29 may 2018

El estafador que intentó sablear a Franco


Intentó estafar a Franco. ¡Cómo lo oyen! Albert von Filek, austriaco, estuvo en un tris de chulear a Franco y sus huestes. ¡Anda que no tenía valor ni nada! Esa es la historia que cuenta Ignacio Martínez de Pisón en Filek.

Filek se sacó de la manga una gasolina sintética. No tiene desperdicio. La fórmula de la pócima mágica consistía en “la filtración de un cincuenta por ciento de agua con un cincuenta por ciento de alcohol procedente de la fabricación de hidratados o anhidros obtenidos de vinos endebles, jugos o caldos fermentables vinícolas, ídem de melazas, ídem de remolacha, ídem de maíz, ídem de patata y por último trigo. Una vez mezclado perfectamente esto, se le agrega otra mezcla del restante porcentaje de acetona, naftalina y algodón de pólvora mediante pulverización simultánea de las dos mezclas; a continuación pasará repetidas veces por filtros convenientes”.

Lo siento, no pude resistir la tentación de dar a conocer la fórmula secreta. Es delirante. Y esto se lo tragaron los gerifaltes franquistas y el propio dictador.

Permítanme un inciso, la prensa asturiana recordó hace unos días el veinticinco aniversario del Petromocho. Para los que no lo sepan: en 1993 el gobierno socialista de Juan Luis Rodríguez-Vigil anunció a bombo y platillo una inversión multimillonaria para construir una refinería de petróleo cerca del puerto de El Musel, en Gijón. La financiación correría a cargo del Saudi International Bank, eso sí, el gobierno asturiano tendría que aportar una jugosa subvención. El intermediario de esta operación fue el francés Maurice Jean Lauze, antiguo miembro de la Organización del Ejército Secreto francés (OAS).

Rodríguez-Vigil dimitió. En unas declaraciones que hizo el pasado 16 de marzo dijo: “Hice lo que debía; no me arrepiento”. No se puede ser más soberbio.

Filek y Lauze almas gemelas.

Vuelvo a Filek.

No se trata de una novela histórica, tampoco es un libro de historia. Filek es producto de un trabajo riguroso de investigación en archivos, bibliotecas, hemerotecas, etc. en el que Martínez de Pisón empleó cuatros años y otro más en su redacción. Es una narración que en ocasiones parece una novela, pero no lo es. El autor no engaña a los lectores y así cuando sus investigaciones no han dado frutos nos avisa y ofrece conjeturas plausibles con el fin de intentar aclarar algunos puntos oscuros.

El libro tiene al final notas, agradecimientos a quienes han contribuido a la investigación – lo cual es muy normal en el mundo anglosajón pero no por estos lares-, consta también de una bibliografía y un índice onomástico.

Albert von Filek fue un delincuente, un estafador que se aprovechó de la ingenuidad y la avaricia de las personas además de un sobrado. Su petulancia le complicó tanto la  existencia que acabó con sus huesos en la cárcel.

Filek vivió en España entre 1931 y 1946 y Martínez de Pisón hace un recorrido por ese momento histórico. La tragedia y las miserias españolas de la época están muy presentes. Las dos guerras mundiales tienen también su espacio.

El libro narra una historia de la que solo conocía el intento de burlar al dictador y me gustó, pero esto no es nuevo, me gusta como escribe Ignacio Martínez de Pisón. Me siento bastante identificado con este escritor y ya se sabe, a uno le gusta lo que conoce y lo que le reafirma. Se lee muy agustito y a la par se puede dar un repaso histórico.

Ya saben, lo tienen disponible en su biblioteca pública o librería preferida.

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24 may 2018

Presupuestos injustos y discriminatorios

Hablan de solidaridad, de justicia distributiva, de redistribución equitativa, de amparar a los más desfavorecidos… Y una mierda. No pido perdón. Repito: y una mierda.

Ahí tenemos los presupuestos generales del Estado para 2018 que demuestran que son insolidarios, injustos, parciales y dañinos para una inmensa mayoría de españoles. Así de claro.

El PNV en su línea de siempre, y como antes hizo también Convergencia y Unió, mediatizan la política española de tal forma que el resto de las comunidades autónomas salen perdiendo siempre. Y a pesar de todo siempre están llorando. ¿Qué tendrán qué decir los extremeños? ¿Qué tendremos qué decir los asturianos? ¿Qué tendrán qué decir…?

No es de ahora, los presupuestos se negocian por intereses políticos, por necesidad política de quien gobierna, no por el bien de los ciudadanos en general.

Dirán que con estos presupuestos se mejorarán las pensiones, el salario de los funcionarios, los policías locales se podrán jubilar antes – yo también quiero –, que habrá más dinero para luchar contra la violencia machista y... Se quedarán contentos. Pues allá ellos.

Votaron a favor Ciudadanos, PNV, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias, Coalición Canaria y Nueva Canarias.

Ciudadanos en su línea.

Unión del Pueblo Navarro, franquicia del PP en Navarra, exigió que los presos etarras no se acercasen al País Vasco.

Los canarios están exultantes ya que han logrado un descuento en los viajes en avión y barco para los residentes del 75 %. Pero no acaba ahí su ganancia. El Gobierno central aceptó el pago del cien por cien del coste del transporte de mercancías entre Canarias, con la península y la Unión Europea, que incluya el retorno vacío y tenga carácter retroactivo a 1 de enero de 2016. Aún hay más. El transporte del plátano contará con ayudas de  diez millones de euros en 2018, pero además tendrá carácter retroactivo al 1 de enero de 2017 y será indefinido. Según Nueva Canarias esto supondrá un ahorro para los canarios de 400 millones de euros por año.

Foro Asturias con su apoyo garantizó el ancho europeo y los requisitos de alta velocidad entre Asturias y Madrid. Esperan que las obras finalicen en 2020. Fruto de su ardua negociación lograron 53 millones de euros más para Asturias, patria querida.

Y llegamos al Partido Nacionalista Vasco (PNV). Ya saben, los que no apoyarían los presupuestos mientras estuviese en vigor el 155. Ah, pero ellos saben de buena tinta que eso va a durar poco y además por “responsabilidad” y “poniendo los intereses de la ciudadanía de Euskadi por encima de los del Partido Nacionalista Vasco” cambiaron de opinión y dijeron a Rajoy que sí, que muy bien, que los aprobaban. Y los aprobaron.

Lo hicieron pensando en toda España. Además del fin inminente del 155 basan su bandazo en evitar “el abismo a la situación política española y catalana”,  y en que no quieren “perder la capacidad de influir a favor de una solución dialogada para Cataluña”. Estoy emocionado, más aún lo deben de estar los catalanes. Su último razonamiento es para “hacer valer el compromiso con la Agenda Vasca y con el desarrollo y modernización de Euskadi”.

Hay que retroceder un poco en el tiempo, no mucho.

En enero de 2017, según informó el periódico Deia, el lehendakari Urkullu remitió una carta al presidente Rajoy en la que realizaba doce demandas de la denominada “agenda vasca”.

En esa carta, y según Deia, el lehendakari solicitó a Mariano Rajoy que se ensanchase el autogobierno a través del pacto entre partidos vascos y el Estado. En ese pacto está metido el Partido Socialista Vasco. Tendrían que completar las transferencias pendientes que recoge el Estatuto de Gernika y poner fin a los recursos contra las leyes vascas y la aprobación de normas españolas de carácter básico que se entrometan en las competencias autonómicas.

A esto sumaban la negociación del Cupo. Eso ya está listo y ventilado. Incluía el desarme verificado y completo de ETA. Otro tema zanjado. También reclamaba Urkullu adecuar la política penitenciaria dentro del marco legal vigente. Dicho de otro modo está pidiendo el acercamiento de los presos de ETA.

Reclamaba el lehendakari, según Deia, el impulso al acero vasco, reforzar la construcción naval, revitalizar los aeropuertos, tratar los problemas del sector pesquero y poner fin al retraso en las obras del AVE, además de soterrar el tren en las tres capitales vascas. Ahora me acuerdo de Murcia.

Aún tenemos que rememorar lo que el PNV logró en 2017. Reclamaba 1600 millones de euros por el Cupo Vasco, se quedaron en 1400 millones. ¡Qué pena! Eso sí, firmaron un cupo, para un lustro, de 956 millones de euros, 540 menos que en 2016. ¡Les tocó la lotería! Les recuerdo que el Cupo es la cantidad que el País Vasco tiene que pagar cada año al Estado por los servicios que este presta en su territorio por las competencias no transferidas.

Consiguieron, en 2017, una reducción de la tarifa eléctrica para sus grandes empresas y una inyección de 3380 millones de euros para la alta velocidad.

Cómo aún no era bastante el Partido Popular se abstuvo en Euskadi para que el PNV aprobara sus presupuestos.

Ayer el PNV votó favorablemente los  presupuestos del Partido Popular devolviendo los favores recibidos, los que van a recibir y los que recibirán más adelante. Ese apoyo se traduce en 540 millones de euros más para Euskadi,  e insisten en impulsar el tren de alta velocidad y otras infraestructuras estratégicas además de lograr “una tarifa eléctrica justa para las industrias vascas” y fomentar “numerosas iniciativas en los ámbitos de I+D+i, la cultura y el medio ambiente”.

Tanto del tren de alta velocidad como del precio de las tarifas eléctricas para la industria sabemos mucho en Asturias.

Todo va cuadrando. Ven, así se explica, entre otras cosas, que Euskadi sea una de las zonas más ricas de España. Tienen un trato privilegiado, por razones estrictamente políticas, que es claramente perjudicial para el resto.

El Partido Popular traga con todo con tal de mantenerse en el poder. El PNV se aprovechó del PSOE, ahora del PP. No son mejores que los demás, sencillamente exprimen a los gobiernos estatales cuando se encuentran en minoría.

Miren, no me jodan – no pido perdón – en Asturias tardamos más de veinte años en tener una autovía que nos comunicase con Galicia y Santander. No tenemos tren de alta velocidad. Las comunicaciones con la meseta tardaron años y paños en finalizarse y solo hay que ver el estado de la autovía entre León y Benavente que nos comunica con Madrid. Solo tienen que ojear los periódicos asturianos para toparse con las protestas empresariales por el precio de las tarifas eléctricas. El aeropuerto de Asturias tiene los precios más altos de España en sus comunicaciones con Madrid -los vuelos han sobrepasado los seiscientos (600) euros en muchas ocasiones-. Hablar del puerto de El Musel es para echarse a llorar. De los problemas producto del envejecimiento y la despoblación en Asturias ni mentarlos. ¿Quieren que siga?

No me toquen los cojones – no pido perdón – que no me venga la derecha nacionalista vasca y catalana quejándose y llorando de lo injustos que somos con ellos. No me venga el Partido Popular a vender la moto y el PSOE está mejor calladín.

Estoy harto del trato que recibimos en Asturias, pueden preguntar también en Extremadura y otras comunidades. Un viaje por nuestra España y nos daremos de bruces con la discriminación.

Ah, y no me toquen las narices con los subsidios, las pensiones, prejubilaciones o similares. No me entren en la guerra de agravios. Repito, dense una vuelta por España.

No me fastidien y dejen de hablar de solidaridad, equidad o redistribución.

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22 may 2018

Vale todo

La defensa de las convicciones no tiene que llevar aparejado una fidelidad absoluta y eterna a ninguna idea o persona. Podemos matizar nuestras certezas e incluso tirarlas por la borda si ya no nos sirven. En política también.

Hay quienes aguantan lo que les echen. No les importan los virajes de 180 grados, las mentiras o lo corruptos que sean “los suyos”, ellos están ahí para defenderlos. No ejercen la crítica ni en privado ni en público. Callan, aplauden y a cambio esperan recibir una dádiva. En política sobre todo.

La estructura piramidal de los partidos no deja margen para las discrepancias. A los que disienten demasiado solo les queda la opción de irse, entonces se convierten en unos traidores apestados. En política es así.

Pues vale, lo tomas o lo dejas. A nadie se obliga. Sin cohesión no hay partidos políticos. Guste o no.

Otra cosa son los comportamientos políticos de los ciudadanos. La política abduce a las masas. No se apuren, no voy a hablar de filosofía ni mucho menos de psicología de masas, faltaría más.

La realidad del país, si lo prefieren de España, indica que fuerzas incomprensibles, al menos para mí, están fagocitando la poca capacidad crítica que teníamos. No voy a hablarles de Puigdemont, Torra y compañía que podrían escribir una enciclopedia explicándolo. Ni tan siquiera de Iglesias-Montero y Monedero que nos pueden dar una visión más moderna. Tampoco de Sánchez que podría adentrarnos en un mundo esotérico con resucitación incluida y menos aún de Rivera que nos podría ilustrar sobre Marta Sánchez. Me quedo, me voy a quedar –póngale ritmo- con Rajoy y el Partido Popular.

Lo del Partido Popular pasará a los libros de politología. Nunca ninguna democracia ha soportado tanto. Creo que ya hemos sobrepasado con creces a la Italia de la omertà y nos hemos pasado a la vox populi española. Allí, en Italia, opera la Cosa Nosta, aquí la sua cosa. En política vale todo.

Tienen un sentido patrimonialista de las instituciones y los poderes públicos. Su acendrado individualismo les lleva a fusionar lo público y lo privado con un objetivo que está muy alejado del interés general. La res publica es la herramienta necesaria para medrar individualmente, de ahí que cuando están en la oposición se aletarguen.

Hoy nos cuentan que Eduardo Zaplana ha sido detenido por blanqueo de capitales y por delito fiscal. Les recuerdo que Zaplana fue alcalde de Benidorm, presidente de la Generalitat Valenciana, ministro de Trabajo y Asuntos Sociales con Azanar, portavoz del Gobierno y portavoz en el Congreso de los Diputados. Ahí es nada. 

Y por si esto fuera poco Enrique Fernández de Moya, secretario de Estado de Hacienda ha sido citado como investigado por posibles delitos de prevaricación administrativa continuada, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos continuado y cohecho y tráfico de influencias durante su etapa como alcalde de Jaén.

Las encuestas les siguen otorgando millones de votos lo que dota al PP de unos poderes indescifrables.

Aún veremos más. No importa, vale todo. Joder, qué tragedia más esperpéntica.

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20 may 2018

Alias Grace ¿una criada asesina?


Si buscan Alias Grace en Google les saldrán casi cuatro millones de resultados. Las primeras páginas, como comprenderán no las he comprobado todas, hacen referencia a la miniserie televisiva, seis capítulos, que lleva ese nombre y que está coproducida por la cadena canadiense CBC Televisión y Netflix. Debe estar arrasando.

No pienso hablarles de ella, no la he visto, lo haré del libro sobre el que descansa la serie: Alias Grace de Margaret Atwood, traducida por María Antonia Menini Pagès. La novela se publicó por primera vez en 1996 y en octubre pasado la editó Salamandra.

La historia se desarrolla en la época victoriana, que aunque hace referencia a la historia del Reino Unido y a la etapa del largo reinado de Victoria I, con posterioridad ese término se extendió para explicar las sociedades anglosajonas a partir de la década de los cuarenta del siglo XIX. La industrialización, la emigración, la Guerra de Secesión están presentes en la novela, al igual que lo está el falso moralismo, los prejuicios o el machismo. Es un reflejo de la vida canadiense y estadounidense de ese momento.

La novela “es una obra imaginaria pero basada en la realidad”: un asesinato ocurrido en Canadá en 1843. Grace Marks es la protagonista, y se supone que coautora, o cuando menos cómplice, de James McDermott que asesinó a Nancy Montgomery y Thomas Kinnear. Grace tenía dieciséis años cuando se produjo el crimen.

Partiendo de ese homicidio se va reconstruyendo la historia a lo largo de 515 páginas. La narradora principal, que no la única, es la propia Grace. El intermediario necesario en este proceso de recuperación de la memoria de los acontecimientos es el doctor Simón Jordan que está iniciando su carrera como psiquiatra, una psiquiatría que está en sus fases iniciales.

El doctor Jordan es un hombre con ansias por destacar, con una madre posesiva que intenta condicionar su vida y que a su pesar sí que tienen mucha influencia sobre él.  El personaje va mostrando, cada vez más, su esencia timorata y sin carácter. Llega a comportarse como un cobarde incapaz de enfrentarse a las consecuencias de sus actos. Su relación con las mujeres deja bastante que desear. Los miedos le asaltan. No es capaz de comprometerse aunque su mente es un hervidero de deseos sexuales.

La prostitución surge a lo largo de la novela como la única alternativa para muchas mujeres cuando ya no son ni aceptadas como criadas.

Alias Grace está tan bien escrito que parece una novela del XIX. Según se avanza en ella te va enganchando más, es adictiva. Es un dramón. A la pobre Grace le pasa de todo, no es un personaje de Dickens pero se le parece. No falta la crítica social ni el feminismo o el tema de los derechos humanos tan queridos por Margaret Atwood.

Los personajes no me dejaron indiferente, fui tomando partido en todo momento. La verdad es que hay poco que salvar, el constreñimiento victoriano genera pocos afectos. Religiosos, buscavidas, matasanos, machistas forman la fauna masculina; las mujeres no cuentan en esa sociedad y llevan la peor parte.

La mente, los sueños, la locura y su incipiente estudio es uno de los hilos que tejen la historia. El mesmerismo – Mesmer, médico alemán, creía que había energías invisibles que se movían entre los seres vivos, el llamado magnetismo animal o mesmerismo -, la falsa hipnosis, los prejuicios, el desconocimiento del cerebro humano, la religión se entremezclan para dar una idea del desconcierto científico de aquellos años. La mente  sigue siendo una gran desconocida y sus trastornos nos asustan.

La narración te conduce a un final esperado pero en el que quedan muchas dudas. ¿Grace Marks es culpable o no? ¿Es tan inocente cómo parece? Pues no se lo pienso decir. Tendrán que leer el libro y lo podrán averiguar ¿o no?

Ya sé que no se estila el leer libros más de doscientas o trescientas páginas, que no les asusten las más de quinientas de Alias Grace. Intercala varios narradores, poesías, cartas, tiene de todo un poco. Es un buen libro. Me gustó y aunque no se deba decir yo lo digo: es entretenido. ¡Mira tú! ¡Qué herejía! ¡Catalogar los libros por ser entretenidos o no!

Margaret Atwood escribe muy bien y creo que hay que conocerla. No me hagan ni puñetero caso: léanlo. Lo tendrán disponible en su biblioteca pública o librería preferida.

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16 may 2018

El despoblamiento, ¿un proceso imparable?

Publicado en La Nueva España el 16 de mayo de 2018

La realidad demográfica del mundo rural no es resultado de los últimos años. El abandono de los pueblos se inicia en España, y en Asturias, a finales del siglo XIX. Ese proceso de despoblamiento se acelera a mediados del pasado siglo y aún continúa.

Para comprender lo que ha pasado en esta España vacía, término que puso de moda Sergio del Molino, habría que dar un salto atrás. De forma muy sencilla, tendríamos que situarnos en la década de los cincuenta, cuando se rompe el aislamiento del régimen franquista.

En 1953 se firmaron los Pactos de Madrid entre Estados Unidos y España. A cambio de las cuatro bases militares norteamericanas se recibieron créditos destinados a la compra de productos alimenticios, algodón o carbón, todos ellos norteamericanos, desde luego. También se adquirió armamento militar, estadounidense, faltaría más, con otros créditos.

Ese mismo año, 1953, se firmó el Concordato con la Iglesia Católica. Y no podemos olvidar la Guerra fría.

Esos factores contribuyeron a abrir el país al resto del mundo e hicieron posible la puesta en marcha del Plan de Estabilización en 1959. Ese plan, dirigido por los tecnócratas del Opus Dei, posibilitó el crecimiento económico de España en la década de los sesenta. Será a partir de ese momento cuando se produzca la gran desbandada y la población rural disminuya de forma constante.

El desarrollo económico se concentró en la periferia, en el norte y  costa mediterránea, el centro peninsular era y sigue siendo un desierto, exceptuando algunas ciudades, entre ellas Madrid. Asturias, Cataluña, País Vasco o Valencia absorbieron gran parte de esa migración.

Se necesitaba mucha mano de obra y el régimen franquista ensalzó las virtudes de la vida urbana. El cine de la época contribuyó de manera notable a encomiar la ciudad, anónima, llena de glamour y diversión. Imposible competir con eso.

La economía estaba cambiando y con ella la mentalidad de los ciudadanos. Se produjeron cambios radicales en la familia. Se pasó de una familia numerosa y múltiple a una reducida y de un solo núcleo. En el mundo rural la familia era una unidad de producción, en la nueva sociedad urbana una unidad de consumo. Un cambio con enormes consecuencias sociales, económicas y políticas.

Pero llegó un momento en que la industria española no tuvo capacidad para absorber más mano de obra y ahí se inició la emigración al resto de Europa, especialmente Alemania, Francia y Suiza.

El franquismo seguía con la suerte de cara. Las tensiones sociales se disiparon al tiempo que los emigrantes se convirtieron en suministradores de divisas. El turismo también alivió la paupérrima economía y sirvió de estímulo a un crecimiento urbanístico salvaje.

Llegó la democracia, por extinción física del dictador, y la entrada en la Unión Europea, con pase obligado por la OTAN, supuso adentrarse en eso que se ha denominado sociedad del bienestar. Ese estado del bienestar, junto con el proceso de concentración urbana, reforzó la tendencia migratoria en toda Europa.

Y llegó la crisis, la que estamos sufriendo, y el despoblamiento continúa y nos parece imparable. ¿Lo es?

Las zonas rurales, los pueblos, cuentan con menos servicios públicos, menos infraestructuras, menos de todo. Las grandes inversiones públicas se realizan en las zonas más pobladas donde se obtiene mayor rendimiento político.

Hay más hombres que mujeres, es una población envejecida y muchos jóvenes migran, lo que lleva a las zonas rurales a tener un crecimiento vegetativo negativo, más defunciones que nacimientos. Los demógrafos introducen otros factores que inciden negativamente como son el control de la natalidad, el acceso de las mujeres al mercado laboral o que tienen hijos a edades más avanzadas…

¿Existen soluciones? Desde luego, al menos para parar la sangría e incluso recuperar algo de población.

Hay que dotar a las comarcas de unos servicios públicos mínimos de calidad. No se puede permitir el deterioro de los existentes o vivir con el temor de que desaparezcan. Se ha de promover una tercerización, nos guste o no, de la economía rural mediante la diversificación, en la que hay que tener en cuenta, y mucho, las telecomunicaciones. Es necesario incentivar la iniciativa privada de forma rotunda puesto que sin ella es inviable el futuro, pero para ello es imprescindible contar con unas infraestructuras adecuadas.

Hay quienes abogan por el apoyo a la natalidad, teniendo en cuenta circunstancias como la situación laboral, la calidad de los servicios públicos o el precio de la vivienda. Otros quieren además desgravaciones fiscales y ofrecer ciertas garantías a las familias numerosas como son el acceso a la educación, sanidad y vivienda en condiciones más beneficiosas.

Crear un marco laboral estable e incrementar la incorporación de las mujeres al trabajo fuera de casa son elementos que influyen directamente en la revitalización de los pueblos. Las mujeres jóvenes tienen un papel crucial y es necesario acabar con las discriminaciones económicas y sociológicas.

En otros países vivir en los pueblos tiene más consideración social que en España. Se promueven los mercados y productos locales, no se penalizan. Se valora la producción ecológica o artesanal, y se paga por ello. Diversifican y potencian lo que les diferencia.

Los profesores Luis Antonio Sáez, María Isabel Ayuda y Vicente Pinilla publicaron,  en 2001, un artículo sobre despoblación en el que afirmaban “que la equidad es fundamental ante las políticas de despoblación. Esa equidad debe de inspirar el trato discriminatorio favorable a quienes se encuentren en peor situación” y añaden que “junto con la pretensión de alcanzar una oferta productiva diversificada y eficiente con empresas más innovadoras, ha de incorporarse la perspectiva de la demanda, en la que la calidad de vida que perciban los ciudadanos es el elemento clave”. Totalmente de acuerdo.

Mis profesores de Geografía de la Universidad de Oviedo ya hablaban en la década de los 80 de envejecimiento y despoblación en España y sus consecuencias. Países como Francia empezaron a atajar el problema en la década de los 60 del siglo pasado.

Como ejemplo de despoblamiento, en las últimas décadas, podemos fijarnos en el suroccidente asturiano: en 1981 el número de habitantes era de 48729; en 2001 descendió a 35748 y en 2017 bajó hasta los 26729.

Si observamos los datos del concejo de Tineo comprobamos que sigue la misma tónica: en 1970 había 18184 habitantes; en 1980 ascendió a 20076 (térmica de Soto de la Barca y minería en pleno apogeo); en 1990 desciende a 14927; en 2001 prosigue la caída y se llega a 12797 y en la actualidad hay 9575 habitantes, de los cuales 3425 viven en la capital del concejo. (Fuente: SADEI).

Para terminar, quisiera hacer referencia al Plan Especial para el Suroccidente.

La verdad es que no entiendo muy bien eso de especial. Se trata de un plan de obras y servicios de aquí al 2025. La inversión que van a realizar es de algo más de 250 millones a repartir entre los concejos de Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Ibias y Tineo. Incluyen carreteras, saneamientos, arreglos de escuelas… ¿Qué pensaban hacer entonces? Miren, si es que han metido en ese plan especial el nivel C1 de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas de Cangas del Narcea.

Son 376 páginas en las que se recogen datos estadísticos, realizan un análisis DAFO (se aplicaba inicialmente a las empresas para determinar sus fortalezas y debilidades),  y con posterioridad pasan a las estrategias de intervención. Se trata de una sistematización de lo conocido.

El tema da para mucho y hay expertos que lo conocen en profundidad, otra cosa es la inexistente  iniciativa política para frenar la despoblación. No es una opinión, es una constatación de la realidad en la que vivo. Desde 1978 no se han llevado a cabo políticas activas encaminadas a dotar al mundo rural de los elementos necesarios para ofrecer a los ciudadanos un marco adecuado en el cuál vivir. ¿Qué ha pasado con los programas de desarrollo rural de todo tipo? No podemos decir que hayan cumplido sus objetivos. ¿Cómo es posible que el suroccidente asturiano siga en retroceso? ¿Qué se hizo por el mundo rural en España? Poco, muy poco.

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8 may 2018

La investigación inquietante


Intranquilos, exhaustos, ¿han vuelto así a la consciencia alguna vez? ¿Nunca se han despertado de esa manera? ¿Todo es soñar dentro de un sueño? ¿Somos meros títeres en una ficción? ¡Quién sabe! Pues en ese terreno se mueve La investigación de Philippe Claudel.

No se investiga nada. ¡Qué digo! Se investiga todo. Es un acto de introspección personal y social en una realidad deformada, o no tanto. Es fábula onírica. ¿Existe eso? Desasosiega. Nos introduce un mundo gris, cerrado sobre sí mismo pero al tiempo muy humano. Tan humano como los sueños.

Como dice Claudel “A menudo tratamos de comprender lo que se nos escapa con los términos y conceptos que nos son propios. Desde que se distinguió del resto de las especies, el hombre no ha dejado de medir el universo y las leyes que lo rigen con la vara de su mente y las imágenes creadas por ella, sin percatarse de las limitaciones de su enfoque”. Pues ni más ni menos en ese berenjenal te puedes meter al leer La investigación.

El Investigador, así se denomina al protagonista, intenta desentrañar las causas de los suicidios producidos en una gran empresa, algo que se le complica hasta el paroxismo. La Empresa lo puede todo, lo absorbe todo: “Además, en el mundo actual se habían convertido [las empresas] en una especie de nebulosas a las que se añadían filiales como si fueran satélites; las deslocalizaban, las relocalizaban, creaban ramificaciones, arborescencias lejanas y raicillas, y enmarañaban las participaciones, los activos y los consejos de administración en tramas tan enrevesadas que no había manera de saber quién era quién y qué hacía cada cual”.

El Investigador se ve inmerso en “una pesadilla que parecía no terminar y de un realismo diabólicamente refinado, complejo y retorcido, sí, pero pesadilla, al fin y al cabo”. Y eso que “la vida real, que siempre le había parecido una sucesión monótona y agradablemente aburrida de repeticiones, mostraba quizá, bajo cierta luz o en determinadas condiciones, aspectos insospechados, angustiosos, incluso trágicos”.

Los personajes carecen de nombre, que no de identidad. Cada uno es lo que es por lo que hace. Se podría decir que son seres en esencia, despojados de algo tan individualizador  como es el nombre. En palabras del Psicólogo, que es Psicóloga, el Investigador “ve a la gente y al mundo como un sistema impersonal y asexuado de oficios, de engranajes, un gran mecanismo sin inteligencia en el que esos engranajes intervienen e interactúan con el único fin de hacerlo funcionar”. Ese es el mundo que describe Philippe Claudel. Tal vez el propio autor tiene algo, o mucho, de investigador.

¿Puede definirse cómo una novela existencialista? Tal vez: “Mucho más allá del hambre y la sed, mucho más allá del tiempo, cuyo paso ya no conseguía medir, cada vez más consciente de su relatividad demostrada, mucho más allá de las puras cuestiones de identidad –¿quién era en realidad?-, el Investigador palpaba poco a poco el vacío en el que flotaba y del que estaba hecho. ¿No se había convertido él mismo en una materia enfrentada a una antimateria en expansión? ¿No avanzaba –despacio o a toda velocidad, eso era lo de menos- hacia el agujero negro que iba a tragárselo?”.

¿La investigación puede verse como una crítica social? Pues también: “El Investigador, que siempre se había creído único, empezaba a comprender la enormidad de su error, y eso le aterrorizaba”. El protagonista asume que “escapar de la inercia de la Multitud, salir de la masas, volver a ser un individuo aislado, único” es imposible.

Las rutinas aprehendidas o impuestas pueden conducirnos a comportamientos muy humanos y poco deseables: “Lo curioso es comprobar que la desgracia es un peso que acaba haciéndose bastante liviano a medida que se agrava o se extiende. Ver morir a un hombre es muy desagradable. Casi insoportable. Ver u oír morir a millones diluye el horror y la compasión. Uno pronto se da cuenta de que ya apenas siente nada. La emoción está reñida con la cantidad”.

El desenlace sorprende. Todo se reduce a un ¡clic! y después nada. ¿O sí? Nada.

La novela oprime a la vez que te expande el pensamiento. Se lee con detenimiento e inquietud. Sí, me gustó. ¿La recomiendo? Sí. No va a ser un best seller.

Oigan, no me hagan ni caso. Léanla. La tendrán disponible en su biblioteca pública o librería preferida.

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6 may 2018

Sentimiento de culpabilidad en Vengaré tu muerte


Una exdetective privado, ¿o será privada?, Elena Martínez Castiñeiras, cuenta en primera persona que se siente “culpable de haber contribuido a que se condenara a dos personas por un crimen que no habían cometido. Mediante estas páginas quiero tratar de demostrar que el tribunal se equivocó al tomar en consideración las pruebas que yo aporté”. Ya conocen el tema de la novela de Carme Riera Vengaré tu muerte.

Lo que era una simple investigación sobre la desaparición de un empresario catalán se convierte en algo más peligroso y sórdido. Las investigaciones conducen a Elena a un mundo de perversión tan depravada y abyecta, tan real, que me resultó repulsiva su sola mención. Me dan escalofríos de pensarlo. Aunque hay más tramas delictivas mezcladas.

La novela recoge aspectos de la vida cotidiana barcelonesa, que ya sabemos que es decir catalana como algunos han sostenido. Los okupas o el bilingüismo están presentes.

La protagonista, castellanoparlante, cuenta con un grupo de amigos muy fieles, algunos con derecho a roce. Entiende y habla catalán pero se le nota la falta de pedigrí autóctono. Para las dudas lingüísticas y apuros de todo tipo tiene a su mejor amigo Jaume.

Entre sus firmes apoyos se encuentra un matrimonio, de origen gallego como la madre de Elena, que refleja ese ecosistema de tan variada procedencia que es Cataluña. Rafael Calvo, que así se llama él, es un expolicía franquista con el que puede contar siempre. El cariño ante todo. Por cierto, el padre de la detective fue “guardia civil, como el de Carod”. Oigan, ¿se referirá a Josep-Lluís Carod-Rovira? Ya saben, el que fuera presidente de Esquerra Republica de Catalunya y vicepresidente del Gobierno de Cataluña. Pues tal vez. Al parecer, a Carod no le gustaba hablar de ello, su padre, según contaron en la revista interviú, había sido también guardia civil y falangista.

Basta. Ya está bien. No va de nacionalismo, está presente sutilmente, pero nada más.

La detective es una mujer independiente, con las ideas claras. Vive acompañada de Jimmy, que será crucial en el desarrollo de la historia.

Alto. Estoy contando demasiado.

Las 277 páginas vuelan. Te atrapa. Quieres llegar al final, que creo algo precipitado. Me hubiesen gustado unas páginas más en la resolución del caso, o más bien casos.

¡Venga ya! Ahora me pongo a decirle a la autora como escribir su novela. No tengo perdón. Aunque bien pensado “No he contado que para escribir este libro me matriculé en un taller de escritura durante unos meses…” confiesa Elena. Nada, estoy perdonado por mi osadía.

Me parece que tiene todos los ingredientes para gustar a mucha gente. Pero ya saben, léanla. La podrán encontrar en su biblioteca pública o librería preferida.

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5 may 2018

Una sentencia incomprensible

Publicado en La Nueva España el 5 de mayo de 2018

La denominada sentencia de La Manada está provocando protestas muy importantes y también discrepancias en la sociedad y en el mundo judicial. Los sentimientos se desbordan y en un tema tan serio creo que debemos realizar esfuerzos por racionalizar lo sucedido.

Tengo mi opinión. No estuve allí. No vi los videos. No escuché las declaraciones. No soy licenciado en derecho. He leído la sentencia, con más detenimiento algunas partes y más rápido los argumentos jurídicos. No todo lo comprendí en su plenitud, pero sí me hago una composición bastante cabal de lo allí manifestado. Creo que fue una agresión sexual.

El tribunal estuvo constituido por tres magistrados. La sentencia se recoge en 371 páginas y consta de dos partes: una condenatoria, que es la mayoritaria, que va hasta la página 133 y la segunda, que pide la absolución con un voto particular, que llega hasta el final.

Desde mi perspectiva, como profano en la materia, hay bastantes cosas que me chocan.

A los cinco acusados los condenan por abuso sexual con prevalimiento. Esto del prevalimiento quiere decir que se han valido o servido de algo para ventaja o provecho propio.

Se me podrá decir que no comprendo el funcionamiento de las leyes, cierto, pero también es cierto que los jueces tienen la capacidad, y así lo hacen, de interpretar esas leyes. En este caso han considerado que hay delito y se han decantado por la pena más leve.
Lo explican: “no apreciamos que exista intimidación a los efectos de integrar el tipo de agresión sexual”.

Miren, no lo entiendo. Sí, ya sé que no soy capaz de discernir en su integridad los procedimientos judiciales, pero hay muchas cosas que me resultan difíciles de asimilar como cuando estos magistrados dicen: “Estimamos que los procesados conformaron de modo voluntario una situación de preeminencia sobre la denunciante, objetivamente apreciable, que les generó una posición privilegiada sobre ella, aprovechando su superioridad así generada, para abusar sexualmente de la denunciante quien de esta forma no prestó su consentimiento libremente, sino viciado, coaccionado o presionada por tal situación”.

¿Esto no es violación? Me resulta difícil de asimilar.

Los magistrados José Francisco Cobo Sáenz y Raquel Fernandino Nosti afirman que “las acusaciones no han probado el empleo de un medio físico para doblegar la voluntad de la denunciante, que con arreglo a la doctrina jurisprudencial implica una agresión real más o menos violenta, o por medio de golpes, empujones, desgarros; es decir, fuerza eficaz y suficiente para vencer la volunta de la denunciante y obligarle a realizar actos de naturaleza sexual, integrado de este modo la violencia como elemento normativo del tipo de agresión”.

En este caso son cinco hombres y una mujer. Cinco hombres que quieren “follar”. Cinco hombres que introducen a una mujer en un portal. Dicen que al no haber lesiones no hay violencia. ¿La intimidación no es una forma de violencia más sutil? ¿No la aprecian?

La sentencia describe detalladamente los videos grabados por los ya condenados. Resulta repulsivo. Se puede leer vía Internet sin ningún problema.

Según estos dos magistrados “la situación que según apreciamos describen los videos y fotos examinadas, nada tiene que ver, con un contexto en que la denunciante estuviera activa, participativa, sonriente y disfrutando de las prácticas sexuales, según mantienen los procesados”.

¿Pero de verdad no es violación?

El voto particular del magistrado Ricardo Javier González González no tiene desperdicio. Eso sí, el mismo reconoce que “soy consciente a este respecto de la extensión inusual que va a alcanzar este voto particular…”

Habla de juicio paralelo y pide una sentencia de presunción de inocencia. Piensa este magistrado que la sentencia mayoritaria “ha tratado las pruebas de cargo especialmente la principal (la testifical de la denunciante), de una forma tan obsequiosa y complaciente que no puedo compartir…”.

El magistrado Ricardo Javier González no ve lo mismo que sus compañeros de tribunal: “No aprecio en los videos cosa distinta a una cruda y desinhibida relación sexual, mantenida entre cinco varones y una mujer, en un entorno sórdido, cutre e inhóspito y en que ninguno de ellos (tampoco la mujer) muestra el más mínimo signo de pudor…”.  Refiriéndose a la mujer manifiesta que “lo que me sugieren sus gestos, expresiones y los sonidos que emite es excitación sexual”.

El magistrado Ricardo Javier González considera que los informes psicológicos de la denunciante presentan contradicciones, por el contrario, “el pericial de las defensas resulta… firme, razonado, fundado y conforme con los resultados en los que el mismo se apoya”.

Dice más, mucho más, este magistrado: “La denunciante fue capaz de mantener su actividad en las redes sociales, de salir con sus amigos y de disfrutar de vacaciones…” Y continuando por esta senda el magistrado pone de manifiesto que “pudo ser el temor de que las imágenes grabadas pudieran ser difundidas lo que, tal vez, alentó de algún modo la denuncia”. Ahora la senda se vuelve fangosa: “Que la relación resultara insatisfactoria y emocionalmente traumática”. Y llegamos a un lodazal: “La propia denunciante está reclamando para sí la cantidad de 250.000 €, una suma absolutamente desorbitada”.

Me despisté. ¿Esa mujer no era la denunciante? ¿Cuándo pasó a acusada?

Al magistrado Ricardo Javier González no le resultan tampoco convincentes ni las explicaciones de los testigos ni las de la policía.

Para el magistrado Ricardo Javier González se ha producido “una (permítaseme la expresión) [el paréntesis es del magistrado] “reinvención” del caso, que ha pasado a ser de un posible delito de agresión sexual a otro por abusos con prevalimiento, con la necesidad, para luego efectuar su correspondiente calificación jurídica…” Cree “que la decisión mayoritaria de la Sala… no ha respetado el principio acusatorio y esa imparcialidad que se nos demanda…” “Se trata,  por tanto, desde mi punto de vista [dice el magistrado Ricardo Javier González], de una condena “sorpresiva”, que, en mi opinión, vulnera las exigencias de un juicio justo”.

No tengo ni idea si la legislación es adecuada o hay que modificarla. No sé si alguien debe aclarar la sentencia y el voto particular. Ahora quedan los recursos e imagino que al final será el Tribunal Supremo quien tenga la última palabra. Todo eso queda para legisladores y poder judicial.

La sentencia me sorprende, el voto particular me perturba y creo que humilla a esta mujer. Carece de cualquier atisbo de sensibilidad, que no será un término jurídico pero sí humano.

Somos una sociedad machista. Las mujeres son discriminadas, muchas son maltratadas o agredidas sexualmente y otras  asesinadas. Esta sentencia no contribuye a convertirnos en más justos ni iguales. Comprendo la indignación de las mujeres.

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4 may 2018

Vidas de perros duros que no bailan


Enterado quedo: Los perros duros no bailan. Oigan que lo dice Arturo Pérez-Reverte y cualquiera se atreve a discutírselo. No seré yo el osado. Ese es título de su último libro. 160 páginas escritas en un mes, de verano para más señas. Así al menos lo cuentan. Demostración palpable de que conoce el oficio de escribidor de historias, a lo cual le suma el saber venderlas. ¡Y menudas envidias genera!

Doy por sentado que le gustan los perros.

Canes con estereotipos humanos son los protagonistas que se ven inmersos en una trama de amistad, valor, sangre y venganza. Nada de estereotipos, es una personificación en toda regla y a saber si una alegoría. Por ahí deben andar los tiros – que ni pintado le viene a Pérez-Reverte – ya que este recurso literario le ha servido como coartada para escribir con una libertad que de otro modo no habría tenido.

A mí no me miren, lo dijo don Arturo.

Aunque bien pensado ¿coartada para escribir con libertad? ¿Pérez-Reverte? Ná, es una boutade. A don Arturo a estas alturas le importa un pito lo que digan tirios o troyanos y las redes sociales le resbalan. Está en su línea de articulista: directo, provocador, en ocasiones un poco faltón. Nada nuevo. Hay que vender. No tengo nada que objetar.

Eso de la prosopopeya puede llevar a pequeñas contradicciones casi inevitables: “… o una guerra de ésas, con biografías de un tal Hitler – que por lo visto la lió buena hace tiempo - … En la mía no cabe cambiar de camino por un perro neonazi”. No conoce a Hitler pero sabe lo que es un neonazi.

En ese mundo canino cabe todo: “Yo, por raza y apostura, soy un perro más bien de derechas, ya sabes. Liberal-conservador…”

Sin problema, es una novela y la libertad de creación ante todo.

En esta ocasión el prototipo de personaje perezrevertiano – duro, leal, macarra, violento, terco y en ocasiones machista – es un perro mezcla de mastín español y fila brasileño, llamado Negro.

Se puede decir que don Arturo al tiempo que humaniza a los perros animaliza a los humanos. Pero cómo no hay nada perfecto, perdón don Arturo, hasta estos animales portan los pecados más humanos.

Pues nada,  un trabajo fructífero para estar escrito en el sopor de la canícula, y en treinta días. Eso sí, hay frases que aprovechando la coyuntura quedan bastante feas y me deja con las dudas de su verdadera intención. Eso lo sabrá el autor, don Arturo, y que yo no me atreveré a interpretar.

Las opiniones se forman con la lectura. Lo encontrarán en su biblioteca pública o librería preferida.

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1 may 2018

Pasajeros al tren: Próxima estación, Atenas



Próxima estación, Atenas es el título del último libro de Petros Márkaris, traducido por Montserrat Franquesa y Joaquim Gestí.

No es una novela del comisario Kostas Jaritos. Tampoco trata de trenes. Ni siquiera de viajes. Es un recorrido físico por Atenas, pero también una andadura vital.

Siguiendo la Línea 1, que forma parte de la red de metro ateniense, y que une el Pireo con Kifisia, veinticuatro estaciones, Márkaris nos hace de guía por Atenas. El metro es el vehículo que utiliza el autor para desplazarnos. Cada estación es un encuentro con la realidad al tiempo que con el pasado.

Edificios, parques, tiendas, tabernas, restaurantes o librerías van conformando ese espacio, y lugar de vida, que es Atenas. Algunos barrios tienen entidad, otros son anodinos e incluso feos, como en toda gran ciudad. Petros Márkaris nos cuenta su origen y evolución. Atenas es una ciudad de acogida y los inmigrantes no siempre fueron, y son, bien acogidos. Algo muy común en todo el mundo.

El desarrollo urbano ateniense tuvo su pilar en “una particularidad de la ley griega del suelo conocida como antiparoji o contraprestación de terrenos”. Este sistema, implantando a comienzos de los años cincuenta del siglo pasado, consistía en la cesión de un terreno a un constructor a cambio de un piso o más. Sobre ese sistema se fundamentó el “milagro económico griego” de aquellos años. Ya sabemos como acaban estos “milagros”.

Es una visión amable, cariñosa, de la ciudad en la que vive. La nostalgia recorre las páginas. Márkaris añora las viejas tabernas, los restaurantes en los que se degustaban bebidas y platos tradicionales. Extraña aquellos barrios en los que los vecinos se conocían, convivían.

Historia y política tienen su espacio, pero siempre como complemento para entender cada una de las zonas que nos describe.

No he podido evitar el paralelismo con las grandes ciudades españolas. Una ciudad como Madrid ha “sufrido” una transformación muy similar a la de Atenas. He percibido sus descripciones como algo muy cercano.

Petros Márkaris tiene un gran conocimiento de la ciudad. Se nota que la ha pateado. Ya nos lo ha demostrado con las andanzas de Jaritos. El libro puede servir como un acercamiento a la ciudad para los visitantes.  Los turistas recorremos solo una pequeña parte de la ciudad, tras la lectura de este libro podemos entender un poco más lo que hemos visto: Plaka, Monastiraki, plaza Sintagama, plaza Omonia… Me sirvió para rememorar la ciudad.

Pues nada, si les apetece leerlo lo podrán encontrar en su biblioteca pública o librería preferida.

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