Publicado en La Nueva España el 15 de junio de 2016
Las
diez de la noche es una hora en la que muchos empezamos a dar cabezadas
sentados en el sofá. La televisión ejerce una influencia soporífera y al rato los
ronquidos sobrepasan el volumen del aparato.
El
lunes hice un esfuerzo y mantuve los ojos abiertos. Me arrepentí. Los
candidatos a la presidencia fueron aburridos.
Tenían
la lección muy bien aprendida y eso se notó. Repitieron como loros, como esos
opositores que han estudiado mucho, sin tener muy asumido lo que estaban diciendo.
Les falto espontaneidad, frescura. No hubo debate sino monólogos. Eso sí, el
más empollón fue Rajoy. No dudó en sacar la chuleta para no equivocarse con los
datos.
No
es por meterme con el Presidente en funciones, los dioses me libren, pero su
gestualidad da para mucha chunga. El baile de su ojo izquierdo denotaba su
nerviosismo. Son cosas inevitables. En ocasiones los tics los acompañó con
tropezones de lengua o el infructuoso intento de ser gracioso.
Al
final del primer bloque, y tras la intervención de Iglesias, el Presidente en
funciones no sabe por dónde tirar y reprocha a los contrincantes que tendrían
que llegar con todo estudiado.
¡No
lo puede evitar! Sigue siendo el eterno opositor a registrador de la propiedad.
Da gusto ver su cara de satisfacción cuando recita bien el discurso.
Por
su parte, Pedro Sánchez gestos y palabras muy medidas. La sonrisa predispuesta.
Rivera también muy circunspecto en la gestualidad. Iglesias meneó la cabeza en
varias ocasiones y puso cara de circunstancias en otras tantas.
Sánchez
resultó un poco cansino con el mantra de no haber podido formar gobierno por
culpa de los extremos que lo han bloqueado. Vamos, que la culpa fue de Rajoy e
Iglesias. Y no digo yo que no.
El
candidato socialista cargó contra Pablo Iglesias una y otra vez. Tanto lo hizo
que al candidato de Unidos Podemos no le quedó más remedio que rezar por lo
bajo aquello de “no soy yo el rival” “el adversario es Rajoy”. Sánchez intentó
sacar de sus casillas a un Pablo Iglesias moderado en las formas. No entró al
juego de enfrentarse al PSOE, al contrario, le estuvo tendiendo puentes e
intentando que Sánchez se mojase en lo de los pactos. Fue en vano.
Cuando
llegaron al tema de la corrupción sucedió lo esperado: Rajoy se atascó. Por
cierto, si no entendí mal, en un momento determinado el Presidente en funciones
amagó con hablar de casos de corrupción del PSOE pero que no lo iba a hacer. ¿Lo
soñé? ¿Se refería a los ERE de Andalucía?
Reproches
y acusaciones al PP, a Rajoy, que no sale tan mal parado como yo me pensaba.
Luego
llegaron las broncas cruzadas: Sánchez con Iglesias – que no entró a la
refriega – y Rajoy con Rivera. Vamos, cada uno con su competidor más directo.
Llegados
a Cataluña, Pedro Sánchez tira por el camino federal, Iglesias por una España
unida aunque reconociendo la diversidad y la necesidad de un referéndum. Rajoy
no se mueve de la unidad de España, Rivera quiere reformar España no romperla.
Sánchez
e Iglesias coincidieron en la necesidad de la cooperación entre los servicios
secretos para acabar con el yihadismo. No hubo discrepancias en esto entre los
cuatro.
En
el tema de los pactos postelectorales cada uno a lo suyo.
Sánchez
con lo del gobierno progresista y el cambio cumplió. Rajoy lo había dejado
claro al principio cuando dijo que tendría que gobernar el partido más votado.
No explicó quien le va a apoyar. Rivera quiere pactar con PP, sin Rajoy, y con
PSOE para parar a los populistas – léase Unidos Podemos -. Iglesias insistió:
quieren pactar con el PSOE – aunque de momento no se deja querer -.
El
último minuto de cada candidato fue para sacar nota. A Rajoy se le coló al
inicio un buenas noches, después de dos horas ante los espectadores.
El
examen comenzó muy tarde, no hay forma con los horarios en este país, terminó
tardísimo. Repito que me aburrió. Muchos temas quedaron sin tocar.
Los
examinadores anduvieron también un poco perdidos. La coalición de cadenas
televisivas tuvo que pactar en directo algunas concesiones de palabras y
tiempos. ¡No hay nada como las mayorías absolutas!
¿Las
notas? Los cuatro sacaron un cinco pelado. Cada uno con sombras, muchas, y
alguna luz. Rajoy salió bastante bien parado después de todo, Iglesias también;
Sánchez…bueno, pues fue muy Sánchez y Rivera no tenía nada que perder y se
envalentonó.
Al
final escuché lo mismo que vengo oyendo desde el verano pasado. Sin novedad.
No
sé ustedes pero yo ¿a quién voto?
La tira y afloja. Ilustración: Pablo García. Guión: Rogelio Román
Publicado en La Nueva España el 15 de junio de 2016
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