Las
palabras, el lenguaje, crean pensamientos. Es una verdad científica. A más se
repiten determinados términos o ideas más probabilidades hay de que se asienten
en la cabeza de una persona o una sociedad. Esa es la idea básica de la
repetición de los anuncios, que además utilizan imágenes y música. Las mismas
estrategias, o muy parecidas, siguen los partidos políticos con sus eslóganes e
ideas fuerza. Tienen muy claro que las palabras crean pensamientos y estos
emociones y las emociones llegan a distorsionar la realidad. De eso sabe la
extrema derecha y la derecha, no solo en España. Creo que no es necesario
repetir, una vez más, ejemplos conocidos. Aquellos que aún no los han visto es
por que no han querido.
Términos
como democracia, libertad, nazismo, fascismo, etc. han adquirido nuevos
significados. Perdón, han querido darles nuevos significados, que no se ajustan
a su definición, al menos hasta lo que hace poco significaban. Desde luego hay
un interés político muy claro.
Han
llegado al absurdo de asociar libertad con tomarse unas cañas de cerveza.
Tachan de dictadura a nuestra democracia. Es más, ponen en tela de juicio el
sistema democrático por el que nos regimos. Llegan al ridículo cuando tildan de
comunista o bolivariano al gobierno actual. Y así un sinfín de barbaridades
más.
Casi
nos hemos acostumbrados a escuchar esos exabruptos, por decirlo suavemente, y
sin darnos cuenta están penetrando en nosotros. Si a eso sumamos la escasa
capacidad crítica de muchos ciudadanos la mezcla resulta explosiva. Un inciso.
Que solo se ofendan los acríticos, aunque tendrían que mirárselo.
El PP
siempre ha sido un partido que ha llevado el estar en la oposición muy mal.
Recordemos lo que tuvo que aguantar Felipe González, y con él todos los que no
éramos del PP. En la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero más de lo mismo. Con
Pedro Sánchez han subido el nivel. A todos ellos les une que no se trataba de
criticarles actuaciones políticas, o no estaba ahí el peso de la «crítica», se
trataba, se trata, de una caza de la persona. Querían y quieren cazar una
pieza. Tiran con todo, o lo que es lo mismo, sueltan medias verdades o mentiras
sin pudor alguno.
La
elevación del nivel de ruido se multiplica en función de los resultados de la
extrema derecha, de Vox. A mejores resultados más mierda, y claro, el PP no
puede quedarse atrás y pone el ventilador en marcha. No exagero. Por favor,
piénselo un momento. Recuerden el comportamiento de Trump en Estados Unidos,
bueno, no solo el comportamiento, también las cosas que dijo y sus actuaciones,
que llegaron al paroxismo con la incitación a la ocupación del Congreso
estadounidense.
En
España, al igual que Trump con Hillary Clinton, primero Casado y ahora Feijóo,
desprestigian al presidente Sánchez en el terreno personal. Feijóo, al igual
que Trump, anuncia que igual se va a producir un pucherazo. Feijóo, al igual
que Trump, intenta controlar los órganos superiores de la Justicia. ¿Hay que
recordar lo del Constitucional o el Supremo? No hace falta. Feijóo, al igual
que Trump, pone en tela de juicio el funcionamiento de la democracia y exhorta
a sus fieles a estar atentos a cualquier maniobra. Los prepara para la «lucha».
Si Feijóo pierde la elecciones ¿animará a
sus fieles a ocupar el Congreso de los Diputados? Empiezo a tener mis
dudas.
Sigamos.
Feijóo,
al igual que Trump con las leyes de los demócratas, dice que va a derogar las
leyes «sanchistas». Bueno, casi todas. Los que le mandan ya le dijeron que de
tocar la reforma laboral nada de nada. Él, muy obediente, se la envainó y no
pidió perdón después de todas las burradas que dijeron, él y los suyos, sobre
esa ley. Aún hay más. Feijóo, al igual que Trump, quiere modificar la ley del
aborto. Ya sabemos lo que eso significa para las mujeres que quieran acogerse a
ese derecho sin posibilidades económicas. La ley trans, de la que Trump no
quería ni oír hablar, Feijóo la quiere modificar. Bueno, Feijóo dijo que quería
«retocar» una docena de leyes aprobadas o impulsadas por el Gobierno
socialista-comunista. Feijóo, al igual que Trump, no quiere hablar de la
eutanasia. A Feijóo no le gusta la Ley de la Memoria Democrática, a Trump todo
lo que sea memoria y democracia le suena a demoníaco. Y la ley trans más de lo
mismo,Trump tampoco era muy partidario de ella.
Feijóo
ha visto con buenos ojos la participación de una pastora evangelista
neopentecostal en los mítines del PP,
Trump tuvo un apoyo total en las sectas religiosas ultraconservadoras.
Feijóo
dejó claro en el debate con Sánchez que miente con toda la naturalidad. A sus
compañeros de partido les pareció normal la sarta de bolas que metió, son igual
que él. Ganar al precio que sea. Miente que algo queda. Lo saben y lo practican
con impudicia.
Hay
más ejemplos, pero para muestra estos botones.
Las
similitudes entre los postulados de Trump y de Feijóo apenas se diferencian. El
trazo grueso, el fino también, les hace almas gemelas. Ya no hay que referirse
a las coincidencias entre Trump y Abascal. Trump y Feijóo defienden lo mismo.
El
PP, al igual que el partido republicano estadounidense, se ha dejado colonizar
por los sectores más radicales, de extrema derecha, y va a ser muy difícil
sacarlos de esa senda. El ejemplo más patente es el de Isabel Díaz Ayuso. Sus
métodos los está calcando Feijóo, que por mucho que se empeñe Sémper en transmitir otro mensaje
no cuela. El PP, con Feijóo al frente, está trumperizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario