6 sept 2016

De la Corona y el batiburrillo político



El barullo en el que están metidos los partidos políticos está siendo muy clarificador. Creo que ya no nos cabe duda de su bajísimo nivel ni de las mentiras, sí mentiras, que nos han endilgado. Sus incoherencias, contradicciones, ambiciones personales o su falta de sentido de servicio público son tan manifiestas que, a no ser sus más recalcitrantes seguidores, somos una inmensa mayoría los que los ponemos de vuelta y media.

Miren, de tanto repetir aquello de que las ideologías no importan ya no tienen ni idea de por dónde andan. Bailar al son de las encuestas, recorrer los programas televisivos más cutres, soltar eslóganes, tuits o videos graciosillos es la única forma que tienen de entender la política. Hay quienes reducen su actividad a internet o a asistir a fiestas y saraos.

Las manipulaciones informativas sobre el método de elección del presidente del Gobierno son vergonzosas. El PP, con Mariano Rajoy al frente, se ha empecinado en decir que el partido más votado es el que tiene que gobernar. Pues no. Están manipulando, intoxicando. La Constitución dice en su artículo 99 lo siguiente:

Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.

¿Quieren saltarse la ley? No pueden, por lo tanto mienten.

Los diputados votan a favor, en contra o se abstienen. En la primera votación el candidato tiene que obtener mayoría absoluta, en la segunda mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra. Pues bien, Mariano Rajoy no consiguió ni la mayoría absoluta ni la simple. ¿Qué es lo que no quieren entender Rajoy y el PP? Creo que lo comprenden todo, malo sería lo contrario, por lo tanto mienten.

Les gustará o no, en una democracia todo se puede cambiar, pero en España hoy por hoy son los diputados quienes eligen al presidente del Gobierno. Mariano Rajoy está intentando forzar a otros partidos, especialmente al PSOE, a apoyarle mediante la presión mediática, empresarial y ciudadana, basándose en una mentira.

No han sido los únicos. Una ingente cantidad de medios de comunicación, periodistas y opinadores se han sumado con saña a esta idea. Otros que mienten.

La política consiste en llegar a acuerdos, máxime en una democracia, pero en este caso ¿alguien me puede explicar cómo se acuerda con el PP de Rajoy? Muchos dicen, incluidas editoriales de periódicos, que tapándose la nariz. ¿Qué carajo de democracia es esta? En una democracia seria él, Rajoy y todo su gobierno, tendría que haber dimitido hace mucho tiempo. Ya, ahora me saldrán con aquello de que fue el partido más votado en dos elecciones consecutivas. Pues miren, me reafirmo, algo muy grave pasa en la democracia española.

Como éramos pocos meten al Rey por el medio. ¡Acabáramos!

El editorial del Mundo – 6 de septiembre - una noticia en El País, el resto de los periódicos y medios en general recogen el comunicado de la Casa Real tras la reunión del Rey con la Presidenta del Congreso. En él se dice:

En este sentido y a la vista de las circunstancias que de nuevo concurren, Su Majestad el Rey cree conveniente recordar su mensaje de Navidad del año pasado, en el que señaló que la pluralidad política, expresada en las urnas, conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos. Y que en un régimen constitucional y democrático de Monarquía parlamentaria como el nuestro, las Cortes Generales son la sede donde, tras el debate y el diálogo entre las fuerzas políticas, se deben abordar y decidir los asuntos esenciales de la vida nacional.

¿A qué viene esto?

La Constitución, en su artículo 62, dice que corresponde al Rey:

Proponer el candidato a Presidente del Gobierno y, en su caso, nombrarlo, así como poner fin a sus funciones en los términos previstos en la Constitución.

El artículo 99 remata la cuestión:
Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.
Pues su Majestad considerará conveniente recordar ese mensaje, yo no. Sobraba.

Los palmeros, entre ellos el Mundo y El País, se han puesto las manos calentitas de tanto aplaudir y aprovechan para hacerse eco de las intenciones reales – supuestas por ellos - con tal recordatorio.

En los últimos tiempos hay un empecinamiento, bastante generalizado, en atribuir funciones al Rey que no le corresponden. Comunicados como este contribuyen a liarla aún más.

Con toda esta desinformación planificada y programada las redes sociales en internet están plagadas de tonterías. Son muchos los ciudadanos que, siguiendo al dictado estas argumentaciones, piden la intervención real para salir del atolladero político. Lo que en estricta legalidad es lo mismo que solicitar la intromisión divina.

Pues nada, sigamos por la senda de la confusión que seguro que llegaremos a buen puerto. Además visto lo visto y oído lo oído eso de votar ya no es la fiesta de la democracia, es el pandemónium.

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