No
hay forma, ni en esto se pone de acuerdo el personal. Hay a quien le gusta
largo, otra gente prefiere que sea corto. ¿Motivos? De lo más dispar. Les
cuento, y hablo de oídas, que conste.
A
quienes les satisface largo suelen ser personas con hábitos arraigados. Su
inclinación les viene de tiempo atrás. Incluso los hay que no se esconden y
afirman que lo suyo es vicio. Allá cada cual. No juzgo. Los vicios cada uno
tenemos los que nos podemos permitir.
Estas
gentes manifiestan que con uno largo disfrutan más y, con un poco de suerte,
hasta les duran más tiempo. Bien. ¿Quién soy yo para recriminárselo? Pues eso.
En
cambio, conozco a quienes les motiva más algo más corto. Afirman, así se lo he
escuchado, que lo prefieren pequeño pero muy intenso. Son de esas personas que no
quieren esperar mucho. Ya saben, es eso de aquí te pillo aquí te mato.
Oigan,
si la emoción es tan intensa igual tienen razón. ¿Se lo imaginan largo y tonto?
¡Qué pena!
Si
me pregunta cuál es mi preferencia no sabría qué contestar. Pues, la verdad,
según las ganas. Unas veces largo, duradero, profundo; otras, en cambio, corto,
rápido, apasionado. Lo dicho, según el hambre.
Al
final creo que todos debemos dejarnos llevar por las ganas y adecuarnos a las
necesidades y urgencias. Eso sí, sea largo o corto, creo que siempre hay que
disfrutarlo.
Ya
saben, los libros no se miden por el número de páginas, se calibran por las
emociones y sentimientos que nos provocan.
A mí me gusta largo, a mí corto by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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