nada
más. Por esa razón me jode que estén disfrazando toda la historia de otra cosa.
¡Que no nos cuenten trolas!
Me
importa un pito si hablan por teléfono, si se mandan mensajes, si se ven o no.
No me interesa. Que se pongan a trabajar y si es posible que lleguen a acuerdos
y luego, eso sí, que nos los cuenten con pelos y señales, con transparencia.
Todo lo demás es postureo.
Si
no hay acuerdo, nuevas elecciones.
P.D.
La última trifulca, de momento, ha sido por la ubicación en el hemiciclo.
¿Renovación? ¿Cambio? Los ciudadanos ante todo, sí señor, con dos cojones.
Segunda
P.D. Alberto Garzón ¿dónde estás?
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