Cualquiera
que estuviese aislado y sin contacto con nadie se daría cuenta inmediatamente
que en España hay elecciones a la vista. ¿Motivo? Es de sobra conocido, las
obras. Durante tres años las corporaciones municipales, por referirme sólo a
ellas, permanecieron aletargadas. Ejecutaron pocas obras y la vida de los
ediles transcurrieron con placidez, rota cada mes o dos meses por los plenos
municipales. Un año antes salen del sopor y comienzan una actividad frenética.
Son como los fórmulas uno, de cero a cien en tres segundos. No es para menos,
se están jugando los garbanzos. Hace años que deje de creer que les mueve el
servicio público. De eso nada.
Cada
uno mira para su ayuntamiento, en mi caso para el de Tinéu. Revisando su página
web o de Facebook nos encontramos con muchas informaciones de actividades
lúdico-festivas, de logros deportivos o de cualquier noticia que saliera en los
medios de comunicación, pero obras, proyectos de cualquier tipo o iniciativas,
nada de nada. Un páramo. La situación cambió desde el verano pasado.
Obras
o mejoras necesarias desde hace una eternidad se acometen, otras tendrán que
seguir esperando, no hay ni tiempo ni dinero para todo, claro. Se reparan
desperfectos o realizan mantenimientos que se tendrían que haber realizado desde
el principio de la legislatura. Es comprensible que fuera así, los alcaldes
esperan hasta el último momento ya que piensan que la memoria de los ciudadanos
es cortoplacista.
Los
ayuntamientos son pródigos en subvenciones de todo tipo. En Tineo ya es un clásico
el «cheque bebé». A nadie el amarga un
dulce, pero como medida para incentivar la natalidad no sirve para nada.
Hay
otra gracia municipal que es la de no cobrar a las terrazas por la ocupación de
suelo público. Con lo de la pandemia tomaron nuevos territorios que no tienen
visos de abandonar para retroceder a sus antiguas fronteras, llegando a
entorpecer o directamente impedir el paso de los peatones. Es cierto que Tineo
no tiene la exclusividad.
La
pandemia afectó a la economía del país, a los hosteleros y comercios de Tineo
desde luego que también. El consistorio decidió hacer gala de generosidad y el
año pasado destinó 40000 euros a bonos de descuento en comercios y hostelería
del concejo. Los clientes de los 26 establecimientos inscritos tuvieron un
descuento por su compra, máximo cien euros. En 2021 ya destinaron 30000 euros,
¿seguirán con esta progresión? ¿De verdad creen que así se fomenta el consumo
en el concejo?
Las
subvenciones, en esta época, son más generosas y abundantes. Comprendo que para
algunas personas, no sé si son pocas o muchas, están muy bien eso de las
subvenciones y puedo estar de acuerdo siempre y cuando la necesidad sea real.
¿Está bien subvencionar xaraos de todo tipo? Los que se benefician las
aplaudirán, los demás no tanto. Por eso lo mejor es que todos pidan y se les
concedan (oigan, es una ironía). Está más que comprobado que en demasiadas
ocasiones se trata de crear grupos clientelares. Muchas veces, casi siempre, ese engrase se
esconde tras el mantra de la colaboración público privada.
En
esta ocasión los alcaldes han tenido ayuda extra, el plan de estabilización de
trabajadores interinos. El Ayuntamiento de Tineo «regularizará» 38 plazas.
Trabajadores y familias serán generosos con sus votos.
Lo
normal es que no existan estudios de las necesidades y actúen a golpe de
protesta o noticia periodística. Los programas electorales se repiten elección
tras elección y las diferencias entre unos y otros son mínimas. En breve lo
podremos comprobar una vez más.
Los
vecinos de Tineo, imagino que en el resto del país será igual, saben que este
es el momento de ir a ver al alcalde. A cambio de sus votos conseguirán el
arreglo de una carretera, un desbroce, un banco, unas luces… No hay mal que por
bien no venga.
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