22 feb 2010

Las berzas satisfacen los paladares más exigentes


Cuando se recorren los caminos de Tineo se puede ver que en los alrededores de las casas hay huertas en las que no falta un pequeño cuadro dedicado a plantar berzas. En la mayoría de los casos, llaman la atención por la altura que llegan a desarrollar.

Esta col, a lo largo del tiempo, ha tenido fama de ser plato de pobres, y no decimos que no; también ha sido alimento de cerdos, claro que sí. Pero desde hace años se ha convertido en plato estrella de este concejo y ha hecho las delicias de los paladares más exigentes.
Dicho así, no es toda la verdad. Las berzas, por sí mismas, son poquita cosa. Todo cambia cuando se juntan con morcilla, chorizo, lacón, tocino y huesos de butietso (huesos de costilla y vértebras con carne). ¡Ay! esa mezcla quita la tristeza de la berza y la convierte en explosión de sabores. Y es que los embutidos de ese agradecido animal que es el cerdo, la suavizan al tiempo que la dotan de un sabor inigualable.

El pote se realiza en muchos lugares, pero para degustarlo en toda su magnificencia, para eso, hay que comerlo en Tineo. Aquí no es un plato cualquiera o uno más de una carta de restaurante. Por estas tierras es el rey de la cocina. En las casas se elabora con todo el esmero: es plato diario y las cocineras lo elaboran con todo el cariño. Los restaurantes no pueden ser menos y siguen los pasos de estos fogones caseros y tradicionales.

Los ingredientes son de primera, la elaboración también. El pote se deja sobre el fuego el tiempo necesario para que lentamente se vayan desprendiendo y entremezclando las propiedades de cada uno de los participantes de esta bacanal de sabores. No hay prisa, no tiene que haberla. Para muchos, el mejor potaje de berzas es el que se come al día siguiente de su elaboración, cuando el maridaje de los elementos y el reposo le dan la textura y sabor perfecto. Pero en esto, y nunca mejor dicho, para gustos… sabores.
El pote de berzas puede variar en que la berza esté más o menos picada, que lleve más o menos patatas e incluso en que contenga alguna faba o ninguna. Todos ellos no dejan de ser pequeños matices.

Al llegar a la mesa, se sirven primero las berzas, lo cual llama la atención por el contraste entre el verde y el rojizo que han desprendido los embutidos. Las caras de aquellos para los que es su primera vez, y me refiero a degustar el pote, es un poco de desolación. Color y olor embriagan al comensal, pero como qué les falta algo. Todo cambia cuando a continuación, y aparte, llega el compango. El chorizo, la morcilla, el lacón, el tocino y los huesos de butietso les abren los ojos de par en par. Ahora ya intuyen lo que les espera. Luego prueban y las caras son de absoluta felicidad.

La comida puede ponerse francamente seria y gustosa si tras este plato llega el Chosco de Tineo con patatas. Su preparación es básica, solo hay que cocerlo, su sabor… pruébenlo y luego ya me dirán.

Hagan un pequeño esfuerzo. Déjense llevar un poco por les llambiotaes. Qué mejor que unos frixuelos para terminar. El menú necesita un vino que compatibilice con él. Ninguno mejor que uno de la Tierra de Cangas.

Ahora viene lo bueno. Este menú puede degustarse en Tineo los días 27 y 28 de febrero y el 6 y 7 de marzo. Está organizado por la Junta Local de Hostelería de Tineo con la colaboración del Ayuntamiento. Se celebran las XXV Jornadas Gastronómicas del Concejo.
Aún está por llegar lo mejor. Su precio: 18 euros. ¿Habrá alguien que se quede sin probarlo?
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11 feb 2010

Internet también une a las familias


Entran decididos. No arrastran a sus padres, pero ellos llevan la iniciativa. Están atravesando la puerta del Centro de Dinamización Tecnológica Local en la Casa de Cultura de Tineo y los ordenadores les esperan. Son siete niñas y niños acompañados de sus madres, bueno, también hay un padre, que están dispuestas a ponerse al día en lo de la informática.

¿Pero esto de qué va? Se trata de realizar dos talleres de iniciación a Internet, en colaboración con el CRA (Colegio Rural Agrupado) de Gera, en los que participan niños y padres. Una simbiosis perfecta en la cual los primeros enseñan a los segundos.

A estos talleres asistirán un total de catorce niños, junto a sus progenitores, con edades entre los 6 y los 11 años, que se familiarizarán en el uso de Internet, aprendiendo a navegar de forma segura, y en el que el ocio y la educación irán de la mano. Se aprovechará la ocasión para que los participantes aprendan a utilizar el correo electrónico del portal educativo Educastur.

Tras los primeros pasos, las madres, que ya hemos dicho que son abrumadora mayoría, supervisan el territorio y sobre todo los ordenadores. Alguna de ellas se desenvuelve bien en este mundo, pero para otras es su primera vez. Pero no importa, tienen el amparo y la guía de sus hijos. No lo dudan y están dispuestas para adentrarse en ese mundo desconocido. ¡Lo que no hará una madre por sus hijos!

La filosofía de los talleres es muy simple: hacer del uso del ordenador, de esa ventana al mundo que es Internet, algo familiar en el sentido estricto de la palabra. Al mismo tiempo, se quiere dotar a los adultos de los elementos necesarios para ser responsables del uso seguro y útil de Internet por parte de los menores.
Y es que esto de la navegación de los menores requiere unas pautas de uso seguro y por eso, al final de cada sesión, mientras los pequeños dedican unos minutos a navegar por sus páginas favoritas, los mayores reciben consejos prácticos para conseguir que sus hijos disfruten de Internet sin sobresaltos.

La cosa está clara: en Internet los educadores son los jóvenes y los mayores, obedientemente, se dejan enseñar. Queda demostrado que el cariño filial mueve montañas, o mejor dicho, motiva a una madre o un padre para enfrentarse a ese terrible ratón que les conecta no solo al resto del mundo, sino y principalmente con sus hijos. Todo sea por esa unión.

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7 feb 2010

El Sporting con acento vaqueiro


Cada fin de semana se reúnen para seguir a su Sporting. Su apoyo es inquebrantable. Su color es el rojiblanco. Su pasión, el Sporting de Gijón.



No importa quien sea el rival, ellos se han confabulado para asistir y cumplen. El bar La Vinoteca es el punto de reunión de los sportinguistas en Tineo. Tiene dos televisiones: en una se concentran los del Sporting -llenan el aforo- en la otra, la del Oviedo, está más sola que la una. En el pueblo nos conocemos y hay que intentar dar gusto a todo el mundo. Cada fin de semana varias generaciones de sportinguistas se reúnen para disfrutar juntos de su pasión.

Nada más comenzar el partido (Sporting de Gijón-Racing), con la primera llegada del equipo de sus amores a la portería contraria, surgen los primeros aplausos.
La otra televisión sigue sin espectadores. Elena, de La Vinoteca, es la única, entre café y café, que le echa una ojeadita –es que el Oviedo le puede. Se la juega en territorio comanche, pero los rojiblancos no le tienen en cuenta su predilección por el azul.

Las exclamaciones surgen al unísono cuando se vislumbra alguna posibilidad de gol. Las miradas están fijas en el televisor. Contenida emoción e incertidumbre. Cuando el balón traspasa el medio campo, los ánimos se soliviantan, huelen el gol, pero una vez más el Racing desbarata la ilusión.

Luís Ángel llegó tarde, rápidamente reaparece con la camiseta y toma posición. Nada más sentarse su voz se oye, sus brazos se elevan y se agitan en pleno apoyo a la jugada. Mientras, Elena no tiene tiempo ni de mirar a su Oviedo. Tiene que servir a los sportinguistas. El negocio es el negocio.

Cuando el Racing llega a “nuestra puerta” se hace el silencio, las respiraciones se contienen. Los comentarios se suceden. Susi es de las que tampoco templan muchas gaitas: “¡pero estos de que van!” “¡no hizo nada!”.Los minutos pasan, los cigarrillos –para los fumadores- también.


“¡Vamos, vamos!”, disparo de Diego Castro y… cabezas que se mueven, pequeños lamentos. Los fumadores apuran sus pitillos. Exclamaciones, interjecciones y algún que otro taco empiezan a surgir. Risas, las justas, por encima de todas la de Lito, siempre tan expresivo.
El Oviedo sigue jugando en la más absoluta soledad. Elena no tiene tiempo para acompañarles.

Los cántabros ponen su peligro y entonces todo el mundo se remueve en la silla. Un despeje de Juan Pablo alegra las palmas.
Centro del Oviedo… y los murmullos sportinguistas tapan el resto de la retrasmisión.
Luís Ángel sigue viviendo el partido con toda la pasión, Pablo, a su lado, está más contenido pero no menos tenso.

El comentarista televisivo nos dice que el público de El Molinón sigue animado, en La Vinoteca seriedad, más silencios que otra cosa y bastantes lamentos. Quieren un gol que les tranquilice. Hoy no hay cánticos. La cosa no está para muchas alegrías.
Centro largo para Iván Ania, balón largo… Real Oviedo cero. Esquizofrenia televisiva.
“¡Mano!” “¡Me cago en tu p. m.!” y tras ella el gol de Guijo. Silencio.

Llega el medio tiempo. Caras resignadas. Aún quedan cuarenta y cinco minutos de esperanza. Escapadas al baño y los no fumadores aprovechan para oxigenarse. Elena informa que el Oviedo también va perdiendo.

El primer acercamiento a la puerta del Racing es acogida con pequeños aplausos. Hoy el juego se ve que no motiva demasiado. La hinchada se va calentando, pero no a favor.
Cerca del minuto setenta y la madre del árbitro va librando. El juego no cala en el respetable. El Sporting empuja pero no cuaja. “Ta negau”, por Barral.
Cuando la cosa va mal la pasión languidece y la tensión se descarga con insultos. El fútbol y el Sporting son para gentes con un corazón fuerte.

Se acabó. El equipo de Preciado no consiguió la victoria. Sin comentarios en La Vinotera. Caras largas. No pasa nada. El próximo fin de semana aquí estarán y que se prepare el Barca.
Para que no queden dudas, el Oviedo perdió.


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6 feb 2010

¡Marchando una de reforma laboral!



Nada, que me he leído el texto presentado por el Gobierno a los agentes sociales, es decir, a sindicatos y a empresarios. Permítanme que me ría: allí estaba el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. En otros lares este señor no representaría absolutamente a nadie. Typical spanish.

Parece que los objetivos los tienen claros, aunque los instrumentos para conseguirlos no están nada definidos. Todo bastante ambiguo. Aunque no debo extrañarme, el título del documento es bastante clarificador: “Líneas de actuación en el mercado de trabajo para su discusión con los interlocutores sociales en el marco del diálogo social”
Tras el tsunami de las pensiones había que hacer algo. Aquí está la solución. Todo se suaviza. El ajuste ya no es tan… duro. Las partes ahora tendrán que estudiarlo y decir algo, pero salieron de la reunión con las navajas cerradas.

Todo bien. El Gobierno quiere que se extienda el uso del contrato denominado de "fomento del empleo" que existe desde la reforma laboral de 1997 y que compensa al empleado con 33 días por año trabajado en caso de despido improcedente.
No hay que alarmarse. Ya existía. Nadie tiene que reprochar nada. Está ahí, señores empresarios. Utilícenlo. No sean tímidos. Para que van a pagar 45 días si pueden pagar 33. Ya saben, estaba en el purgatorio desde 1997, lo único que se hace ahora es recordarlo. Perdón, que el purgatorio ya no existe – Ecclesia dixit. Bien.

Cuando se habla de la contratación indefinida se nos explica como están las cosas. Tampoco es nada nuevo. Simplemente es un aviso a navegantes, vamos, a los empresarios. Se dice lo siguiente:
“De hecho, el creciente recurso al despido que se reconoce por las empresas como improcedente ha provocado el efecto de descausalizar y, por ello, facilitar un buen número de despidos y, a cambio, ha hecho un lugar común en el debate público que 45 días por año de servicio sea el coste ordinario de la indemnización por finalización de la relación laboral en nuestro país, cuando la legislación vigente establece que esta cuantía tan sólo es de aplicación a los despidos o extinciones laborales de carácter injustificado”.
Más claro, agua. Se está animando a que los empresarios utilicen un tipo de despido más barato, el justificado, que se compensa con 20 días por año trabajado.

Quien puede decir nada. Todo está escrito. Pero vamos a ver, ¿cómo son ustedes tan brutos, señores empresarios? Señor Díaz Ferrán, no me extraña que le pasara lo que le pasó en su empresa. No se entera. Que ya podía pagar menos por los despidos y usted y los suyos sin enterarse. Pero tranquilos, aquí estamos para recordárselo.

Otras medidas son para favorecer la contratación de los jóvenes entre 16 y 24 años, para aquellos que carezcan de cualquier título educativo o profesional. Y nos quedamos tan tranquilos. Y me refiero a todos, no solo al Gobierno.
Se nos dice que los jóvenes tienen una tasa de desempleo más de 20 puntos superior a la tasa de desempleo general, y que además no tienen ninguna preparación. Todos contentos. ¿De verdad que no pasa nada en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo? Se nos tendría que caer la cara de vergüenza.

Veremos lo que pasa y se dice por parte de los agentes sociales en los próximos días. Ahora, que sí juntamos esto con lo de las pensiones ¿qué mejor reforma laboral quieren los empresarios?


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3 feb 2010

Me quieren joder hasta los 67



Qué nadie se ofenda ni moleste. Utilizo el verbo con la segunda acepción de la Real Academia de la Lengua: molestar, fastidiar; también con la tercera, destrozar, arruinar, echar a perder, e incluso y sobre todo, empleo joder como interjección para expresar enfado, irritación o asombro, pues ese es mi estado de ánimo.

Nada, que para disfrutar de la vida, la que me quede si es que llego, tendré que esperar hasta los 67 años. Hasta los 67 estaré sujeto a un reloj, a un horario, a jefes y todo ello porque mi esperanza de vida ha aumentado y además pertenezco a la generación del baby boom. Todo ello por mi bien y para evitar que futuras crisis puedan llevarse por delante mi plan de pensiones.

Tengo que animarme. Venga hombre, que lo hacen por tu bien. Ellos están seguros que a los 67 estaré fresco como una rosa y tendré unas ganas locas de seguir desempeñando mi trabajo con eficacia. Están velando por mi porvenir. A los 67, todavía tendré muchos años por delante para seguir cobrando mi pensión y eso es lo que me quieren garantizar. Lo sé, lo sé.
Bueno, si a los 66 me muero lo haré con las botas puestas. No se me puede pedir más y encima habré contribuido a que otras personas tengan el mismo derecho que yo y así colaboraremos a que el sistema se perpetúen ad infinitum. Además, tengo que reconocer que como mi trabajo no es manual puedo aguantar bien. Así que estoy contento, claro que lo estoy.

También estoy tranquilo pues me dicen que hay que incrementar las bases de cotización para frenar las situaciones de mayor desproporción entre aportaciones y prestaciones. Vamos, que me van a subir las cotizaciones para que cuando empiece a cobrar la pensión a los 67 se ajuste a lo que he pagado. Es justo. No quiero que nadie me regale nada. Para redondear, y sobre todo para que yo perciba lo que me merezco, según estos sesudos lumbreras, ya no me darán mi pensión en base a los últimos quince años cotizados, no, claro que no. Primero me dirán que tendrán que ser veinte o veinticinco, después entrarán al regateo y me quedará en dieciocho. Ya veremos.

Qué cosa más tonta, ahora me viene a la cabeza la historia del movimiento obrero. La evolución desde la etapa esclavista hasta el siglo XX -que empiezo a pensar que lo echaremos de menos, salvo por lo de las guerras- cuando la situación empezó a mejorar: jornadas laborales más cortas, vacaciones, jubilaciones, cobertura sanitaria, etcétera.
Aquello de ganarás el pan con el sudor de tu frente se hizo más llevadero y la sociedad del bienestar parecía que se iba extendiendo a más personas. ¡Ay! pero llegó la crisis y hay que revisar todo el sistema. Por cierto, la crisis no la creé yo. A mí me la dieron los que no tienen escrúpulos, los que se han saltado a la torera el sentido común y solo les puede la avaricia. Esos y quienes se lo han permitido, por acción u omisión, son los que ahora me quieren joder hasta los 67.

Pero nada, tranquilo. Todavía se pueden negociar cosas. No será para todo el mundo. Para unos sí, y para otros, por ejemplo, con once años cotizados les bastará para cobrar el cien por cien de la pensión. Coño, pero sí estos van a ser los que me van a joder a mí. Qué se lo apliquen ellos y luego hablamos.
¡Anda ya! seré ingenuo.
Serán esos, los financieros o algún que otro presidente de la CEOE, que estaba mejor callando y donde yo dijera, los que me van a alegrar la vida. Pero nada, esto es el principio. Ya solo puedo imaginarme que me quieran bajar el sueldo.

Joder, joder y joder, el FMI propone a España que reduzca los salarios. Ya estamos como siempre: a perro flaco todo son pulgas.

Que les den.

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Una feria con nostalgia: San Blas en Tuña


Tuña acogió la primera de las ferias ganaderas que se celebran en el concejo de Tineo.
Aunque el sol brilló desde primeras horas de la mañana, el frío y la helada fueron motivo de comentario entre los asistentes. Y es que la Feria de San Blas, en la patria chica del general Riego, sigue siendo un punto de encuentro entre los vecinos del concejo y visitantes llegados de los limítrofes.

Cuando las ferias condicionaban gran parte la vida de los ganaderos y su economía dependía de las ventas del ganado vacuno, la Feria de San Blas era la que marcaba la pauta de los precios anuales. Hoy nada tiene que ver con aquellos tiempos y, aunque algunas transacciones se siguen realizando, es más una disculpa para encontrarse que para la compra-venta.

La iglesia de Santa María, el monumento a Riego y la placa conmemorativa de la designación de Tuña como Pueblo Ejemplar son testigos de ventas, de regateos y de clamores sobre el precio de la leche o la carne. Extraño maridaje: Dios, República y Monarquía. Una trinidad que observa como antiguas tradiciones se conservan y se mantienen. Esta feria es, en el fondo, la primera disculpa del año para seguir manteniendo una forma de vida que está a punto de fenecer.

Las compras y las ventas con ser importantes, aún no lo son todo. Los ganaderos viven en una crisis permanente y no les aterroriza su situación como a esos financieros avariciosos que nos han metido en esta crisis. Los ganaderos son de otro pelaje.
No hubo mucho ganado, pero los terneros expuestos fueron vendidos. Aunque con los lógicos lamentos, el precio de venta parece que fue razonable. Según se rumoreaba por la plaza, y estas cosas funcionan así, una novilla, preñada, fue vendida por 340.000 pesetas. En estos negocios las pesetas viven en perfecta armonía los euros, todos se entienden sin necesidad de una eurocalculadora.

Como no podía ser de otra manera, los caballos estaban presentes. Ya no hay feria en la que los equinos no hagan acto de presencia. Seguramente en ellos hay un buen negocio que en muchas ocasiones pasa desapercibido.
La feria se completó con puestos de venta ambulante en los que se podía adquirir desde unas madreñas a unas casadiellas, pasando por ajos, o como no, unas naranjas. Y es que a esta feria hubo quien la bautizó como la feria de las naranjas, pues hace años siempre estaban presentes varios puestos de venta de naranjas y los asistentes volvían a sus casas con una bolsa de esta fruta, que por aquellos años no era tan asequible.

Hoy no era día festivo, el frío era considerable, pero todo ello no restó protagonismo a este tradicional encuentro. Fue un buen día para acercarse a Tuña, los otros 364 días del año también lo son.

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