20 mar 2018

Educación con fe y orden

Publicado en La Nueva España el 20 de marzo de 2018

A pesar de los pesares – y esos pesares son los legisladores – tenemos las generaciones más preparadas de la historia de España. Nos hemos convertido en un vivero de jóvenes muy cualificados que están poniendo sus capacidades al servicio de otros países.

No ha sido fácil llegar hasta aquí. Durante los años que llevamos de democracia hemos tenido siete leyes de educación no universitaria. ¿Se imaginan lo que podría haber sido la enseñanza sin tanto vaivén? Mejor no pensarlo.

Los recursos que se dedican a la formación de los ciudadanos son un indicador del desarrollo de un país. No hay sociedad avanzada sin educación. No hay país próspero sin investigación, desarrollo e innovación. Sin educación no ha I+D+I. ¿Cuántas veces lo habremos escuchado?

Las inversiones en educación e investigación son escasas y mal repartidas. La financiación de la escuela pública y la privada juega en contra de la primera. En esta disyuntiva, pública-privada, los partidos políticos no se han puesto de acuerdo y al parecer no tienen pensado hacerlo. Los partidarios de lo privado, en este caso y otros muchos, no le hacen ascos al dinero público.

Los problemas existentes en la educación, en todos sus niveles, son conocidos. El consenso para elaborar una ley que perdure en el tiempo parece estar muy lejana. Les separan cuestiones que no tienen nada que ver con la educación. Además de los prepuestos para la enseñanza privada, la religión y otros contenidos ideológicos son las causas de los enfrentamientos.

No es una exageración. Cuando los partidos debaten sobre educación – no sé cuando fue la última vez que lo hicieron – no hablan de contenidos científicos, sí lo hicieran llegarían rápido a un acuerdo.

Miren, el 24 de febrero de 2015 se publicó en el BOE el currículo de la enseñanza de la Religión Católica de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria (sic). Y eso que la Constitución española, en su artículo 16.3 dice: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”.

La introducción de esta materia en la enseñanza está justificada: “la enseñanza de la religión católica… ayudará a los estudiantes a ensanchar los espacios de racionalidad”. ¿La escuela es el lugar para la ciencia o para la fe? ¿Tienen cabida la Prehistoria, la Biología o la Antropología, esas ciencias que entran en contradicción con la “racionalidad de la religión católica”?

No tengo dudas, empotrar la religión en la educación significa desencuentros que perjudican nuestro presente y futuro.

Pues bien, ahora van y quieren introducir el “Conocimiento de la Seguridad y la Defensa Nacional en los centros educativos”. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el Ministerio de Defensa son los responsables de este proyecto.

Son diez unidades didácticas que tienen como objetivo “que se mejore en el conocimiento de la Seguridad y la Defensa Nacional, y la concienciación del alumnado sobre los aspectos relacionados con estas”. Y para ello dedican 240 páginas que han sido elaboradas por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa, organismo dependiente de Educación. Ay, por favor, ¿innovación e investigación educativa?

Se supone que este proyecto es una sugerencia para los centros. También están trabajando en un contenido para los estudiantes de secundaria. Sin comentarios.

Los escolares podrán leer, todos juntos, un cómic titulado La Fiesta Nacional. En él una familia acude al desfile que se celebra el 12 de octubre. Emocionante.

También tendrán actividades musicales. La banderita (pasodoble) es la canción elegida. Y para darle más tensión emocional los alumnos se sentarán en corro, cada uno con un tapón de un color diferente con el que irán marcando el ritmo y se lo pasarán a sus compañeros de la derecha – fíjense en el detalle – siempre marcando el compás. Incluso la podrán cantar. Oigan, está en las fichas de actividades.

La instrucción musical es variada. Se aplicarán con el toque de diana, el Himno Nacional, el de la Armada, el del ejército del aire…

Los jóvenes podrán deleitarse aprendiendo artículos de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas. La introducción histórica que hacen es muy ilustrativa: “Antes de que existieran Ejércitos y Armadas permanentes, los Reyes españoles sintieron la necesidad de regular orgánicamente el servicio de sus huestes y tripulaciones y dictaron para ello normas generales que estuvieron fundamentadas en el respeto a la dignidad del hombre, la exaltación de su honor y el reconocimiento de sus derechos individuales”.

Lo tuve que leer varias veces. Me entraron sofocos.

De ahora en adelante los escolares tendrán claro cuales son las amenazas que ponen en peligro nuestros valores: los conflictos armados, las ciberamenazas, el crimen organizado, la inestabilidad económica y financiera…los flujos migratorios.

Desde luego se puede aprender jugando. Así los escolares podrán realizar una sopa de letras democrática, recortar juegos, fotos, jugar al parchís o convertirse en espías aprendiendo códigos secretos.

No podía ser de otra manera y verán los trabajos que efectúan la Unidad Militar de Emergencia o las Misiones internacionales, además de los diversos cuerpos de seguridad del Estado.

Las actividades son más extensas pero ya se pueden hacer una idea. De todas formas lo pueden consultar en la página web del ministerio de Educación.

Con la introducción de la religión católica y la seguridad nacional el currículum escolar se verá notablemente mejorado y será muy reconocido por el resto de miembros de la Unión Europea. Los resultados en el Informe Pisa serán evidentes.

Hoy estamos más cerca de alcanzar la excelencia.

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