A Philip Trent le encantan los
misterios. Philip Trent no es detective aunque actúa como tal. Philip Trent
escribe en el periódico Record y no
es periodista. Philip Trent es un pintor de éxito que pone a prueba su ingenio
ante algunos crímenes y luego escribe sobre ellos. Y a pesar de todo este es El último caso de Philip Trent de E. C.
Bentley. Eso sí, tendrán que leer el libro para saber el motivo.
El último caso de Philip Trent se publicó en 1913 y ha sido editado
por Siruela con traducción de Guillermo López Gallego. Su autor E. C. Bentley
(Edmund Clerihew Bentley) (Londres, 1875-1956) trabajó como periodista en el
Daily News, el Daily Telegraph y en el semanario The Outlook. Como curiosidad
añado que fue un gran amigo de Chesterton. También fue presidente del Detection
Club entre 1936 y 1949. El Detection Club fue fundado en 1929 por un grupo de
escritores de novela policiaca con el
fin de crear unas reglas en el género
que permitieran a los lectores resolver el enigma planteado.
La muerte de un magnate
estadounidense pondrá a prueba el ingenio de Trent. El policía Murch le
acompañará en la investigación aunque de forma tangencial. La piquilla entre
ambos es manifiesta, así como el respeto y una cierta colaboración.
Hay pocos personajes. Las
sospechas se centran en Mabel, esposa del ricachón y más joven que él y el
secretario del potentado, Marlowe.
Bentley se recrea en las
descripciones. No tiene necesidad de contar muchas cosas y muy rápido. Un
ejemplo: “En el entrado general de la vida no había cambiado nada. El maíz no
había dejado de madurar al sol. Los ríos llevaban sus gabarras y daban energía
a una miríada de motores. Los rebaños engordaban en los pastos; el ganado era
incontable. Los hombres trabajaban aquí y allá en las diversas servidumbres en
las que habían nacido, y las cadenas no les molestaban”.
“Y las cadenas no les molestaban”
con qué delicadeza introduce la situación social. No será la única vez. Otro
ejemplo: “He observado una especie de dureza a imitación de los hombres en las
mujeres de hoy en día con educación superior que tal vez les permitiera superar
lo que fuera. No soy quién para decir que esto está mal, dadas las condiciones
predominantes en la vida presente de las mujeres”.
Permítanme que reproduzca alguna
crítica más.
“Vivimos en tiempos terribles,
querido muchacho. Que yo sepa, en toda la historia nunca ha habido constancia
de otro período en el cual la disparidad entre los componentes materiales y
morales de la sociedad haya sido tan grande o constituido una amenaza mayor
para la permanencia del tejido. Pero, en mi opinión, en ningún sitio es tan
oscura la perspectiva como en los Estados Unidos”.
¡Qué diría hoy!
Y ya la última: “Pues bien,
¿cuántas veces se habrá llevado a la práctica con éxito un plan para hacer
recaer la culpa de un asesinato sobre una persona inocente? Supongo que en
muchos casos en los que los acusados, declarados culpables sobre la base de
pruebas circunstanciales, han muerto proclamando su inocencia. Jamás volveré a
aprobar una pena de muerte impuesta en un caso decidido sobre la base de esa
clase de pruebas”.
Sigue siendo un tema candente.
Una parte de la sociedad actual sigue deseando la venganza social que supone la
pena de muerte o la cadena perpetua.
Con poca acción es capaz de
atrapar al lector. Me gustó mucho.
Trent es un poco chulito pero se
hace querer. Inteligente, amable, educado. Hay quienes dicen que Bentley lo
escribió para contraponerlo a Sherlock Holmes.
La investigación trascurre sin
sobresaltos y cuando llegas a mitad del libro te encuentras con el caso
resuelto. ¡No se les ocurra dejarlo! Sigan leyendo. Trent, tras un descanso, regresa
ya que tiene que solucionar un par de asuntos.
Casi al final, como en toda novela
negra que se precie, se hace la luz. Menos mal. Pues no. Sigan leyendo. Cuando
quedan cuatro páginas se aclara todo. Y ahora sí. Sorpresa, sorpresa. A Trent
solo le queda flagelarse.
Se lo recomiendo. Con el paso de
los años no ha perdido nada.
Lo pueden encontrar en su
biblioteca pública o librería preferida.
Philip Trent investiga su último caso by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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