15 ene 2019

Una de perros reencarnándose


¿Moda? ¿Coincidencia? Ni idea, pero últimamente dos escritores han publicado novelas cuyos protagonistas son perros personificados. Eso que yo sepa. Uno fue Arturo Pérez Reverte, Los perros duros no bailan, y el otro David Safier con La balada de Max y Amelie, traducido por María José Díez. La novela de Pérez Reverte es una historia violenta y un poco macarra –qué raro ¿verdad?- y la de Safier que aunque trata de una persecución mortal me resultó ñoña.

La balada de Max y Amelie va de la reencarnación y el amor entre dos perros a lo largo del tiempo, con varias vidas incluidas, y unas persecuciones que acaban en muerte. Vida tras vida se perpetua el amor y el odio. Pues bueno.

¿Para hablar de la reencarnación y del amor era necesaria esa personificación? No me lo parece. Tengo la sensación que este recurso fue el camino más fácil. Meter a seres humanos en ese berenjenal de la resurrección hubiera sido mucho más complejo e igual le salía algo muy bíblico o a lo Lobsang Rampa.

Otro tema presente en la novela es el enfrentamiento entre Max, el macho, y Cicatriz-Amelie, la hembra, por su relación con los humanos y la convivencia con ellos. Todo bastante sensiblero.

Inmortalidad, amor, destino, odio, supervivencia eso es La balada de Max y Amelie pero no me emocionó ni me pareció una buena novela de aventuras. Me resultó cursi, sentimentaloide e inverosímil – hombre de poca fe que soy -.

Me encantan los perros pero ni Los perros duros no bailan ni La balada de Max y Amelie me han motivado. Ambas me parecieron pobres y sin demasiado interés. Oigan, ni puñetero caso, léanlas y tendrán su opinión.

Las pueden encontrar en su biblioteca pública o librería preferida.

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Una de perros reencarnándose by Santiago Pérez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

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